Las claves de un buen fotoprotector

Las claves de un buen fotoprotector
  10/07/2017

 

INÉS ROIG (*)

A estas alturas todavía hay quien utiliza cremas solares con un SPF 30 o menor, y quien directamente no las usa. Los protectores solares deberían ser prescritos por profesionales que tengan en cuenta la situación personal y sanitaria del paciente, las necesidades individuales de su piel y sus gustos. Qué es lo que hay que tener en cuenta:

                1. Que sea de amplio espectro: Para estar protegido al 100% tienes que elegir fotoprotectores que hagan de escudo frente los rayos UVA, UVB, la luz visible y los infrarrojos. Todos ellos, producen fotoenvejecimiento y pueden provocar cáncer de piel. Por ejemplo, los rayos UVA, deterioran las fibras de colágeno y elastina y aceleran el envejecimiento. Los UVB se quedan en la epidermis y son los responsables de las quemaduras solares y de producir posibles cánceres de piel.

                2. Que tenga un SPF alto: Los profesionales de la salud recomiendan SPF 50. Los dermatólogos dan por hecho que un SPF 30 se traduce en un 15 sobre nuestra piel y un 50 en un 25. Por eso, no nos equivocaremos nunca si escogemos un SPF 50 +, ya que aunque nos apliquemos una cantidad insuficiente de crema, limitaremos la efectividad del SPF a 25.

                3. Que contenga antioxidantes: La protección contra los rayos UVA y UVB está muy conseguida, gracias a los filtros químicos, físicos y minerales, pero contra los infrarrojos y la luz visible es más difícil luchar. ¿Qué podemos hacer? Apostar por fórmulas que incorporen en su composición potentes antioxidantes como las vitaminas C y E, el resveratrol, el licopeno, las xantinas, el ácido ferúlico y los polifenoles del té y el café verde, que son han demostrado una potente actividad antirradicales libres.

                4. A prueba de granos: Un clásico en verano son los granitos derivados del fotoprotector. Los fotoprotectores convencionales contienen filtros que bloquean los poros de la piel para evitar que los rayos solares los dañen, pero esto hace que la dermis no respire bien y puedan salir granos. Por suerte, ya hay fórmulas a prueba de granos y brillos, no comedogénicas y de acabado “toque seco”. Son las que mezclan filtros minerales con polvos matificantes y difusores que reflejan la luz e ingredientes capaces de regular la producción de sebo y sudor, y ofrecer una sensación de piel limpia durante ocho horas.

                5. Que sea fotoestable: Uno de los principales mandamientos de la protección solar es la reaplicación después de los baños o como máximo cada dos horas. ¿Por qué? Aunque un protector solar tiene que tener la capacidad de no degradar ni variar la estructura química de sus filtros ante la exposición al sol o el paso de las horas, lo cierto es que de media duran activas en la piel hora y media.

                6. Que sea rápido y fácil de usar: Aparte de conseguir que tengan texturas ultraligeras, de absorción inmediata y acabado invisible, cada vez es más habitual encontrar formatos en spray, aerosol, espuma, loción, multiposición -con aplicador 360 º- y de difusión continua, porque son muy cómodos, llegan a cualquier zona del cuerpo y se extienden mejor. Además, son ideales si practicas actividades deportivas en el exterior.

                Eso sí, las cremas son más eficaces en el rostro porque se absorben mejor, hidratan más y compensan la sensación de sequedad cutánea.

                7. Y a prueba de arena, sudor y manchas: El roce con la arena, la ropa y el sudor reducen la efectividad de los fotoprotectores. Para lo primero, ya hay cremas solares con activos repelentes, como el polvo de poliamida, y solventes no pegajosos, que evitan que la arena se adhiera e irrite la piel.

                En cuanto a las manchas amarillas o anaranjadas que dejan las cremas solares en la ropa blanca o de color claro, también hay un Complejo de Protección Textil, que actúa como un imán atrapando los iones metálicos del agua de lavado, y previniendo que los filtros UV se adhieran a las fibras textiles.

                Otro “pero” de los solares es que suelen desaparecer con la transpiración. Algunas tecnologías, incorporan iones negativos capaces de atraer a los iones positivos del sudor. Y así, precisamente, crean un efecto repelente del agua.

(*) Farmacia Las Marinas.

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