Un paseo por las nubes para ver un mundo diferente
“Desde aquí parece un mundo perfecto”, declaró el multimillonario Jared Isaacman. Él y Sarah Gillis pasarán a la historia como los primeros astronautas en salir de una nave al vacío exterior sin estar acreditados por ninguna agencia espacial gubernamental como la NASA de los Estados Unidos o la Agencia Espacial Rusa (ESA). Una misión espacial, la Polaris Dawn, para turistas millonarios realizada hace pocas semanas que ha batido el récord absoluto de altura orbital y ha hecho los primeros paseos espaciales privados. Otro millonario estadounidense, Dennis Tito, viajó a la Estación Internacional en 2001 con la ayuda de la ESA y pasó ocho días en el espacio. De su experiencia dijo que “fue una sensación de plenitud. A partir de ese momento, todo es una bonificación. Y creo que soy uno de los seres humanos vivos más felices por eso”.
Salvando las distancias -nunca mejor dicho- y el fondo de los bolsillos, el ciudadano medio -por llamarlo de algún modo- puede experimentar sensaciones más o menos parecidas a precios terrenales. Una familia de Teulada, formada por Víctor Oller, Josefa Dalmau y su hija Laura, ha paseado por las nubes en globo y ha descubierto una nueva visión del mundo. Dalmau asegura que “fue como entrar en el cielo y dejar muchos metros por detrás el infierno”. “Allí, por encima de las nubes”, continúa, “había una sensación de paz, de tranquilidad, nada de estrés sino de relax absoluto y nos quedamos todos en silencio y con la boca abierta para disfrutar de ese momento único”. Si no es la misma sensación de plenitud que la vivida por Isaacman y Tito, le falta poco.
Una experiencia que la familia teuladina recomienda disfrutar “porque es algo sorprendente y, la verdad, no te enteras que vas subiendo, no pasas nada de miedo”, dice la madre. En su caso acudieron a una empresa especializada que ofrece este tipo de actividad en la localidad valenciana de Bocairent. Compartieron el paseo con un amigo y con la familia del propio piloto de globo que debutaba, como ellos, en este viaje por las nubes.
El globo les llevó a más de 800 metros de altura y lo más sorprendente fue “atravesar las nubes porque las tocas y acabas con toda la ropa mojada”, asegura Dalmau. “Después”, añade, “no se ve nada, solo la luz y el calor que irradia el sol. Un contraste increíble”. Otro momento para recordar fueron los cinco minutos en los que el globo planeó a escasos metros de un campo de olivos en la maniobra de aterrizaje.
Lo del paseo en globo fue “una pasada”, como se suele decir, pero, para rizar el rizo y vivir emociones todavía más fuertes, no hay más que tirarse en paracaídas. Y es que esta familia de Teulada no conoce el miedo. Hace unos meses, padre, madre e hija se fueron a Peñíscola para pasar el fin de semana y hacer algo diferente. Una avioneta les subió a 1.600 metros de altura y, unidos a un monitor, se lanzaron al vacío. “Aquello sí que fue lo máximo”, recuerda Dalmau, “con la adrenalina a tope”. “Hubo un momento que pensé que me quería ir”, señala. Pero ya no había tiempo para dar marcha atrás y “ahora lo cuento y fue realmente impresionante. Creo que volvería a repetir ambas experiencias y más todavía si lo comparto con mi familia”, concluye Josefa.
UN POCO DE HISTORIA
La historia de los vuelos en globo ha cambiado muchísimo desde sus orígenes. Lo que ahora es una experiencia de entretenimiento fue, durante mucho tiempo, un experimento que tuvo que hacerse y rehacerse para poder dar con la fórmula secreta que permitió cargar personas hacia el cielo solamente con un globo lleno de aire. En 1783, en la pequeña población de Francia de Annonay, los hermanos Joseph-Michael y Jacques-Étienne Montgolfier, fabricantes de papel, decidieron crear un artefacto que pudiera ser inflado con aire y lanzado hacia el horizonte. Después de muchos intentos, los hermanos Montgolfier crearon un globo hecho de seda y papel que contaba con 10 metros de diámetro. Éste fue presentado el día 4 de junio de 1783 y lanzado en el mercado de Annonay para que toda la gente pudiera ver lo que habían creado. La primera persona que pudo transportarse en un globo aerostático fue Jean-François Pilâtre de Rozier, un maestro de física que se presentó como voluntario. Fue el 15 de octubre de este mismo año y estuvo cuatro minutos en el globo antes de descender.
El vuelo más alto de la historia fue el del austríaco Félix Baumgartner en octubre de 2012 marcando una altura de 39.068 metros. Un estadounidense, Troy Bradley, y un ruso, Leonid Tiukhtyev, obtuvieron el récord mundial con un vuelo en globo después de estar en un viaje de 10.696 kilómetros que tuvo su punto de partida en Japón hasta la costa de México. Y el 1 de marzo de 1999 parte el globo aerostático Breitling Orbiter III, con Bertrand Piccard y Wim Vertraeten como sus tripulantes. El 20 de marzo completan la primera vuelta al mundo en globo sin ningún tipo de escalas.
Si no te atreves a subir en globo, puedes explorar el mundo desde lo alto con imágenes por satélite, en relieve en 3D del planeta y de edificios de ciudades de todo el mundo. Solo hace falta hacer clic con Google Earth, una aplicación disponible en Chrome y otros navegadores y para dispositivos móviles como iOS y Android. Solo has de deslizar el dedo y comenzar tu viaje sin salir de casa.