Entrevista exclusiva a Josep Ramoneda, director académico del Dénia Festival de les Humanitats: "El progreso técnico no es garantía de virtud"
“Todas las sociedades necesitan el pensamiento crítico para no quedar atrapadas por los portadores de verdades absolutas”
“Hay cosas que habíamos descontado en la aceleración del día a día y que ahora nos parecen capitales”
“La pérdida del contacto directo nos desnaturaliza”
ROSA RIBES FORNÉS
A pocos días de que de inicio el Dénia Festival de les Humanitats, su director académico, Josep Ramoneda, hace una pequeña reflexión sobre el pensamiento crítico y los efectos de la pandemia sobre el modo de entender la vida. Periodista, filósofo y escritor, habla también de la tecnología, la comunicación y el mundo acelerado en el que vivimos.
Ramoneda es director de la revista de humanidades y economía La Maleta de Portbou y de la Escola Europea d’Humanitats. Entre los años 1989 y 2011 dirigió el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y ha presidido el Institut de la Recherche et de l’Innovation (IRI) de París (2009- 2014). Es colaborador habitual de diarios y cadenas de radio y preside el Grup 62, que agrupa a varias editoriales, entre ellas Proa, Destino, Planeta o Edicions 62.
Bajo el paraguas de Mutaciones: ¿qué nos espera en el futuro próximo?, el Dénia Festival de les Humanitats vuelve a hacer las preguntas clásicas del humanismo moderno ante un mundo sobre el que parecemos haber perdido el control y ante un futuro oscuro. Análisis y debates tratarán de aportar un poco de luz durante los tres días festival, que se celebrará entre el 27 y el 29 de octubre en las instalaciones de Baleària Port y el Centro Social de Dénia. En el programa encontramos a expertos de renombre y primeras figuras, como el neurobiólogo Rafael Yuste, el economista Antón Costas, el antropólogo Michel Agier, la escritora Sophy Roberts o la doctora Keshia Pollack Porter. Y, además, una serie de actividades paralelas que empezarán a desarrollarse el lunes 24.
PREGUNTA: ¿Vivimos en una sociedad más necesitada que nunca de pensamiento crítico?
RESPUESTA: La madurez de las personas se mide por la capacidad de pensar y decidir por sí mismas. Es decir, de no dar nada por seguro sin haberlo reflexionado. Y esa es la base de una sociedad más libre. Todas las sociedades necesitan el pensamiento crítico para no quedar atrapadas por los portadores de verdades absolutas que imponen comportamientos incontestables. Por eso es importante defender y contribuir a la mirada de las humanidades, que asumen la complejidad del ser tan precario que somos los humanos y reconocen la singularidad de cada uno de ellos.
P: ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos? ¿Dónde vamos? El Dénia Festival de les Humanitats plantea tres preguntas que el hombre se hace desde hace siglos. ¿En qué medida vamos a encontrar respuesta en este foro de debate y reflexión?
R: Y nos las seguiremos haciendo por los siglos de los siglos. Salvo que triunfe el autoritarismo y se imponga la cultura de rebaño.
P: ¿Ha cambiado la pandemia nuestro modo de ver y entender la vida? ¿Nos sentimos más vulnerables y por lo tanto estamos más atentos a todo aquello que, tal vez por un uso inadecuado, pueda volverse en contra nuestra, llámese globalización, tecnología, redes sociales, inteligencia artificial?
R: La pandemia ha representado una advertencia más sobre la precariedad de nuestra condición. Los habitantes del planeta del progreso tecnológico y científico hemos sido encerrados en casa por un virus. Quién lo hubiera imaginado quince días antes. Y el encierro ha abierto inquietudes, preocupaciones, sensaciones que en el ritmo acelerado de la vida a menudo se dejan pasar de largo. Y hay que ser bastante insensible para no salir tocado de esta experiencia. Hay cosas que habíamos descontado en la aceleración del día a día y que ahora nos parecen capitales.
P: La tecnología avanza a un ritmo frenético y, al mismo tiempo, tenemos una esperanza de vida más alta y una población cada vez más envejecida. ¿Pueden ayudarnos los avances tecnológicos a hacer frente a los graves problemas asistenciales y económicos que se nos avecinan?
R: La prioridad de la tecnología deberían ser los ciudadanos. Y, por lo tanto, crear las condiciones para vivir mejor más años. Sin fantasías ni falsas hipótesis. Simplemente habrá más gente que llegará a los cien años. Y se trata de que todos vivamos en las mejores condiciones posibles hasta que se acabe el recorrido.
P: Norte y sur. Primero y tercer mundo. Llámelo como quiera. ¿Hasta cuándo?
R: No estamos constituidos como humanidad, como decía Edgar Morin. Y hay fracturas que la potencia tecnológica puede atemperar o agrandar. El progreso técnico no es garantía de virtud. Las brechas son geográficas, pero también internas en cada país. Y hay que combatirlas.
P: Los jóvenes, y a veces los no tan jóvenes, parecen haber perdido referentes en el mundo del pensamiento, con modelos basados en la imagen, la popularidad, el éxito, la fama. ¿Caminamos hacia el reinado de lo superficial?
R: Habrá que ir asumiendo las claves del nuevo universo comunicacional. Evidentemente, la aceleración no es fácil de masticar. Y la pérdida del contacto directo, cuerpo a cuerpo, nos desnaturaliza. ¿Es posible una relación desencarnada? Quizás lo sea para las próximas generaciones, para mí no.
P: ¿Es este el momento del todo vale?
R: Si fuera así mal vamos. Todo vale, es decir, todo está permitido, es nihilismo, la idea de que no hay límites que rige el comportamiento de figuras criminales como Putin o como los terroristas.
P: Pero sí es el momento del ‘todo ya’. ¿La inmediatez nos deshumaniza?
R: Por eso hay que defender la perspectiva de las humanidades, con todas sus contradicciones.
P: Un profesor mío solía decir que la poesía nos hace más humanos. Quizás al festival le falte un poco de poesía.
R: Quizás sí. Aunque alguno de los ponentes pasará cerca de ella. La poesía nunca sobra. Es el I Festival, tiempo habrá en los sucesivos –que espero que sean muchos- de contar con ella.