Casa Meua és Casa Teua, nunca mejor dicho

  Casa Meua és Casa Teua, nunca mejor dicho
  21/03/2022

El programa de Els Magazinos se ‘sube al barco’ de la familia Mena

Dicen que para encontrarte bien en un lugar has de ser bien recibido. Cuando visitamos un restaurante, valoramos el producto, la elaboración y el servicio. Pero si además consiguen hacernos sentir como en casa, el éxito está prácticamente asegurado. Eso es lo que ocurre en el Restaurante Mena, donde el trato familiar que recibe el cliente no está reñido con la profesionalidad. Todo lo contrario. Allí no solo disfrutaremos de buena comida. También de unas vistas increíbles que nos invitan a prolongar nuestra estancia. Un binomio -gastronomía y paisaje- que, junto a la atención que nos ofrecen, hacen de nuestra visita una agradable experiencia. Este mes de marzo nos subimos con Els Magazinos al ‘barco’ de una de las familias hosteleras con más solera de Dénia. Lo hacemos con el programa Casa Meua és Casa Teua, un nombre muy apropiado.

            Nuestra travesía empieza en el año 1959 cuando Diego Mena Llorca y María Cuesta Llidó, con sus hijos Maruja, Vicenta y Diego, abren un merendero al final de Les Rotes. No eran nuevos en eso de la hostelería. Un accidente ocurrido durante la riada de 1957 obligó al cabeza de familia, que se debatió entre la vida y la muerte, a dejar el Bar Monterrey, situado en Marqués de Campo. Recuperado, emprendía una nueva aventura hostelera al final de Les Rotes a las puertas de los años 60.

            El local, según cuenta quien dirige ahora el negocio, Diego Mena Larrosa, era una barraca de cañizos que se conoció como el bar de l’Olivero, en alusión al lugar de procedencia de su abuelo. “Recuerdo, de pequeño, poner los carteles de Casa Mena, Casa Mesón Mena…. pero todavía hoy”, señala, “las personas más mayores lo llaman así”. La gente se llevaba la comida de casa y allí se servían las bebidas y algo más para acompañar. Eso sí, los primeros clientes disfrutaban ya de las maravillosas vistas que el restaurante sigue ofreciendo.

            Empezaron a prepararse paellas a leña y algunos aperitivos, todo todavía muy de ir por casa. Luego llegarían las reformas y de aquella primitiva cocina cubierta de los primeros años se pasó a un local de tres alturas, salvando los desniveles del terreno y a modo de terrazas que dan al acantilado, y con el salón en el lugar que ahora ocupa la bodega. Este último comunicaba con un balcón que lindaba con el mar, de ahí el eslogan publicitario que el restaurante utilizó durante un tiempo: Casa Mena, balcón al Mediterráneo. Las reformas posteriores dieron pie a que lo conociésemos como es ahora, con dependencias y terrazas a un mismo nivel.

            Diego Mena Larrosa nos dice que su abuelo “era una persona muy de preocuparse por los demás”. Y claro, no podemos evitar esbozar una sonrisa: ya sabemos de dónde le vino esa faceta de su carácter a Diego Mena Cuesta, su padre. Él fue quien dio el impulso definitivo al restaurante y quien, con el tiempo, hizo de él un referente en la cocina de Dénia.

            El abuelo Diego llevaba la supervisión del negocio, la abuela María y las tías Vicenta y Maruja trabajaban en la cocina y su padre era la cara visible del restaurante. “Con 16 años empezó a trabajar fuera, en el servicio”, explica. A buen seguro que despuntaba ya en él ese don de gentes que siempre lo acompañó y que lo hizo una persona entrañable.

            Junto a su esposa Josefa Larrosa Navarro, Fina, fueron el alma mater del restaurante durante muchos años. “Él, de familia olivera, y ella murciana, se encontraron en Dénia”, puntualiza su hijo Diego. El matrimonio supo inculcar a sus cuatro hijos la pasión por la hostelería y son ellos, a día de hoy, quienes siguen al frente del negocio, cada uno como responsable de un área determinada. “Cuando vio que habíamos alcanzado el equilibrio perfecto, y después de haber estado 45 años en la cocina, mi madre se jubiló”, precisa.

            Él, el mayor, es el “director-incordiador porque siempre estoy en todos los fregaos”, bromea. Su hermana María del Mar se encarga de compras y preparaciones, a modo de coordinadora general. Mónica está en barra y Nati es la encargada de los arroces, “algo que hay que cuidar mucho y en lo que no puedes fallar”. Entre todos, insiste, “hemos alcanzado un equilibrio perfecto entre servicio y cocina”, de modo que se trabaja de forma coordinada, organizada y sin tanto estrés; solo el necesario.

            El restaurante dista mucho de aquel negocio inicial, “muy de batalla y de autobuses de turistas” pero “donde siempre se dio calidad”. Se pone un notable alto de nota. “El sobresaliente no nos interesa porque supondría una presión muy grande”, advierte Diego. A su juicio, eso podría revertir en una pérdida de la calidad humana, cuando “nosotros somos muy familiares y queremos seguir siendo muy cercanos a la gente”, añade.

            Esta generación -la segunda y media, como él dice- tiene claro que el restaurante no debe perder su esencia. La carta conserva los platos de siempre e introduce pequeñas innovaciones. Porque quien llega a casa Mena “viene con una idea echa”. La paella valenciana, el arròs a banda, els fideus rossejats, el rape a la marinera, la zarzuela y las parrilladas son inamovibles. Iniciativas como las jornadas de temporada de AEHTMA les han permitido innovar en entrantes y primeros, “pero no es fácil, es más fácil cambiar un vino”. Lo dice quien se ha encargado de hacer las cartas desde que tenía 15 años, y quien además tiene claro que la hostelería es algo vocacional. En un oficio con altibajos y sin horarios fijos, “hay que tener vocación, porque si no es así se hace muy duro”.

            Para la cena de Casa Meua és Casa Teua del 31 de marzo, con la que Els Magazinos y Cervezas Turia homenajean a los restaurantes que han escrito y mantenido viva la tradición hostelera de Dénia y la Marina Alta, el equipo del Restaurante Mena recupera algunos de esos platos de siempre. Eso sí, algunos con un toque que los hace diferentes. Para abrir el apetito, bisqué de galera y cangrejo; salazones variadas, polp sec con Avoe 5 Oliveres, mussoleta en marinera de almendras, terrina de tòtena con parmentier de patata y crocant de polp sec, gambeta de Dénia apenas escaldada; rape a la marinera con huevo, espárrago y patata; y de postre, la exquisita y digestiva copa de la casa, ya saben esa de naranja y piña con gelatina y nata. Todo ello regado con Cerveza Turia, vinos valencianos y cava.

            El restaurante de los Mena tiene un rumbo claro: ofrecer un buen servicio y conseguir que quien coma lo haga a gusto, se sienta feliz, tenga confianza en ellos y envíe a sus amigos. Porque su barco, como ellos lo llaman, se ha forjado haciendo correr la voz.

 

 

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