Calzado infantil

  28/03/2014

EVA PÉREZ OLTRA (*)

Para asegurar un crecimiento y desarrollo adecuado de los pies del niño, es fundamental que el calzado se adapte al desarrollo físico y motor del mismo. Un mal uso del calzado en la infancia, origina muchos de los problemas podológicos que se arrastran hasta la edad adulta. Determinados diseños de calzados infantiles obligan al pie a adaptarse a una distribución distinta de volúmenes en el interior del calzado, lo que da lugar a compresiones en el pie. El calzado infantil debe estar fabricado con hormas establecidas tras estudios antropométricos de la población infantil, y con las características y materiales adecuados según la edad.
La elección de la talla adecuada en el calzado infantil, es una de las características más importantes, siendo necesario prever un espacio extra para el continuo crecimiento de estos pies. El pie del niño debe adaptarse al calzado en diferentes localizaciones, como son: en su parte trasera, en longitud y anchura, en el empeine y los dedos.
Algunos consejos son:
- Lo ideal para la elección de la talla correcta del pie sería medir la longitud y anchura del pie del niño.
- En el momento de la compra, el niño debe de estar presente. Desde el dedo más largo hasta la punta del calzado debe haber de 10-15mm para permitir el movimiento de los dedos. El calzado no debe ser ni demasiado pequeño ni demasiado grande.
- La suela debe ser  ligera, flexible y antideslizante. El tacón debe ser ancho, recto y con poca altura. La puntera debe ser cerrada, ancha y rígida para permitir el movimiento de los dedos. Por último, la plantilla debe ser plana, sin  ningún tipo de correcciones.
- Se debe desechar el calzado antes de que los dedos lleguen a la puntera y cuando esté deformado.
- Desde que el niño nace hasta los 3 años, hay que comprobar la talla cada 3-4 meses y posteriormente 2 veces al año.
Errores habituales:
- Hay que evitar traspasar los zapatos de un niño a otro ya que cada pie tiene una forma anatómica determinada que trasmite al calzado, con lo cual se podrían generar malformaciones por el hecho de utilizar calzado ya utilizado por otro pie a no ser que esté poco usado y mantenga su forma original.
- No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con la idea de que le valdrá durante más tiempo. Al pequeño le resulta muy difícil caminar con un zapato en el que le baila el pie o le sale constantemente, obligándole a adoptar posturas que a la larga son perjudiciales y puede provocar caídas.
- Las chanclas y los zuecos no son una buena opción para la edad infantil, ya que la percepción de que el calzado se sale a cada paso, obliga a los dedos a un trabajo extra de agarre y puede provocar dedos en garra.
- Las botas altas pueden usarse para proteger los pies del frío y la humedad. El uso de botas para sujetarle el tobillo, no permite la libre movilidad del mismo y perjudicará su desarrollo muscular y articular.
- Las deportivas deben utilizarse con moderación, ya que en la confección de la mayoría de éstas, se utilizan componentes que favorecen la sudoración.
La elección adecuada del calzado infantil, evitará que se arrastren patologías a la edad adulta.

(*) Clínica Kines y Hospital La Pedrera.

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