José Ivars Cardona compite en el mundial de peluquería en París
Decepcionado sí pero no derrotado. Una reacción natural si vas a un mundial para ser el mejor en tu especialidad y te quedas sin medalla. Pero no subir a lo alto del pódium no depende sólo de ti sino de la valoración subjetiva de un jurado y de un sistema de puntuación muy apretado en el que todo se decide “por un pelo”, nunca mejor dicho. El consuelo, o recompensa, según se mire, es volver a casa satisfecho contigo mismo por un trabajo bien hecho y con el aplauso y la admiración de compañeros y rivales directos.
Así se resume la crónica de la participación de José Ivars Cardona, natural de Benissa, en el Campeonato Mundial de Peluquería celebrado en París los días 12, 13 y 14 de octubre, que reunió a representantes de 50 países. La selección española masculina, dirigida por Paco Chafer, estaba integrada por Javier Torrente, Mario Riveiro (que sustituía a Juan Carlos Bosch) y José Ivars, los tres primeros clasificados del campeonato nacional de 2024. Los españoles estaban entre los favoritos, ya que en el mundial de 2022 quedaron terceros por equipos. Pasaron los dos primeros cortes y llegaron a la fase final decisiva. Italianos y japoneses coparon las tres primeras plazas. Los de la Roja acabaron en séptima posición por detrás de equipos revelación como Pakistán y Puerto Rico.
Ivars asegura que “creo que merecimos más puntos por parte del jurado porque nuestros acabados eran espectaculares”. Las diferencias son mínimas porque todos los participantes son grandes profesionales. “Estamos en manos del jurado que valora más unas cosas que otras y no sabes qué puede pasar”, comenta el de Benissa. Todo se decide por pequeños detalles como las mechas, el flequillo y los acabados de brillo, porque los cortes y la estructura son más o menos parecidos. A pesar de no tocar medalla, Ivars hace una valoración positiva de su presencia -por segunda vez- en el Mundial, ya que “técnicamente estamos satisfechos y creo que hubo condicionamientos externos a la hora de hacer las valoraciones”.
En la categoría de corte y peinado clásico se realizan dos pruebas, una con peine y tijera y otra a máquina, con 35 y 30 minutos de tiempo máximo, respectivamente. No puntúa la rapidez sino la técnica y el acabado. “Entrenamos muchas horas durante todo el año, cada uno tiene sus trucos y nos sobran hasta 10 minutos”, dice Ivars. “Creo que hice unos acabados y unas coordinaciones bonitas pero el jurado no lo tuvo en cuenta”, añade.
José Ivars no es un peluquero convencional sino que siente una verdadera pasión por su oficio. Es un referente internacional y, de hecho, es uno de los fijos en la selección española desde hace años. Y no va a parar hasta conseguir su meta aunque le cueste muchos euros de su bolsillo. Ahora se plantea un nuevo reto y es practicar otra modalidad, el peinado creativo o artístico, sin abandonar el corte clásico. “No tienes que hacer siempre lo mismo porque coges malos hábitos y te conviertes en un peluquero normal y corriente”, subraya. “Si haces cosas diferentes”, continua, “tu técnica evoluciona sin darte cuenta y por eso es importante practicar con los muñecos”. Todo con vistas a mejorar como profesional y dar una mayor oferta de estilos a los clientes de su salón porque él trabaja tanto con hombres como con mujeres.
El futuro más próximo no es de color rosa sino todo lo contrario. A fecha de hoy, Ivars no ha recibido ningún tipo de información sobre el Campeonato Nacional que debería celebrarse en enero de 2025. “Nos dijeron que la federación no tiene ni un duro y ellos se encargan de pagar las inscripciones a nivel internacional, estar federado a nivel mundial, etc. A ver si podemos seguir compitiendo pero la cosa no pinta nada bien”, subraya. Una opción sería fichar por otra selección, como la Argentina, pero “no me lo planteo, para nada. Pero sí es cierto que su entrenador es muy bueno, Héctor Errecart, porque lo ha ganado todo”, comenta.
José Ivars, Benissa como se le conoce en el mundillo de la peluquería, tiene un nombre ya hecho y las medallas y títulos no son lo que más pesa. De hecho, según comenta, tiene compañeros de profesión que acuden a él y van a su peluquería para aprender nuevas técnicas y formas para hacer un buen trabajo. Podría dedicarse a hacer cursos de formación pero “no lo haré porque, como dice el dicho, creo que la vaca, para que dé leche, tiene que estar el amo”, concluye.