El poder de las ideas
Por Joaquín Cantó Soler
Las grandes ideas a lo largo de la historia de la Humanidad han tenido un enorme impacto social. Hasta tal punto que en muchos casos han cambiado la forma de evolucionar el pensamiento del ser humano y todo su entorno. Gracias a ellas ha progresado y desarrollado nuestra especie como supuestamente la “más evolucionada” dentro del reino animal y en escala evolutiva. En otros casos, lamentablemente esto no ha sido así. Sirva a modo de ejemplo los lamentables y desgraciados bombardeos atómicos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón.
No hay nada más poderoso en este mundo que una idea a la que le ha llegado su momento. Esta frase, dicha por Víctor Hugo (1850), actualmente se mantiene inamovible e intacta a pesar de los años transcurridos. Las grandes ideas revolucionarias pueden surgir en cualquier lugar, siglo o momento. Desde en cuevas prehistóricas, pequeños y modestos talleres, humildes laboratorios hasta incluso en el garaje o desván de nuestras propias casas. Sin embargo su enorme y trascendental impacto trascendió sus humildes orígenes transformando el mundo en formas múltiples y diversas que ni en el mejor de sus sueños el Homo sapiens, jamás hubiese podido imaginar. Para bien o para mal, estos grandes avances del ingenio humano crearon el mundo en el que vivimos hoy en día, y sería difícil imaginar la vida sin ellos.
Alguien dijo en cierta ocasión que pagaría un dólar por una idea y un millón por su implementación. Porque las ideas toman su valor sólo cuando son ejecutadas o implementadas y no solamente pensadas o “maquinadas”. Ahí precisamente es donde radica el poder de una idea.
Todo se inicia a partir de un “chispazo mental” que surge tan sólo aparentemente de la “nada”. Sirva a modo de ejemplo algunas grandes ideas que revolucionaron la época en la que fueron ideadas y que han permanecido hasta nuestros días. Algunas de ellas han sido perfeccionadas y desarrolladas en profundidad en pro de un mayor confort y bienestar de las personas. Así pues tenemos:
-. El nacimiento del pensamiento abstracto por el matemático inglés George Boole.
-. La invención de la escritura por los sumerios que habitaban en Mesopotamia (en el actual Irak) .
-. La invención de la imprenta por Johann Gutenberg.
-. El desarrollo de los ordenadores o computadoras.
A modo de ejemplos ilustrativos tenemos la historia de Facebook que comenzó en octubre de 2003, cuando a un jovencísimo Mark Zuckerberg se le ocurrió crear una Web para entretener a sus compañeros de la Universidad Harvard.
Steve Jobs, fue un empresario y magnate de los negocios en el sector informático y de la industria del entretenimiento estadounidense. Fundó Apple en 1976 junto con un amigo de la adolescencia, Steve Wozniak, con ayuda del excompañero de Jobs en Atari, Ronald Wayne, en el garaje de su casa.
En pocas palabras, tus buenas ideas pueden cambiarte la vida a ti y al resto de la humanidad. Siempre y cuando no se caiga en la procrastinación o postergación (hábito de retrasar actividades o situaciones por considerarse complejas) Pues de lo contrario se convierten en entelequias o utopías. Es decir, algo que sólo estará en tu mente pero que es imposible de realizar. Las ideas se tienen que abordar desde dos tipos de pensamientos: el lateral o divergente y el convergente. El lateral aborda un problema desde diferentes perspectivas o ángulos para tratar de resolverlo. Es fundamental para el desarrollo de la creatividad y es totalmente flexible. Mientras que el convergente racional o lógico es el que determina qué ideas son viables y cuáles no y cómo se puede llegar a buen puerto. Crea relaciones a través de conexiones desde un punto de vista racional. Qué duda cabe que ambos tipos de pensamientos son necesarios y complementarios para alcanzar el éxito en el desarrollo de una idea potente y totalmente revolucionaria. La cual puede cambiar nuestras vidas y las de los demás para siempre. Obviamente, hay ideas más brillantes que otras, así como hay ideas malas e ideas buenas. Jamás hay que subestimar o menospreciar el poder de una idea, porque puede actuar a modo de eco y rápidamente cobrar mucho poder. Lo importante en primer lugar es tener una buena idea y lo segundo, al fin y al cabo, es poder vivir para poder disfrutarla con los familiares y amigos que estuvieron a tu lado apoyándote en todo momento para poder llevar a cabo esa “locura”. Muchos de los grandes problemas que tienen lugar en el plano laboral suelen estar relacionadas con la falta de ideas propias o bien por la incapacidad de llevarlas a buen término y poder ejecutar esas ideas que se tienen en mente. Estamos viviendo en los años en los que las ideas hacen multimillonarios a unos cuantos a los que se les ocurrieron y tuvieron la valentía de poder llevarlas a cabo. Una idea totalmente original, creativa y potencialmente innovadora les cambió sus vidas para siempre y lo más importante es que algunas de ellas quedaran inmortalizadas y eternas a lo largo del tiempo y, como no, para la posteridad.
En resumen, las grandes y buenas ideas tienen un poder inmenso. De hecho, ya fue intuido en su momento por el gran genio, físico teórico y premio Nobel Albert Einstein, quien afirmó que: Una mente que se abre a una nueva idea jamás volverá a su estado original.