Guerra al colesterol malo

  13/09/2013

??INÉS ROIG (*)

Todos tenemos colesterol. Todos. Básicamente porque se trata de un tipo de grasas naturales que se encuentran en todos los seres vivos, y que también forma parte de las membranas de todas las células.
Entonces, ¿Cuál es el problema?¿Cuándo el colesterol se convierte en un enemigo de la salud?
Hay dos tipos de colesterol, el LDL y el HDL. El LDL es el conocido como colesterol malo, es decir, el que se deposita en la pared de las arterias y puede provocar su obstrucción. Y el HDL, o colesterol bueno, es el que tiene una función protectora consistente en evitar el malo al hígado para que sea metabolizado y eliminado.
¿Cómo controlar ese colesterol malo? Es tan fácil como seguir la dieta mediterránea, idónea porque su aporte de grasa proviene fundamentalmente de pescado y aceite de oliva. También es importante el consumo diario de pasta, pan, vegetales, legumbres, cereales, verduras, hortalizas y frutas. Así como limitar a un consumo moderado (2-3 veces por semana) la leche entera, quesos grasos, huevos, frutos secos, y comer esporádicamente carnes rojas y repostería.
También es importante seguir un programa de actividad deportiva aeróbica (caminar, correr, ciclismo, natación) de manera regular, al menos 20 minutos diarios cinco veces por semana. Si a pesar de los hábitos cardiosaludables no se consiguen controlar los niveles de colesterol, el médico deberá decidir el momento de iniciar el tratamiento farmacológico, con un seguimiento para valorar la respuesta al fármaco y evitar los posibles efectos secundarios.
Tras los excesos del verano es importante ponerse al día. Sean muchos o pocos los excesos que se hayan podido hacer en verano en forma de patatas fritas, por ejemplo, el colesterol no va a dispararse. Porque como pasa con la piel, también las células tienen memoria. El colesterol alto no se corrige (ni tampoco se dispara) en un mes, sino que tiene que ver con la dieta acumulada de años. Tanto es así que corregirlo puede llevar más de un año entero con la dieta equilibrada y, en los casos recomendados, con la medicación prescrita por el especialista
El colesterol elevado es un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, ya que se producen depósitos del mismo en las arterias y de esta manera producen alteraciones en los órganos. ¿Los síntomas? Pues dependen del órgano afectado. Pero pueden llegar a ser gravísimos.
Lo importante es detectarlo. Una simple analítica puede determinar si el colesterol es demasiado alto. Muchos lo asocian a la edad, pero las placas de colesterol comienzan a formarse en la adolescencia. Hay factores que no se pueden modificar, como edad y sexo, pero también hay una larga lista que si que se puede cambiar, cuidar y prevenir como hipertensión, sedentarismo, diabetes, tabaquismo y alimentación inapropiada. Los problemas reales sobrevienen a partir de los 45 años en los hombres y de los 55 por lo que se refiere a mujeres.
Se recomienda un aumento en el consumo de fibras, alimentos que contienen proteínas de soja, centeno, avena, legumbres, berenjena, pescado azul, frutos secos, aceite de oliva y frutas como manzana, fresa y cítricos.
Es mejor evitar los lácteos grasos como la leche entera, quesos curados, nata cremas de leche, chocolate con leche y salsas ricas en grasas. Eliminar las grasas presentes en algunas margarinas y pastelería industrial. Eliminar los alimentos ricos en azúcares y harinas refinadas, sobre todo en pastelería y bollería. Eliminar los alimentos fritos, disminuir la sal desterrar la comida industrial y limitar o eliminar las bebidas alcohólicas, el tabaco y el café.
Lo malo del colesterol es que es asintomático. Al no haber aviso, una gran parte de los pacientes acuden a la consulta cuando el colesterol ya ha causado daños importantes. La detección precoz y modificar los hábitos alimentarios son fundamentales para controlar y reducir el colesterol.

(*) Farmacéutica

 

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