Antoni Espasa, catedrático emérito de Econometría: “Junto al éxito de los científicos, los políticos han actuado mal y tarde a nivel internacional”

Antoni Espasa, catedrático emérito de Econometría: “Junto al éxito de los científicos, los políticos han actuado mal y tarde a nivel internacional”
  15/03/2021

“La pandemia ha puesto la necesidad de invertir más en sanidad y en investigación, disponer de administraciones con una estructura eficiente y buscar más la cooperación internacional”

“Si queremos un turismo próspero y de calidad, debemos hacer planes de urbanismo que eliminen los graves errores del pasado”

 

La pandemia sorprendió al economista Antoni Espasa en su casa de Dénia cuando el Gobierno obligó a la ciudadanía a permanecer en sus casas. Un año después afirma que continuamos en una situación económica grave de la que solo se podrá salir si se toman las medidas sanitarias adecuadas. Espasa es catedrático emérito de Econometría de la Universidad Carlos III de Madrid, socio de honor emérito de la European Economy Association y premio Rei Jaume I de Economía (1991).

PREGUNTA: ¿Saldremos de esta crisis más reforzados?

RESPUESTA: Aún estamos dentro de la pandemia y en una situación grave. ¿Qué evolución tendrá? Hay que analizar los datos para saber dónde estamos y dónde podemos ir. La Universidad de Harvard, cuando ya tenían datos de diez meses, hizo un estudio que concluía que las mejores medidas para combatir y eliminar la pandemia, al mismo tiempo, eran las más convenientes para la situación económica. Las medidas drásticas de confinamiento tienen también consecuencias humanas, sociales… Los estudios que hay al respecto señalan que estas medidas no se pueden eliminar si no es haciendo unos cribados masivos de la gente que tiene el coronavirus, rastreando la estela de las personas infectadas y dando una protección adecuada a aquellos grupos con mayor riesgo. Si no se hace esto, no hay que eliminar las medidas drásticas de confinamiento. Se han de cumplir esas tres condiciones: cribados masivos, rastreo y protección a los colectivos de riesgo. 

P: ¿Cuál sería la fórmula? 

R: Hacer esto bien exige que las administraciones estén bien organizadas y que sean eficientes. Y esto no es siempre cierto en nuestro país; por lo cual, una de las lecciones que nos enseña la pandemia es la gran importancia de tener administraciones públicas eficientes.

P: ¿Qué aspectos positivos ha traído la pandemia?

R: El éxito de los científicos, que en muy poco tiempo han detectado el virus, han secuenciado el ADN, han rastreado sus mutaciones, han producido vacunas, etc. Esto pone de manifiesto la gran importancia de invertir en salud. Y, curiosamente, junto al éxito de los científicos, tenemos el fracaso de los políticos, que han actuado mal y tarde a nivel internacional. ¿Por qué esta diferencia? Una de las razones, y lo decía Yuval Noah Harari en un artículo reciente, es que los científicos tienen una cooperación internacional entre ellos, se intercambian datos, información, resultados; realizan ponencias comunes, de gente de diversos países. Y esta cooperación internacional les hace muy eficientes. Sin embargo, los políticos tienen una actitud cerrada, nacionalista y sin querer coordinar nada con otros países. La pandemia ha demostrado que este enfoque político no se puede mantener hacia el futuro porque se ha demostrado que este virus es muy mutable. Esto se va a quedar ahí. Lo habremos vencido con vacunas y demás, pero va a estar con posibilidades de resurgir. Otro resurgimiento requeriría una cooperación internacional para hacerlo bien. Los países ricos se creen que pueden eliminar el virus y no es suficiente. Hay que eliminarlo a nivel planetario porque si los países pobres tienen el virus, más tarde o más pronto, pasará a los países ricos.

A mi me resulta curioso lo que le cuesta al ser humano hacer acuerdos multinacionales y todo lo lento que es esto, y pasan décadas y décadas, quizás este tipo de pandemias podrían acelerar la coordinación internacional. 

P: Tenemos que aprender muchas lecciones. 

R: La pandemia ha puesto la necesidad de invertir más en sanidad y en investigación sobre la salud, en disponer de administraciones que tengan una estructura eficiente, y de buscar más la cooperación internacional. Pero en esto los políticos son reacios y la única forma será que las sociedades empujen a los políticos.

P: ¿Se puede salvar la economía sin salvar la sanidad? 

R: La creencia de que yo permito más muertes y mejoro la economía es falsa. Por tanto, las medidas drásticas de la pandemia solamente se pueden ir amortiguando con las tres condiciones que he dicho.

P: ¿Hay algún país que lo haya hecho correctamente?

R: Australia, Nueva Zelanda y países asiáticos. En la Unión Europea nos hemos copiado unos a otros y todos lo hemos hecho absolutamente mal. En los últimos meses han empezado a reaccionar. Esto es un ejemplo de cómo no hay que mirar al vecino. Hay que tener expertos nacionales que sepan de pandemias y cómo tratarlas, y que aconsejen a los políticos sobre las acciones que deben tomar. Y para tener expertos hay que invertir en investigación. Otra cosa que demuestra la pandemia es que, como las medidas de confinamiento tienen también efectos negativos sobre las personas, es necesario saber comunicar a la sociedad las acciones que se toman políticamente. Esto conviene dárselo a expertos en teoría de la comunicación para que sean ellos quienes digan cómo ilustrar y presentar a la sociedad el tipo de acciones que son las adecuadas y requeridas para afrontar la pandemia. 

P: Hay quien sostiene que hemos caído en una recesión y no en una depresión económica. ¿Cuál es su opinión?

R: Hemos caído en una grandísima depresión. El Producto Interior Bruto de los países europeos ha caído muchos puntos porcentuales. Quizás no se han producido situaciones apocalípticas que alguien pudo predecir y ha sido gracias a los científicos, a los expertos en epidemiología y a la existencia de una estructura sanitaria bastante buena en los países europeos, con una disponibilidad increíble por parte de todos los trabajadores de sanidad a todos los niveles. Esto en 1918 fue caótico. Ahora no lo ha sido debido a los avances científicos y también a las técnicas de comunicación existentes. Hace un siglo no se podría haber confinado a la gente porque, si se confinaban, no producían y no comían. Ahora sí, porque vía internet se ha mantenido una actividad importante y eso ha reducido la situación de profecía apocalíptica, porque la gente ha aprendido muy de inmediato a trabajar de forma virtual. Esta es otra de las cosas buenas que deja la pandemia. Se ha demostrado que la mejor estructura para una empresa es combinar el trabajo presencial y el trabajo virtual. Ya se venía dando antes y ahora con la pandemia se ha quedado establecido. De hecho, muchos de los aspectos que han sido positivos durante la pandemia vienen de cosas que estaban cambiando muy lentamente y que la pandemia las ha puesto de sopetón encima de la mesa. En cambio, lo de la cooperación internacional, de la que hablaba antes, está todavía muy verde. Pero la pandemia ha puesto una pica ahí, diciendo: si ustedes quieren luchar bien contra el enemigo, es con la cooperación internacional. El enemigo ya no es un país vecino, el mayor enemigo de la humanidad es el virus. De hecho, se está demostrando que más importante que invertir en investigar en temas militares conviene investigar en temas sanitarios y más concretamente en temas de la pandemia. Las muertes en la Guerra de Vietnam no llegaron a 60.000 americanos y con la pandemia han muerto medio millón. Y todo esto la pandemia lo ha dejado marcado con dolor y sangre, por lo que esperamos que este recuerdo de lo buena que hubiera sido una mayor cooperación internacional sea una semilla que fructifique más adelante. 

P: ¿Qué pensaba que iba a suceder cuando hace un año se declaró el primer estado de alarma?

R: Al principio, todavía creíamos que con el confinamiento lo íbamos a resolver. Pero el confinamiento, que debía haber durado más, en el Parlamento se impidió que continuase. Fue una acción negativa y a los responsables de esto se lo deberíamos recordar porque, si eso se hubiese extendido, el verano hubiese sido mucho mejor y sin tantos riesgos como los que hemos tenido.

P: ¿Qué reflexión económica general se puede extraer? 

R: El mundo económico iba evolucionando de modo que lo que llevaba hacia el progreso eran las innovaciones que de forma disruptiva se iban produciendo en determinados campos, que son: la robótica, la inteligencia artificial, la secuenciación del ADN, la investigación sobre almacenamiento de energía y la tecnología de cadenas articuladas (blockchain technologies). Por tanto, la pandemia ha puesto de manifiesto que las empresas que tengan proyectos en los que incorporen y desarrollen este tipo de innovaciones van a ser muy prósperas y van a ganar mucho. Mientras que las empresas que se mantengan en estructuras productivas tradicionales lo van a pasar mal y un número importante de ellas quebrará. La humanidad está innovando en multitud de campos y el futuro económico global va a ser positivo, pero va a estar muy mal repartido entre países. Los que no estén en esta preocupación de incorporar todo este tipo de innovaciones en su sistema productivo lo van a pasar mal y aquí España tiene una espada de Damocles encima; es decir, hay que actuar rápido. 

P: Hay empresas que han salido adelante.

R: Son empresas surgidas por gente innovadora, joven y que en poco tiempo han tenido éxito. Hay ejemplos, pero esto no es suficiente. Se necesita algo más masivo a nivel de toda la economía. Por tanto, fomentar que se invierta y que se utilicen este tipo de tecnologías es necesario y el gasto público debería orientarse a ayudar a las empresas. Todo este nuevo mundo económico va a eliminar a muchos trabajadores y por supuesto la orientación pública debe ser la de apoyar a estos trabajadores tanto en renta como en formación para adaptarse a los nuevos empleos. A estas innovaciones que vienen no nos podemos oponer, el progreso está ahí. Esto va a causar grandes beneficios a uno y grandes perjuicios a otro, por lo que habrá que subvencionar, actualizar y proteger a las personas rezagadas y afectadas muy negativamente por ello. Va a requerir educar a la fuerza de trabajo en esta línea y eso es un problema porque en España el sistema educativo es deficiente. Hacia el futuro, el sistema educativo requiere una reforma a fondo y consensuada. Todo lo que sea gastar en educación e investigación va a ser lo más rentable. Estamos empezando una época que nos coge con esquemas tradicionales y que muchos no sirven, y tenemos que adaptarnos, educarnos, formarnos para esta nueva situación. Esto hay que transmitirlo a la sociedad y que voceros que dicen otro tipo de cosas no tengan en ella la más mínima audiencia. 

P: ¿Cómo valora la situación de Dénia, que tiene tanta dependencia del turismo? 

R: El sector turístico ha de ser un pilar fuerte de la economía. Dénia está en muy buenas condiciones para ofrecer un turismo de calidad y variado. Tiene mar, monte, el castillo… Pero debe tener una calidad global. Por ejemplo, los planes de urbanismo son muy importantes para mejorar la calidad del turismo y deben hacer que la ciudad sea cómoda, flexible, agradable y bonita. Por tanto, si queremos un turismo próspero y de calidad debemos hacer planes de urbanismo que vayan en la buena dirección y que, en la medida de lo posible, eliminen los graves errores que se han cometido en el pasado. Sería conveniente crear un plan turístico global de la ciudad para los próximos diez años, que deberán realizar expertos en el tema para que los empresarios, los autónomos y los ciudadanos supieran que Dénia va hacia un objetivo y a tener un turismo de calidad. Por tanto, orientémonos todos hacia ello. Este plan turístico va a requerir ayudas del sector público -de la Comunitat y del Estado- pero ahora es un buen momento, porque la Unión Europea está favoreciendo este tipo de ayudas. Si la mayor parte de la ciudadanía vive del turismo, gastémonos dinero en establecer un plan de futuro, sólido y firme. 

Además del turismo, hay otros sectores que se deben impulsar más en Dénia. Uno es consolidarse como capital de servicios de la comarca. Por ejemplo, un plan de mejora y ampliación del polígono industrial sería conveniente. Este es un polo de desarrollo para Dénia, pero, claro, ha de estar bien hecho. Tenemos que ser conscientes de que Dénia tiene que tener un gran potencial, pero esto hay que trabajarlo. Además de eso, la actividad pesquera conviene mantenerla y fomentarla. No solo por la importancia en sí misma, aunque sea un porcentaje pequeño de la economía de Dénia, sino también por darle a Dénia la visión de un enclave turístico variado y de calidad. 

P: ¿Y en cuanto a otros sectores?

R: ¿Cuál es el futuro de la agricultura, que se puede incorporar en Dénia? La agricultura ecológica, que va a tener cada vez más demanda a nivel internacional y europeo. Esto va a tener que estar bien hecho y acreditarse con etiquetas correspondientes de que son productos ecológicos. Y quizás una última cosa sería lo del trabajo virtual. Esto va a hacer que mucha gente no necesite ir a la empresa una buena parte de su tiempo y pueda trabajar fuera de ella. Dénia puede dar buenas condiciones para que estos trabajadores virtuales puedan hacerlo en casa. Dar los servicios que estos trabajadores necesiten, tener las infraestructuras informáticas que ellos requieran y facilitar las segundas residencias en Dénia. 

 

 

 

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