Invadidos por los veraneantes

  08/08/2016

Guillermo_Ares_Opinion

Llegó agosto, con él aquellos que cruzan las fronteras en busca de un país liberal, que ellos creen más libertino que otra cosa.

Gracias a este error de interpretación viajan en sus coches a velocidades de vértigo haciendo auténticos disparates, esos que los locales no nos atrevemos por si las multas o porque lo consideramos conducción temeraria.

Su estado de arrogancia les lleva a "meter el morro" de sus coches para no ceder el paso en un atasco o al incorporarse a una vía desde el carril de aceleración.

En las barras de los bares se hacen un hueco a codazos después de haber atropellado literalmente al entrar a quienes querían salir, sin siquiera advertirlo, razón por la que supongo no se disculpan.

Son los reyes de la playa y la noche, dejan todo sucio a su paso, tiran envases vacíos de latón y plástico en cualquier parte menos en una papelera o un contenedor.

Hacen de nuestros tranquilos pueblos emocionantes ciudades sin Ley donde ellos tienen las armas y los demás sólo somos pueblerinos a su servicio ya que vienen a matarnos el hambre.

Oído literalmente de boca de un señor muy elegante él, montado en un súper antiguo Mercedes con matrícula de la letra M de aquellos tiempos en que podíamos reconocer al invasor antes de tener que sufrir sus atropellos.

Otros dejan sus perritos ladrando y llorando atados junto a su caravana en un camping mientras pasan el día fuera, para mi estupor nadie los denuncia porque no quieren tener una bronca en vacaciones.

Hay que hablar detrás del escenario con camareras, empleadas o empleados de tiendas para confirmar el despotismo que enarbolan quienes cruzan las fronteras.

Unos en su confusión e ignorancia creen venir al norte de África, no al sur de Europa, los otros vienen al "pueblo", ellos también lo fueron algún día, pero ahora son de ciudad, ya no son paletos.

Si quieres calcular una millonésima de segundo, mide el tiempo que transcurre entre que el semáforo se pone verde y el de ciudad que está detrás tuyo... pita.

En el súper tienen prisa, en la calle tienen prisa, en la playa tienen prisa, no consiguen quitarse el estrés de la gran ciudad, comen mal y de prisa, en algunos sitios les toman el pelo dándoles arroz malo con pollo peor diciendo que es paella típica valenciana o unas congeladas gambas que dicen haber pescado esta misma mañana en las aguas de Dénia.

No hay nada mejor que hacerse el tonto delante un tonto que se cree listo.

Esa oportunidad nos la dan casi todos los veraneantes.

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