Cuando el cuerpo pronostica el tiempo

  04/05/2012

??INÉS ROIG (*)

Los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica repercuten sobre la salud.
 Se ha observado desde la antigüedad que el frío y el calor, el viento y la humedad, la niebla y las tormentas repercuten en la salud física y en el estado anímico de las personas. Multitud de investigaciones han confirmado que cada vez que cambia el tiempo de golpe aparecen o se agravan diversas patologías, desde cefaleas hasta depresiones, pasando por asma, ansiedad o fatiga.
 Esta situación es frecuente en personas que sufren migraña, tienen cicatrices, se han fracturado en algún momento de su vida un hueso, padecen reuma o insomnio... Cada vez que se altera alguna variable atmosférica, el cuerpo intenta compensarla y adaptarse. Sin embargo, a veces no es suficiente, lo que explica que cuando, por ejemplo, cambia la presión atmosférica se desencadenen migrañas, dolores articulares que remiten muchas veces, solo cuando empieza a llover.
 Cuanto más bruscamente cambia el tiempo, más posibilidad hay de que se altere el sistema nervioso y vascular, especialmente, en personas mayores cuyas arterias han perdido elasticidad, en niños de corta edad, o en individuos que sufren ansiedad o patologías relacionadas con la actividad vascular, como por ejemplo, diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o insuficiencia renal.
 Los cambios extremos de temperatura producen trastornos cardiovasculares y respiratorios. Por su parte, los cambios de presión atmosférica y de humedad parecen afectar más al dolor. El frío intenso y la baja presión atmosférica aumentan el dolor en las articulaciones de los enfermos reumáticos. Los anticiclones largos y prolongados favorecen la aparición de cefaleas, así como los típicos calambres por deshidratación.
 Lo que resulta muy difícil es precisar en qué porcentaje influye la temperatura, la humedad o la presión atmosférica a la hora de desencadenar o agravar una patología.
 El tiempo atmosférico y la salud:
 Viento:
 - Cálido y seco: Fatiga, decaimiento, ansiedad, jaquecas.
 - Frío y húmedo: Mucosidad, resfriado y aumento de sensibilidad al dolor en pacientes reumáticos.
 - Templado y húmedo: Cefaleas y jaquecas.
 Temperatura:
 - Elevada: Descenso de presión arterial, fatiga, dolor de cabeza, calambres.
 - Baja: Trastornos respiratorios, circulatorios, asma
Humedad:
 - Mayor de 75%: Recrudece el reuma, crisis asmáticas, artritis, artrosis.
 - Menor de 25%: Sequedad de piel y mucosas del tracto respiratorio.
 Lluvia: Fractura de huesos, brotes de asma, efecto apaciguante.
 Presión atmosférica: Migraña, cardiopatías.


(*) Farmacéutica

 

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