GUILLERMO ARES/ Deberes en casa: ¿sí o no?

GUILLERMO ARES/ Deberes en casa: ¿sí o no?
  14/11/2016

Salvo aquellos casos de fanáticos de su trabajo o de aquellas personas que no tienen más mundo que su entorno laboral, cuando se acaba la jornada normalmente pretendemos hablar de otras cosas, practicar sillón-ball, tenis, yoga, gym o revisar la colección de sellos.

            Los menos son aquellos que se llevan trabajo atrasado a casa.

            Si analizamos las causas de ese atraso, podemos encontrarnos con que el fallo está en una sobrecarga de trabajo en sus horarios habituales o la ineptitud de abordar las tareas dentro de una jornada laboral.

            Si esto lo trasladamos a los deberes del colegio para hacer en casa, podemos pensar que algo no va bien.

            ¿Cuál es la razón para que un estudiante de primaria o instituto deba terminar sus tareas escolares en casa?

            O bien está mal organizado el tiempo de enseñanza en clase o hay demasiada información, tal vez todo esté bien y los maestros y profesores sean el fallo, porque llevarse el trabajo a casa es un fallo, sin duda.

            Aunque tal vez sea el Ministerio de Educación el que no sabe educar correctamente.

            Sin muchas vueltas, que un estudiante deba trabajar fuera de las aulas es un grave fallo.

            No es sano a ninguna edad, cada época tiene unas pautas en horas y cantidad de información aceptable sin provocar reacciones negativas.

            España está entre los primeros países en ausentismo y deserción escolar.

            El nivel cultural de nuestros niños y jóvenes es desastroso, no porque falte tiempo de trabajo sino porque se les enseña a detestar los estudios en lugar de motivarlos a saber más y mejor.

            Siempre caemos en el mismo punto cero, si no hay quien enseñe bien, no se aprenderá bien, por tanto tampoco se enseñará otra vez bien y así una larga oruga interminable donde la cabeza alcanza a la cola y entramos en el círculo vicioso que no soluciona sino que potencia la ignorancia.

            Cierto es que la información es cada vez más, pero no debe servir de excusa ya que ese aumento no se estudia en clase.

            Hay varios errores en las costumbres de nuestra sociedad que llevan a nuestros niños y jóvenes a interesarse por beber alcohol a los doce años, las cifras de comas etílicos en menores de 18 años son espeluznantes cada fin de semana, las redes sociales, los móviles y Gran Hermano son las malas compañías de hoy, lo mejor de cada casa que decía Serrat de los atorrantes de sus amigos.

            Mi voto es, menos juerga y más cultura, el conocimiento es poder, pero también es entender qué es el poder, no la cultura del pelotazo o la desidia.

            Un sistema educativo bien estructurado para que haya tiempo después de clase para otras actividades que no se dan en clase.

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