Hemos perdido la capacidad de asombro

  02/05/2016

Guillermo_Ares_Opinion

Miro a mi alrededor, el cercano y el que metro a metro se va distanciando hasta una vida absolutamente ajena a la mía y sólo veo desierto, una planicie de arena gruesa sin color, sin sabor, incapaz de extraerme una mueca, ya sea de sonrisa o desprecio.

La gente que se queja, sólo se queja, quien dice hacer algo lo hace barriendo para su casa, el empresario pisotea al trabajador, el pastor cobra a prostitutas de su rebaño por otorgarles el perdón divino, el asesino idealista es ovacionado por sus seguidores, el suicida descerebrado mata inocentes porque tuvieron la mala suerte de estar en el mismo centro comercial, los políticos juran su inocencia que pocas semanas o meses después se confirma que eran culpables, los presos por asesinatos son presos políticos, los presos que cumplen condena por el robo de un par de automóviles la cumplen íntegra, los presos que roban millones de euros salen en libertad antes de cumplir siquiera la mitad de la condena.

El setenta por ciento de los nuevos empleos de nivel medio alto se consiguen gracias a contactos, en los ayuntamientos todos conocemos a alguien que se rasca el ombligo soberanamente cobrando un sueldo soberano, la educación es cada día más mediocre y escasa, el cien por cien de los países subdesarrollados o bajo regímenes dictatoriales forman la franja de países con peor nivel en las aulas.

Si el propietario de una casa le da una paliza a un asaltante que la está invadiendo para robar, con seguridad será él y no el chorizo quien se lleve la peor parte por parte de la Justicia.

Ya nadie cede el paso a las damas, es más, algunas lo consideran un acto machista y no de cortesía, del mismo modo que si una joven procura ser agradable y atenta con un hombre, inmediatamente se le pondrá la etiqueta de facilona y se le hará una proposición de cama, aunque más no sea en la calenturienta fantasía del agasajado.

Ya pocos saben multiplicar o dividir porque la calculadora está para eso, pero no todos saben usarla.

Los jóvenes no saben qué es un Scalextric, prefieren un simulador virtual con todos los circuitos del Mundo.

A velocidad de vértigo hemos ido perdiendo los valores, la ética, la moral, la estética, el pudor, la elegancia, hasta la alegría gracias a la velocidad, hasta el vocabulario se hace cada vez más corto, la escritura se convierte en antiguos jeroglíficos, todo en nombre de la rapidez, la comodidad, lo más práctico, lo menos romántico.

Lo malo, lo peor de esto tan malo, tanto más que peor, es que a nadie preocupa, no moviliza a nadie más allá de un teclado.

No asombra a nadie, porque en cincuenta años, hemos perdido la capacidad de asombrarnos, todo esto ya es normal, forma parte de nuestras vidas, una vez que uno se acostumbra... ya no duele, tal vez por eso hasta nos empiece a gustar.

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