Cuando el cuerpo pronostica el tiempo
??INÉS ROIG (*)
Los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica repercuten sobre la salud.
Se ha observado desde la antigüedad que el frío y el calor, el viento y la humedad, la niebla y las tormentas repercuten en la salud física y en el estado anímico de las personas. Multitud de investigaciones han confirmado que cada vez que cambia el tiempo de golpe aparecen o se agravan diversas patologías, desde cefaleas hasta depresiones, pasando por asma, ansiedad o fatiga.
Esta situación es frecuente en personas que sufren migraña, tienen cicatrices, se han fracturado en algún momento de su vida un hueso, padecen reuma o insomnio... Cada vez que se altera alguna variable atmosférica, el cuerpo intenta compensarla y adaptarse. Sin embargo, a veces no es suficiente, lo que explica que cuando, por ejemplo, cambia la presión atmosférica se desencadenen migrañas, dolores articulares que remiten muchas veces, solo cuando empieza a llover.
Cuanto más bruscamente cambia el tiempo, más posibilidad hay de que se altere el sistema nervioso y vascular, especialmente, en personas mayores cuyas arterias han perdido elasticidad, en niños de corta edad, o en individuos que sufren ansiedad o patologías relacionadas con la actividad vascular, como por ejemplo, diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o insuficiencia renal.
Los cambios extremos de temperatura producen trastornos cardiovasculares y respiratorios. Por su parte, los cambios de presión atmosférica y de humedad parecen afectar más al dolor. El frío intenso y la baja presión atmosférica aumentan el dolor en las articulaciones de los enfermos reumáticos. Los anticiclones largos y prolongados favorecen la aparición de cefaleas, así como los típicos calambres por deshidratación.
Lo que resulta muy difícil es precisar en qué porcentaje influye la temperatura, la humedad o la presión atmosférica a la hora de desencadenar o agravar una patología.
El tiempo atmosférico y la salud:
Viento:
- Cálido y seco: Fatiga, decaimiento, ansiedad, jaquecas.
- Frío y húmedo: Mucosidad, resfriado y aumento de sensibilidad al dolor en pacientes reumáticos.
- Templado y húmedo: Cefaleas y jaquecas.
Temperatura:
- Elevada: Descenso de presión arterial, fatiga, dolor de cabeza, calambres.
- Baja: Trastornos respiratorios, circulatorios, asma
Humedad:
- Mayor de 75%: Recrudece el reuma, crisis asmáticas, artritis, artrosis.
- Menor de 25%: Sequedad de piel y mucosas del tracto respiratorio.
Lluvia: Fractura de huesos, brotes de asma, efecto apaciguante.
Presión atmosférica: Migraña, cardiopatías.
(*) Farmacéutica