El pesimista es un optimista bien informado
Muchas son las personas que sostienen que hay que ser optimistas porque si nos dejamos llevar por el pesimismo emitimos energías negativas que ayudan a que las cosas salgan peor.
Nada más cierto, basta con salir a escena repitiéndose que algo va a salir mal para que finalmente así sea.
Pero, siempre hay un pero, otra cosa muy distinta es no informarse y esconder la cabeza como el avestruz para no ver la realidad que nos rodea.
Cierto es que si pensamos que no vamos a salir adelante de esta crisis, ayudaremos a alargarla en el tiempo, aquello de la copa medio llena o medio vacía según la vea el optimista o el otro, momento en que habría que aplicar la ley de las tres verdades: "tu verdad, mi verdad y la verdad".
Lo cierto es que Zapatero negaba la crisis y Rajoy nos saca de ella desde ya hace demasiado tiempo, pero aquí estamos, a efectos internacionales sube la opinión de nuestra economía, pero sigue bajando todo menos los precios e impuestos, mientras miles de titulados buscan trabajo de camareros fuera de España porque dentro, ni para eso.
En enero de este año, una concejala del gran partido insultó mi inteligencia diciendo que para este verano que ha pasado seguramente ya se habrían arreglado las cosas y podríamos volver a hablar de dineros para asuntos sociales, esa es una versión muy optimista de alguien muy bien informada, toda una locura de desprecio hacia la ciudadanía que representa y a la que no.
Lo cierto es que cada vez hay más personas acudiendo a los comedores sociales, durmiendo en la calle "literalmente" sin que hayan mejorado las cosas.
Me sumo a la opinión de muchos e invito desde estas líneas a que los equipos de gobierno bajen, por una vez, a la calle, que dejen de teorizar desde sus despachos y tomen contacto con la realidad.
Les invito a que vayan a los comedores sociales a servir mesas, pero no una vez sino un día a la semana durante dos meses, para que tomen conciencia real de cómo está la cosa en la calle y puedan decir aquello que dicen, a ver si la vergüenza les deja.
A ver si en lugar de destinar los dineros de fomento en hacer rotondas porque los vecinos se quejan de un cruce que durante dos meses al año "es peligroso", lo trasvasan a asuntos sociales y dan de comer a tantos otros vecinos que se quejan de los peligros del hambre.