OPINIÓN/Carolina Vives (*): "Unas fiestas sin restricciones deberían vacunarnos contra el aislamiento social que ha traído la pandemia

Llegan las fiestas que Els Poblets dedica al Divino Salvador de Mira-rosa y con ellas toda esa serie de actividades solemnes y de esparcimiento de las que no hemos podido disfrutar con el esplendor que tradicionalmente le corresponde debido a la maldita pandemia desde hace dos años.

Es la hora ya de hacerlo para recuperar esa tradición de pueblo que comporta aparejada el factor de reencuentro y hermandad que es la esencia de las fiestas patronales desde el tiempo inmemorial en torno a las procesiones, los moros y cristianos, día de las quintadas y tantos otros actos que nos hacen compartir la calle con convecinos, residentes y visitantes por estas fechas.

Visto lo visto y que el ser humano no valora las cosas como toca hasta que las pierde, piense estas primeras fiestas post COVID, que felizmente vamos a tener sin restricciones, deberían vacunarnos contra el aislamiento que hemos sufrido estos veinte e-cuatro meses en que hemos visto recluidos total o parcialmente, para volver a expresar ese talante tan propio del Mediterráneo que nos lleva a mezclar la socialización con la solidaridad.

Todo esto para dejar atrás una situación que nos ha golpeado de cerca en todos los aspectos -no hace falta ni que os recuerde la amarga experiencia que he tenido que pasar- y encarar el futuro con ese optimismo y esperanza de que ha sido la premisa constante de nuestros predecesores en el espacio y el tiempo para encarar situaciones tanto o más duras que ésta. Sin embargo, el optimismo no debe rechazar cierta dosis de prudencia y moderación para tratar de mostrarnos respetuosos con todos aquellos que nos rodean en lo que conlleva la fiesta para hacerla sana y digna de ser disfrutada.

Con ello apelar a la condición de municipio acogedor que siempre ha sido Els Poblets para invitar a toda la Marina Alta a vivir las fiestas junto a nosotros.