Prevención en el embarazo ante la exposición a Varicela
Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)
La infección por toxoplasma gondii es una parasitosis común que se adquiere por la ingestión de ooquistes excretados por gatos infectados (que contaminan la tierra o el agua) o por la ingesta de quistes que permanecen viables en la carne cruda o poco cocinada de otros animales (huéspedes intermedios). La única forma de transmisión entre humanos es intra-útero por transmisión vertical cuando se produce una infección en la gestante. La primoinfección materna durante el embarazo puede provocar graves lesiones en el feto.
La mayoría de las toxoplasmosis agudas son asintomáticas y se detectan por seroconversión durante el embarazo. Solo una pequeña proporción (20 %) de las mujeres infectadas desarrollarán signos clínicos de infección. La manifestación reconocible más frecuente es la linfadenopatía. La probabilidad de infección transplacentaria es más alta si la infección materna tiene lugar durante el tercer trimestre del embarazo (65 %) y aunque el recién nacido normalmente está asintomático, éste presenta una incidencia más alta de trastornos del aprendizaje y secuelas neurológicas crónicas. En cambio, en el primer trimestre el riesgo de infección fetal es menor (15 %) pero las manifestaciones clínicas son más graves (aborto, muerte fetal intrauterina, calcificaciones intracerebrales, etc.) (Remesar, 2009).
Las recomendaciones sobre la solicitud de serología para toxoplasma durante el embarazo varían de un país a otro. Actualmente en España se realiza una determinación en el primer trimestre y si ésta es negativa se repite en el tercer trimestre.
Tratamiento materno: cuando se ha comprobado la enfermedad en la madre pero sin evidencia de compromiso del feto se deben sopesar los riesgos y beneficios de una eventual terapia. El tratamiento de elección es la espiramicina 1 gr cada 8 horas durante toda la gestación.
Tratamiento materno-fetal: si hay evidencia de afectación fetal (PCR positiva para toxoplasma gondii en líquido amniótico o hallazgos ecográficos que sugieran afectación fetal) debe plantearse a la madre la interrupción voluntaria del embarazo dependiendo de que la edad gestacional lo permita. Si la gestación sigue adelante debe darse el siguiente tratamiento:
- Si <18 semanas de gestación: espiramicina 1 gr/8 horas. Algunos autores proponen que en aquellos casos donde la infección fetal se ha confirmado introducir la pirimetamina ya desde las semanas 14-16 como se explica en el siguiente apartado (Gilbert R, 2003).
- Si >18 semanas de gestación: pirimetamina en combinación con sulfadiazina y ácido folínico, para disminuir el riesgo de mielotoxicidad, hasta el parto. Siguiendo el siguiente esquema: pirimetamina 50 mg/12 horas durante 2 días, seguido de 50 mg/día. Sulfadiazina dosis inicial de 75 mg/kg seguido de 50 mg/kg cada 12 horas (máximo 4 gr al día). Ácido folínico 10-20 mg al día hasta una semana después de completar el tratamiento con pirimetamina. Se debe realizar hemogramas periódicos por el posible efecto de mielosupresión de la pirimetamina (Thièbot R, 2007).
- También se recomienda el tratamiento con pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico en las embarazadas que han adquirido la infección a partir de la semana 18 de gestación debido a la alta tasa de transmisión vertical.
(*) Especialista en Ginecología y Obstetricia.