A la luna de Valencia: Hay que darse prisa en morir
Después de algunas semanas sin estar entre ustedes, por fin he podido reintegrarme a esta columna. La vida está llena de imponderables que la hacen muy dura.
Vuelvo para recordar a Antonio Cheli que era familia mía y que ha muerto a los 92 años. Recordémosle con su sombrero calado, siempre acicalado, caminando por las tardes-noches, después de cenar. También por su cariñoso saludo, en el que se incluían unos caramelos, para que nos endulzásemos la vida. Hasta el último minuto estuvo lúcido, recitándole un poema a la persona que le cuidaba. Decía que había vivido demasiado, pero no lo decía porque quería acabar con su vida, todo lo contrario. Era muy vital y si decía eso era porque sabía que cada día que pasaba era uno menos, como nos pasa a todos los mortales.
Me viene a colación la burrada que ha dicho el ministro japonés de Finanzas, un tal Taro Aso. El ministro nipón ha dicho que las personas mayores deben darse prisa en morir, para así ahorrar dinero al sistema sanitario. Se ha armado tal revuelo que ha tenido que rectificar. Pero lo más grave es que el mismo ministro tiene 72 años y que en su país existe un gran respeto por los ancianos.
Resulta muy preocupante que no haya sido destituido, porque, habida cuenta que Japón es el país que "inauguró" la crisis y que ha tardado varios años en salir de ella, ese comentario puede servir de punta de lanza para que los "mercados", pretendan exigir lo mismo a escala mundial, llevando a un exterminio de los ancianos.
Volvemos a los exterminios, que parecían enterrados junto con a los exterminadores después de la II Guerra mundial, aunque nunca han acabado las masacres bélicas. Pero está claro que esta sociedad que ha conseguido alargar la vida de los seres humanos, no ha conseguido hacer lo mismo con su calidad de vida y que tampoco sabe muy bien como utilizar toda la sabiduría, la experiencia de las personas ancianas y que se ampara en la demagogia que dice que hay que dejar paso a la juventud, como si las edades se tuvieran que enfrentar. Cada uno tiene su papel, porque la fuerza y la experiencia son complementarias y no antagónicas. Si Antonio Cheli estuviera entre nosotros nos recordaría que eso es "política" y yo le diría que todo es política, pero él añadía que es la actividad humana más vil. A veces es vil, corrupta y despiadada, pero otras ha servido, sirve y servirá para hacernos la vida más llevadera a jóvenes, adultos y ancianos. Aunque a veces solo veamos la corrupción que sobrenada.