José Císcar, ex político: “Lo que he podido aprender no se estudia en ningún máster ni en ninguna universidad del mundo”
DÍDAC VENGUT
José Císcar Bolufer ha comunicado, vía twitter, que deja la política tras una trayectoria de 22 años en primera línea. Ha sido alcalde, conseller, vicepresidente del Consell y diputado autonómico de la mano de un Partido Popular que lo fichó como un “galáctico” tras demostrar su buena actitud de diálogo, carisma y capacidad de gestión desde sus inicios en Ciudadanos por Moraira. Cualidades que avalan a todo buen político que se precie de serlo y sirven para hacer carrera. Y la suya ha sido de alto nivel dentro de un partido que ha confiado siempre en él. Es más, según confiesa, no pasó a la política nacional porque no quiso, ya que ofertas para ir a Madrid tuvo.
En su despedida, Císcar ha parafraseado las palabras del expolítico canadiense Michael Grant Ignatieff para definir lo que ha sido su profesión hasta ahora. “Los políticos son individuos que reúnen en una habitación a personas de un mismo territorio que quieren cosas diferentes para encontrar lo que comparten y pueden hacer juntos”. Claro y rotundo, como su decisión, reflexiva, meditada, programada y sin marcha atrás. Ahora quiere dedicarse a su “verdadera” profesión, la de abogado, y aprovechar su experiencia y conocimiento de la administración y su burocracia para solucionar problemas de la gente.
Una vuelta o regreso a casa, a sus orígenes, a su Moraira natal y a su despacho profesional, una vez terminado un periplo vital y de aprendizaje que no tiene porqué ser la antesala de un puesto fijo en una gran empresa privada, como ha ocurrido en casos bien conocidos. Un político no contentará nunca a todos, es imposible, no entra en su ADN, pero hay acciones o conductas que rozan la mayoría absoluta.
PREGUNTA: Empezamos por el final, o por el principio, según se mire. ¿Qué le ha llevado a tomar esta decisión?
RESPUESTA: Es una decisión que hacía ya tiempo que estaba madurando. No esperaba estar tanto tiempo en política, es la verdad. Siempre he tenido claro que tenía que regresar a mi oficio, la abogacía. En mayo de 2019, con el inicio de la nueva legislatura en Les Corts, renuncié a la dedicación exclusiva pensando en ello. He considerado que ahora era un buen momento porque hemos pasado el ecuador de la legislatura y el período de sesiones está ahora cerrado. Esto facilitará mi relevo en el Grupo Parlamentario.
P: Hay gente que dice que algo ha tenido que ver su falta de sintonía con el presidente, Carlos Mazón.
R: No, para nada. Renuncié a mis funciones orgánicas dentro del partido en junio de 2019. El motivo era el mismo, ir soltando lastre de cara a la decisión que he tomado ahora. Mi relación con Mazón ha sido siempre, y es, muy buena. Incluso antes de que fuera presidente de la Diputación y presidente del partido. Al contrario, siempre ha habido entendimiento por ambas partes.
P: Su liderato en la provincia de Alicante ha sido incontestable, un aval importante.
R: Sí, es cierto. Las dos veces que he sido elegido presidente provincial conté con el respaldo de más del 90% de los votos.
P: La presidencia de la Diputación de Alicante ¿ha sido su asignatura pendiente?
R: No, en absoluto, a pesar de lo que cree mucha gente. No era una de mis aspiraciones porque, cuando se dio esa oportunidad, ya venía bastante castigado de una etapa dura como vicepresidente y portavoz del Consell, tras ser alcalde y delegado del Consell en Alicante. Me apetecía mucho más la vida parlamentaria en Les Corts.
P: ¿Y cómo ve las opciones de Mazón de cara a las próximas elecciones autonómicas?
R: Hay encuestas que dan un empate técnico entre los dos bloques y entre los dos partidos mayoritarios. Creo que todo juega a favor, a nivel autonómico y nacional, para que el PP vuelva a gobernar. Todo apunta en ese sentido.
P: Regresamos a Teulada. ¿Dejar la Alcaldía debió ser otro momento importante, no es así?
R: La política son momentos y fue una decisión que tuve que tomar en apenas dos horas. Me llamaron y tenía que contestar antes de las dos de la tarde. Llamé a mi mujer y a un par de personas de confianza. Llevaba diez años ya en la Alcaldía, tenía un equipo consolidado para gestionar el ayuntamiento sin mí y decidí aceptar la plaza como delegado del Consell.
P: Supongo que con vistas ya a torear en plazas mayores.
R: En política no puedes planificar nada, es un error, porque son los hechos y las circunstancias los que marcan el camino. Iba a ejercer de delegado del Consell y no me planteaba nada más allá.
P: Los presidentes Paco Camps y Alberto Fabra confiaron a ciegas en usted como conseller, vicepresidente y portavoz. Toda una responsabilidad.
R: Sí, es cierto. Fui primero conseller de Educación, con Camps. Y luego, seis meses después, vicepresidente y portavoz con Fabra. Luego hubo una reestructuración del gobierno, se redujo el número de consellerias y asumí también Agricultura, Pesca, Alimentación y Aguas.
P: La negociación para el cierre de Canal 9, ¿fue uno de los momentos más duros?
R: Sí, sin duda. Vivimos una situación dramática a nivel económico. Los ingresos cayeron en picado y fue necesario tomar una serie de medidas muy duras. La de Canal 9 fue una de ellas pero no la única reestructuración de una empresa pública. Pero era una televisión totalmente insostenible y, de hecho, la Audiencia Nacional y después el Tribunal Supremo han dado la razón a la Generalitat. La pena es que el actual Consell ha tenido la oportunidad, porque comenzaban de cero, de hacer una televisión más sostenible y no lo han hecho. Su propuesta tiene todos los vicios de la anterior y ya es tan insostenible como su predecesora.
LOS INICIOS Y EL FICHAJE POR EL PP
P: Si hacemos cuentas, han sido 22 años en primera línea. ¿Qué valoración general hace de toda su trayectoria política?
R: Te acuerdas tanto de momentos buenos como de los no tan buenos. La valoración, en general, es muy positiva. Lo que he podido aprender no se estudia en ningún máster ni en ninguna universidad del mundo. La gestión, vivirlo todo desde dentro, te da un bagaje muy bueno. Por eso creo que la valoración es en positivo.
P: Todo comenzó con un joven José Císcar enrolado en Ciudadanos por Moraira. ¿Qué le motivó a meterse en política?
R: Lo de todos, mejorar y cambiar el lugar dónde vives. Hicimos cosas interesantes para cambiar una situación, incluso social, que existía por aquel entonces y que ahora está totalmente olvidada. Estábamos convencidos que podíamos mejorarla desde la gestión y creo que algo conseguimos en este sentido.
P: Se refiere al tema de la falta de inversiones en Moraira y a que se llegase a plantear su segregación. ¿Cierto?
R: No solo en Moraira sino también en el diseminado y en la zona de urbanizaciones. Una de nuestros objetivos al llegar a la Alcaldía era demostrar que se podía gobernar y había recursos para atender las necesidades en todo el término municipal. Y una cosa llevó a la otra porque se hicieron muchas cosas, se gestionó bien para todos y el conflicto social disminuyó y ahora es inexistente. Moraira era –y es- la parte turística, que dotaba de recursos al ayuntamiento, y las inversiones no llegaban como debían. Hablamos de inversiones productivas, no era tirar el dinero sino revitalizar el sector económico y ser más productivos en todos los sentidos.
P: Hubo gente del PP a la que le costó digerir su fichaje a partir de estos antecedentes.
R: Sí y también de Ciudadanos por Moraira. No fue un paso que entendió alguna gente y eso lo sabíamos de antemano. Incluso se creó un partido independiente con la gente descontenta. Pero tuvimos el respaldo del PP a nivel superior y también de la junta local que aguantó el tirón. La mayoría de la junta estuvo de acuerdo con Juan Vicente Oller como presidente. Lo que nos dio la razón es que, seis o siete meses después, ganamos las elecciones locales, con 12 concejales de 17. Estos resultados legitimaron el paso que se había dado.
P: Con la perspectiva que da el tiempo, ¿imaginaba haber llegado tan lejos?
R: No, la verdad es que no. De hecho, cuando me presenté a la Alcaldía en 1999 no tenía nada claro ganar las elecciones y gobernar. Y después tampoco piensas que puedan surgir otras cosas. Pero al final, en un momento determinado te ofrecen otra responsabilidad y debes decidir. Esas decisiones son las que van marcando tu futuro. Ni esperaba estar en un lugar distinto al ayuntamiento ni esperaba estar 22 años en política.
P: Creo que tuvo también ofertas para dar el paso a la política nacional y marchar a Madrid.
R: Sí, tuve la oportunidad e incluso me lo ofrecieron. Pero pensé que para desarrollar mi trabajo parlamentario era suficiente en el ámbito autonómico. Llevaba ya mucho tiempo lejos de casa y tener que estar en Madrid la mayor parte de los días de la semana pesaba mucho. Sí me atraía la idea, la verdad, porque en el Congreso de los Diputados se deciden muchas cosas. Pero la balanza pesó más por la otra opción. Cuando era presidente provincial tuve la oportunidad de ir en la lista para el Congreso por Alicante.
P: Ha hecho suyas las palabras de Ignatieff para definir el modelo de política en el que cree. Consenso y diálogo por encima de todo.
R: Sí, cierto. Hablamos de contrincantes políticos porque pensamos diferente, y no iremos de copas ni a comer juntos todos los días. Pero hay que tener una convivencia y buscarla. A pesar de pensar diferente, seguro que hay algo en común, puntos en los que sí estamos de acuerdo. Para llegar a acuerdos, en vez de discutir sobre lo que nos separa, hay que buscar aquello en lo que sí estamos de acuerdo para, a partir de ahí, comenzar a construir.
P: Se presta más atención a lo que distancia y las posturas se alejan cada vez más. ¿Por qué?
R: El secreto está en encontrar lo que nos une, insisto, lo que hay en común. Se busca más la política del mensaje rápido. Las redes sociales han traído cosas muy buenas pero también otras que no lo son tanto, la cultura del eslogan, del tuit, de la frase hecha. Y se busca una repercusión rápida y prima la inmediatez sin una reflexión y debate previo.
P: ¿Y no ha echado en falta ese modelo a la hora de gestionar la pandemia sanitaria?
R: Sí, mucho. Creo que era una situación única para llegar a un acuerdo al más alto nivel y que hubiera una ley que cubriera todas las expectativas. Una ley que regulara cómo teníamos que actuar ante una pandemia y no aplicar medidas diferentes en cada Comunidad Autónoma.
P: ¿Y qué ha fallado, en su opinión?
R: Creo que quien debía tomar la iniciativa no lo ha hecho. El gobierno, que tiene las competencias para desarrollar esa ley, no lo ha hecho. Todos tenemos responsabilidad pero, a mi entender, el gobierno, y para ser más concreto su presidente, más que nadie.
LA MOCIÓN DE CENSURA Y EL HOSPITAL
P: ¿Le quedó algo pendiente en su etapa de alcalde?
R: Fuimos pioneros a la hora de redactar la Agenda Local 21. Un proyecto de alcance amplio que condicionaba muchas decisiones con la implicación directa de la ciudadanía. Me marché y, desde la distancia, no pude comprobar cómo fue el proceso, su desarrollo. Eso quizás es lo que más eché en falta.
P: Hace unos meses se ha recuperado la Alcaldía con una moción de censura. ¿Era necesario?
R: Creo que sí era necesaria. La razón no es otra que el gobierno estaba roto, sin analizar ahora el porqué. No había una mayoría, el gobierno no funcionaba en un momento complicado, en plena pandemia, y necesitábamos gestión. Los dos concejales del PSPV se unieron al proyecto del partido más votado y creo que era necesario por, repito, el momento de parálisis que había. Y, según parece, la situación era complicada a nivel interno y no podías estar media legislatura sin tomar decisiones. Además, el pacto progresista se cerró con dos concejales que estaban desautorizados por su partido, Ciudadanos. El gobierno ya nació debilitado en ese sentido. Luego, el partido más votado tiene toda la legitimación democrática para presentar una moción de censura.
P: Pero el pacto progresista para apartarlos de la Alcaldía no fue una sorpresa, se veía venir, ¿no es así?
R: Sí, había rumores de que ya tenían el pacto hecho. Pero hay que pensar que eso no llega a toda la gente. Y son muchos los que votan a unas siglas pensando en un camino natural que no hay que abandonar. Ciudadanos tenía la orden autonómica de no pactar con Compromís y esto no se respetó a nivel local.
P: A nivel comarcal, dos temas. El primero, la reversión del Hospital de Dénia. ¿Qué opina de ello?
R: Creo que las reversiones que se han hecho hasta ahora, por los motivos que sea, no han mejorado el servicio sino todo lo contrario. Ha pasado en Alzira y en Torrevieja. La gestión puede ser buena desde lo público y puede ser buena la gestión indirecta, a través de una empresa privada. Creo que se trata más de eso, de gestión directa o indirecta porque la sanidad continúa siendo pública, gratuita y universal. Se trata de modelos de gestión y lo que sí está demostrado es que, en los casos citados, el servicio no ha mejorado. Y eso son datos totalmente contrastables y así lo afirman los sindicatos, los médicos y los usuarios.
P: El tren de la costa, ¿es una utopía o hay un interés cierto en este proyecto?
R: Es complicado, no hay que engañarse. Creo que con el tiempo acabará ejecutándose. Las infraestructuras ferroviarias son las más complicadas de materializar de todas. El AVE ha llegado a lugares de España con 20 años de retraso. Si todas las administraciones reman en la misma dirección se podría hacer. Se debe hacer, en mi opinión.
P: ¿Y ahora, qué? Deja de ser político ¿para?
R: Para ser abogado. Es lo que era antes de meterme en política, antes de ser alcalde. Al principio hacía las dos cosas hasta que me di cuenta de que no podía ser. No ejercía pero siempre he tenido la espina clavada de volver a ejercer. En determinadas materias, será necesario reciclarme. Pero mi pasión es el derecho administrativo y en este sector no he perdido nunca el contacto. Más bien he hecho un máster en procesos administrativos y urbanismo.
P: ¿Es un adiós definitivo u optaría de nuevo a la Alcaldía si el partido se lo pidiera?
R: No, no. Cuando doy un paso, lo doy muy meditado. En estos momentos, las ideas las tengo muy claras en ese sentido.