In conversations with / en conversación con: Josep A. Gisbert Santonja/ Descubrir Dianium: El forum y las inscripciones lapidarias

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  22/05/2022


“Para entender Dénia hay que poner los ojos en el Magreb, también en la antigüedad”

El forum, la plaza por excelencia de las urbes romanas, era el centro de la ciudad. En él se concentraban las instituciones políticas, religiosas y judiciales, se realizaban las transacciones comerciales y también las asambleas. Era por tanto un lugar de encuentro y de agitada actividad. A través de los restos arqueológicos encontrados, y a falta de una excavación arqueológica en extensión, podemos imaginar cómo fue el forum de Dianium. Disponemos de fuentes escritas y de hallazgos fortuitos que nos permiten acercarnos a la realidad de una ciudad levantada a los pies de la vertiente norte del castillo y cuyo puerto tuvo ya hace 2.000 años una importante actividad comercial relacionada sobre todo con el vino. La plaza estaría situada en los terrenos de l’Hort de Morand, donde en el año 2007 apareció un magnífico pedestal con una inscripción epigráfica del siglo II d.C. que pertenecería a la arquitectura ornamental del espacio más importante del municipium. Es solo un ejemplo de las inscripciones que han ido apareciendo en diferentes épocas y lugares, muchas de ellas procedentes probablemente del forum y dispersas por el término municipal, pero que nos han ido aportando información sobre la ciudad romana.

            El bloque con la inscripción epigráfica al que hacemos referencia fue el octavo de estas características que se conoce. El último hallazgo de un pedestal similar se remontaba a los tiempos de Roc Chabás. En 1872, él mismo y Fidel Fita, con el apoyo de José Antonio Morand, propietario de los terrenos, realizaron unas excavaciones en un lugar próximo a la noria que regaba las tierras donde apareció, explica el arqueólogo Josep A. Gisbert. Cerca de allí, 135 años después se encontró el octavo pedestal. Fue un descubrimiento fortuito, acaecido mientras se realizaban unos trabajos de limpieza en la parcela de 1.800 m2 de l’Hort de Morand que es ahora de propiedad municipal. Las tareas se hicieron a través de un Programa de Garantía Social con vistas a desarrollar un proyecto de parque arqueológico, recuerda Gisbert, para el que se disponía de financiación externa, un millón de euros que luego tuvieron otro destino. El resto de los terrenos de l’Hort de Morand -hay 20.000 m2 protegidos- son de propiedad privada y no han sido excavados todavía. Una intervención arqueológica podría aportar información importante para conocer un poco mejor cómo fue Dianium.

El 22 de septiembre de 2007, CANFALI MARINA ALTA publicaba un artículo en el que se hacía referencia al descubrimiento de la última pieza. Fue encontrada junto al pozo de la noria, precisa el arqueólogo, en el interior de un cenador con umbráculo. Posiblemente, fue trasladada en el siglo XVIII hasta allí desde su emplazamiento original -que no estaría muy lejos- a fin de servir de relleno para elevar la plataforma de la noria. El pedestal lleva la siguiente inscripción: M (arco) Sempronio L(ucii) filio Gal(eriae) Lepido ómnibus honoribus in rep(ublica) sua funcio , cuya traducción sería A Marco Sempronio, de la tribu Galeria, hijo de Lucio Lepido que desempeñó todas las magistraturas en su ciudad.

Marco Sempronio Lepido fue un magistrado, un personaje destacado de las élites municipales, que dedicó un pedestal a su esposa, Calpurnia Marcela, del que se tenía conocimiento desde 1573 y que se exhibe, junto a otras piezas con inscripciones epigráficas romanas, en el Museo Arqueológico de Dénia. Esta lleva la inscripción uxori optimae et dignissimae (“a mi mujer óptima y dignísima”) y ya se tenía conocimiento de ella en 1573. El formato y la tipología de los dos pedestales son los mismos: en la decoración de las caras laterales aparecen unos rombos inscritos en un rectángulo moldurado que coincide con las aristas perimetrales, mientras que el campo epigráfico de la cara interior está delimitado por una moldura o cenefa.

En el siglo XIX, además de los hallazgos de Roc Chabás y Fidel Fita, el arqueólogo cita también los de Remigio Salomón en unos trabajos promovidos hacia 1848. Señala que durante siglos han aparecido numerosos pedestales con inscripciones. Algunos en el siglo XVI, durante los trabajos de reconstrucción del foso de la Ronda de las Murallas, “que en muchos casos fueron reubicados a finales de ese siglo y principios del XVII en el muro del huerto de lo que hoy conocemos como parroquia de San Antonio, entonces convento franciscano, y en el trazado del Camí del Mar, hoy Carrer la Mar, o bien fueron utilizados para reforzar las murallas del castillo”. Precisa que hacia 1643, en tiempos de Marco Antonio Palau, ya no se encontraban en su ubicación inicial, “aunque fuentes más antiguas documentan y describen su procedencia”.

Josep A. Gisbert recuerda también que en época visigótica, en el siglo VI d.C., la ciudad cambia de emplazamiento y el foro se convierte en una extensa cantera, de donde se extrae material para las construcciones andalusíes. De ahí que haya también una dispersión de hallazgos de materiales pertenecientes a Dianium en el lugar en que se asentó la ciudad islámica, ya sea en la medina o en el arrabal. Es el caso probablemente de la conocida como piedra de La Patà. Destaca que la escritora Maria Ibars refleja en una de sus novelas que se encontraba sobre un muro de tapia, probablemente andalusí, situado entre la Carretera de Les Rotes y el Carrer de La Patà actual, “en una casa que hacía esquina y pertenecía a ‘la Sénia dels Oliver’, circundada parcialmente por las murallas de la atarazana de Daniya”, añade. Aunque no ha tenido oportunidad de verla -antes de que él iniciase su actividad profesional en Dénia, hace cerca de 40 años, desapareció de ese emplazamiento-, “se sabe que fue colocada en el interior de una casa próxima, propiedad de Agustín Tomás Sancho, quien fuese concejal de Cultura del Ayuntamiento de Dénia”. La pieza, con la impronta de un pie, desapareció en un momento en que se empezaba a poner en valor el tema arqueológico. Según Gabriela Marín en Dianium. Arqueología romana de Dénia (1970), la piedra llevaba un círculo de 15 centímetros de diámetro que pudo servir para encajar una estatua. Precisa también que es conocida la presencia de improntas de pies en piedras dedicadas como exvoto a una divinidad o conmemorando la presencia de una persona en algún lugar. El pie puede estar desnudo, calzado o simplemente aparecer la silueta, como en nuestro caso.

 

- Més avant; a la “genollà”.

Una altra rialleta de les ciutadanes. Sabien l’història. Des d’antic havia una llosa blanca en una tàpia secular d’una finca que es nomenava la “Senieta d’Oliver”, la qual llosa tenia unes empremtes en baix relleu, pintades de roig, que representaven per als creients, al mà, peu, genoll i dit del Nostre Senyor Jesús. Els vianants tocaven respectuosament aquells senyals pietosos i se senyaven considerant-se ja enfortits per a les grans caminades que allí començaven per tothom que volguera anar pels poblets de la costa quan els camins amples eren escassos. Després passà a ser pràctica infantil i femenívola. Aquell requisit de reverència volia acomplir Tona, més temorosa des que era mare”

       (Maria Ibars, Vides planes)

 

La Cantera del Montgó

Los pedestales con inscripciones conmemorativas encontrados en Dénia presentan la misma forma y características que otros aparecidos en distintos lugares de Hispania. En principio, a falta de un examen petrográfico, parece que todos fueron realizados con rocas extraídas del Montgó, que sería la pedrera de la que se abastecería un importante taller lapidario ubicado en Dénia y en donde los lapicidas de Dianium no solo realizaban encargos locales, sino que también abastecerían a otros puntos de la Tarraconense. Habría que situarlo alrededor del año 100, indica el arqueólogo. Salvando las diferencias, más que evidentes, nos hace recordar la importancia que tuvo la actividad del labrado de la piedra en el siglo XIX muy cerca de aquí, en La Xara, tierra de picapedrers.

Monumentos epigráficos en Argel

La localización de monumentos epigráficos similares a los encontrados en Dénia en una ciudad argelina, con los que guardarían una relación cronológica, apunta a que tal vez no fueran utilizados como pedestales de estatuas, como se creía en principio, sino como bloques arquitectónicos que sostendrían las columnas del foro, es decir, que sobre ellos se colocarían las bases, fustes y capiteles. “Estarían dedicados a las familias más importantes de Dianium, que serían quienes financiarían su construcción”, puntualiza Josep A. Gisbert, quien sostiene que “para entender Dénia hay que poner los ojos en el Magreb, también en la antigüedad”.

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