El público se rinde a la Orquesta de Cámara de Valencia con el dianense Pere Molina como director
Una larga y efusiva ovación del público puso fin a la extraordinaria gala lírica de la Orquesta de Cámara de Valencia (OCV), celebrada el sábado en el auditorio del Centro Social de Dénia. Los espectadores, puestos en pie, ovacionaron a los músicos y especialmente a su director, el dianense Pere Molina-González, así como a los cantantes Teresa Albero y Rodrigo Esteves.
El director titular de la OCV agradeció la apuesta realizada por la Concejalía de Cultura y afirmó sentirse muy contento por “jugar en casa”. El aforo del auditorio estaba completo y, tras el primer bis, el aplauso del público fue verdaderamente muy caluroso. Pere Molina quiso ofrecer una especial dedicatoria mediante el último bis a quien fue uno de sus maestros, Robert Sanchís. profesor del Conservatorio Tenor Cortis, que falleció recientemente. El aplauso del público fue verdaderamente clamoroso.
La energía de la OCV ya se sintió desde el inicio. Con una Obertura de las Bodas de Fígaro vibrante y con un cuidadoso trabajo en la articulación, fraseo y estilo mozartiano, la batuta de Molina-González resultó elegante y apasionada. Dicho de otro modo, fue de una calidad indiscutible. Totalmente conocedor del repertorio, detallista y con un fraseo pulcro, supo hacer de la orquesta y de los solistas una conjunción inmejorable.
La versatilidad de los cantantes fue admirable. Con un repertorio muy exigente vocalmente, ambos demostraron una gran complicidad en el escenario, de la que también era partícipe el maestro Molina-González y los músicos de la orquesta. Este repertorio ya es marca de calidad para la OCV.
La aterciopelada voz de Teresa Albero y su dominio vocal hacen de ella una de las más exquisitas del momento. Brilló en todos los géneros, demostrando una versatilidad absoluta y un enorme cuidado por el estilo. Sobrecogió al público con su interpretación del aria de la condesa de Las Bodas de Fígaro -Dove sono- en la que puso de manifiesto su marca más personal, la línea de canto y su meticuloso trabajo de los matices. Ello le permite afrontar retos tan extraordinarios como la interpretación de La voix humaine, de F. Poulenc, que ya va por su sexta representación. Albero también regaló al público un momento mágico con María la O, del cubano E. Leucona.
El imponente timbre del hispano-brasileño Rodrigo Esteves es siempre fascinante, y deja ver un dominio propio de su experiencia en los mejores teatros y auditorios del mundo. Esteves destacó con la romanza Luche la fe por el triunfo, un género, el de la zarzuela, en el que sobresale. Prueba de ello es su próxima participación en la producción de La tabernera del puerto en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.