Astenia primaveral

  23/03/2012

Verónica Monsonís (*)


Sabías que: al inicio de la estación de primavera hay personas que se sienten fatigadas y decaídas tanto física como psicológicamente.
 Con la llegada de la primavera, la naturaleza recupera su máximo esplendor; encontramos flores de colores por allí donde vamos, disfrutamos de más horas de luz y de unas temperaturas más elevadas... En definitiva, se respira vitalidad, energía y positivismo en el ambiente.
 Sin embargo, aunque parece que todos deberíamos gozar del comienzo de esta nueva estación, hay personas que se sienten fatigadas o decaídas tanto física como psicológicamente. Es lo que llamamos Astenia Primaveral. Se trata de un trastorno de corta duración que se produce porque nuestro cuerpo no consigue adaptarse adecuadamente a los cambios que conlleva la entrada de la primavera: más intensidad lumínica, temperaturas un poco más elevadas, aumento de las horas de sol, cambios en los niveles de presión y humedad, etc. Todos estos factores influyen en nuestros ritmos vitales o circadianos, que tan importantes son para nuestro organismo.
 Los síntomas que caracterizan este trastorno son: cansancio, falta de energía, una debilidad generalizada, decaimiento físico e intelectual, somnolencia excesiva, sueño poco reparador, dificultad para concentrarse, falta de motivación para hacer las cosas, sensación de mareo, presión en la cabeza, irritabilidad, falta de apetito, disminución del deseo sexual, etc. La mejor manera de combatir este trastorno es la prevención; y para ello, mantener un estilo de vida saludable es esencial para hacerle frente. A continuación se muestran algunas sugerencias para el tratamiento de la astenia primaveral:
 - Dormir las horas que nuestro cuerpo necesite sin tener que echar mano a fármacos que ayuden a la conciliación del sueño.
 - Llevar una alimentación adecuada, baja en grasas y rica en vitaminas y minerales, que aporte a nuestro organismo los nutrientes necesarios. Eliminar el consumo de alcohol, tabaco o bebidas con cafeína.
 - Practicar ejercicio físico moderado: caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar, practicar pilates, yoga o cualquier otra actividad que mantenga ocupada nuestra mente y relaje nuestro cuerpo.
 - Tener unos horarios fijos tanto para acostarnos como para levantarnos e intentar mantener una rutina estable en nuestra vida diaria.
 - Pasear al aire libre y aprovechar las horas de luz solar.
 Cabe señalar que la astenia primaveral, no es un trastorno de larga duración, por lo que si los síntomas persisten y se agravan durante más de tres meses, es conveniente que busques ayuda de un especialista.

(*) Psicóloga.

 

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