La entrevista / Raquel Ordúñez: “Si hay algo en la mama, cuanto antes se descubra mejor”

La entrevista / Raquel Ordúñez: “Si hay algo en la mama, cuanto antes se descubra mejor”
  14/10/2024
“La mujer se acuerda de autoexplorarse cuando recibe la carta o cuando tiene un familiar diagnosticado”

“Cuando hay que complementar con una ecografía la gente, por norma general, suele cogérselo mal”

 

Técnica en radiodiagnóstico, Raquel Ordúñez Sanjuan ha encontrado en la Unidad de Prevención del Cáncer de Mama su lugar en el mundo. Llegó a Dénia en el año 2000 de la mano del doctor Luis García Marrero y trabajó hasta 2011 en la Clínica San Carlos. Desde finales de 2010 y durante un tiempo, compaginó ese trabajo con la UPCM del Centro de Salud Pública. Allí se quedó en 2011 y en 2019 obtuvo la plaza en propiedad. Lleva casi 15 años dedicándose a hacer mamografías, unas 8.000 al año.

 

PREGUNTA: ¿Sigue habiendo muchas mujeres reticentes a acudir a la cita?

            RESPUESTA: Últimamente menos, tal vez porque se ve como algo normal. Antes incluso nos llamaban y nos decían que no les mandásemos la carta porque no querían participar. Ahora, el porcentaje de participación es de más del 70% respecto a las cartas que se mandan por correo. Haber actualizado los datos del SIP con la pandemia nos ha favorecido porque se han actualizado los domicilios. Aun así, en esta comarca tenemos muchos problemas. Hay muchas zonas que no reciben correo o donde la gente ha de ir a recoger las cartas a otro lugar. Estamos un tanto obsoletos porque seguimos funcionando por carta. Ahora bien, lo que hacemos no es una citación sino una invitación, se acude por voluntad propia.

            P: ¿La falta de voluntad es por miedo al dolor o a que les digan algo que no quieren escuchar?

            R: Las dos cosas. Muchas mujeres no vienen porque temen que les digan que hay algo, y eso es un error. El miedo lo único que hace es paralizarte. Si hay algo, cuanto antes se descubra mejor. En cuanto a la prueba, al principio la gente tenía pánico. El ambiente en el que trabajamos ha contribuido a que eso haya mejorado. También cómo explicamos lo que hacemos y, sobre todo, el boca a boca. La prueba dura entre 2 y 4 minutos. Puede haber una ligera molestia y depende de la mama de cada persona, de su consistencia y de cómo está formada. Pero nada que no se pueda soportar.

            P: ¿Cuál es la importancia de un diagnóstico precoz?

            R: El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres y por norma general evoluciona poco a poco. La finalidad de la prevención es poder encontrar un cambio en las mamas antes de que sea palpable, en sus fases iniciales. Tendrá un mejor pronóstico, minimizando las secuelas.

            P: ¿Nos autoexploramos todo lo que deberíamos?

            R: La autoexploración es superimportante. Todavía hay mujeres que dicen que tienen miedo. Yo insisto en que lo más importante es conocer tu propia mama. No has de ir a buscar nada. Si la conoces, en el momento en que haya un cambio, ya sea de la piel o de cualquier otro tipo, te darás cuenta. Pero por lo general, la gente se acuerda de autoexplorarse cuando recibe la carta o cuando tiene un familiar diagnosticado. Hemos de ser conscientes de la importancia de ocuparnos de nosotras mismas y coger el hábito de explorarnos, no debemos tener miedo.

            P: ¿Cuándo debemos preocuparnos?

            R: Cuando haya una diferencia. Si la mujer tiene la regla, se puede confundir una alteración de la mama con un cambio hormonal; tendrá que esperar a que acabe la menstruación y explorarse en ese momento. Si se nota alguna diferencia no hay que alarmarse, se ha de consultar con un especialista o acudir al médico de cabecera, que la derivará al cirujano. Será él quien determine qué prueba se ha de hacer. Nosotros en teoría vemos a mujeres asintomáticas, aunque a veces vienen mujeres a preguntarnos si ven algo raro.

P: Por su máquina han pasado muchas mamas…

R: ¡Miles!

P: ¿Hay cánceres que detecta a simple vista?

R: Sí. Si detecto una anomalía pregunto primero si ha habido una cirugía previa, que puede provocar una retracción en la piel; si noto alteración a la palpación o visible le pregunto a la mujer si ha notado algo. Yo lo comunico a mi superior, al radiólogo, que valorará la imagen y lo que yo le cuento para determinar si se le ha de hacer alguna prueba más.

P: Comunicar que hay que hacer más pruebas no debe ser fácil.

R: No, en absoluto. Yo intento tranquilizar a la persona dentro de mis posibilidades. Hay que tener claro que complementar el estudio de la mamografía con la ecografía es fundamental y no nos ha de preocupar. Nos permite estudiar mejor la mama y determinar que lo que estamos viendo está dentro de la normalidad o que hay un cambio y, en este caso, hay que seguir estudiándola. Toda la información que yo le pueda aportar al radiólogo es importante, porque él va a ver imágenes. Si se necesita una ecografía se hará en el hospital.

P: ¿Ha habido situaciones especialmente dolorosas?

R: Gente conocida, gente muy nerviosa… Cuando hay que complementar con una ecografía la gente, por norma general, suele cogérselo mal. Yo intento explicar y tranquilizar, aunque en algunos casos cuesta y me gustaría poder llegar mejor a esas mujeres.

P: ¿Ha sido acertado ampliar la edad para las revisiones?

R: Las mujeres se incorporan al programa a los 45 años, que no quiere decir que vayan a ser citadas justo ese año. La población de la comarca es muy elevada. Las invitamos por pueblos y hasta que no acaba uno no empieza el otro. La invitación se repite cada dos años. Antes se citaba hasta los 69 años y ahora se ha ampliado a 74, aunque se está haciendo de forma progresiva. Las mujeres con cáncer de esa edad no eran tantas. Pero la gente vive más años y detectar a tiempo puede ser sinónimo de alargar la vida.

P: ¿Hay saturación en su unidad?

R: Sí. Hay retrasos en las citas. Insisto en que la población que tenemos es muy grande y la vuelta completa a la comarca hay que hacerla en dos años; eso nunca ocurre. Los recursos son mínimos para una unidad que ve a toda la Marina Alta. De vez en cuando tenemos refuerzos para ponernos al día. Otro factor a tener en cuenta al hablar de retrasos son las averías de la maquinaria. Aun así, vemos alrededor de 40 mujeres todos los días y algún día, más.

P: En el caso del cáncer de mama no se puede hablar de causas exactas, pero sí de factores de riesgo.

R: Es un cáncer hormonal. Los cambios hormonales nos afectan mucho, como ocurre en la menopausia. Hay que saber gestionarlos. También influyen la mala alimentación, la falta de actividad física. El factor hereditario es mínimo.

P: Muchas personas ignoran que el cáncer de mama es también cosa de hombres.

R: Cierto. Y aunque es muy poco frecuente, los hombres tienen que observarse y conocer sus mamas. La ginecomastia es el aumento de glándula mamaria. Ante cualquier cambio, un bulto o inflamación en la mama, piel escamosa o enrojecida, irritación o hundimientos en la piel, tanto mujeres como hombres tienen que comunicarlo a su médico.

P: La detección temprana ha hecho que la supervivencia haya mejorado. ¿También los avances en los tratamientos?

R: Se intenta quitar la menor cantidad posible de tejido mamario, ser lo más conservadores posible. Por eso es importante detectar cuanto antes, el tratamiento será menos agresivo y también las consecuencias.

P: Cada vez hay más acciones solidarias y asociaciones de apoyo a las enfermas de cáncer de mama. Eso es positivo.

R: Muy positivo. Y también que se fomente el deporte, a esa edad se necesita estar activo. Se recomienda a las mujeres diagnosticadas que estén en movimiento, que no tengan sobrepeso. Si estás activa estás más positiva, y la enfermedad, como hemos dicho, está relacionada con las hormonas, puede haber un decaimiento. Las actividades al aire libre te llenan y te ayudan a combatir la depresión.

P: El 19 de octubre es el Día Mundial del Cáncer de Mama y este mes se llena de lacitos rosa. ¿Rosa para concienciar?

R: Bueno, da visibilidad a la enfermedad de cara al público en general. Pero para mí, todos los días son rosa, puedo aportar mi grano de arena en combatir esta enfermedad. Y estoy muy orgullosa de ello.

 

 

MUY PERSONAL

 

P: Sonríe, eres maravillosa.

R: Eso fue en el año 2018. Fue una manera de poder llegar a mujeres que no están en nuestro programa. La doctora Begoña Patiño y yo teníamos ganas de salir un poco de nuestro ámbito de trabajo y hacer algo más, hacer ver a las mujeres que hay que explorarse, que no pasa nada, no hay que tener miedo. Fue un proyecto muy bonito. Creo que llegamos a mucha gente, a gente que tenía dudas, gente que podía hablar sin tabús. Eso es muy importante. A veces la gente tiene vergüenza de preguntar cosas que les pasan. Ponerlo en común con otras mujeres que pasan por lo mismo ayuda a todas.

P: ¿Da resultado decorar la sala donde se hacen las mamografías con imágenes agradables?

R: Las mujeres vienen y ven esto como un hospital, como una sala de médicos. Yo siempre digo que no soy médico e intento que se relajen, que pasen por la prueba de la mejor manera posible. La prueba puede ser incómoda y si no te relajas puede ser dolorosa. El ambiente donde se realiza la prueba es muy importante, y por eso los posters de paisajes relajantes.

P: ¿Cuánto hay de empatía y de psicología en su trabajo?

R: Cuando te gusta lo que haces y ves que ayudar a los demás da fruto, eso se transmite. Te das cuenta de que la gente se alegra de que le digas las cosas, de volverme a ver… y responde. Hay mucha empatía. Me gusta mucho mi profesión y ayudar a los demás. Este es un trabajo asistencial, si me pusiesen detrás de un ordenador me matarían.

P: A las trabajadoras de su unidad les llaman “las chicas de la mama” y me consta que a usted, una doctora, le sacó el apelativo cariñoso de “Tereseta”.

R: Sí (ríe). Me involucro mucho y empatizo con la gente. Las mujeres vienen asustadas porque pueden recibir una mala noticia. Necesitan una buena atención y saber que no van a estar solas. La gente lo agradece.

P: De Manuel a Dénia, y se quedó.

R: Vine por trabajo, no había estado nunca. Aquí encontré a mi marido y he formado una familia. Me considero de Dénia. Me gusta ir a mi pueblo de vez en cuando, claro, pero ya he pasado más tiempo aquí que allí. Se vive muy bien en Dénia.

P: Aquí aprendió a remar.

R: Yo iba a la playa y me quedaba en la orilla. Hoy en día hago una actividad en el mar, algo que nunca hubiese imaginado. Cuando pierdes el miedo y disfrutas del mar desde dentro dices, ¡lo que me he perdido durante todos estos años!

P: ¿Capea tan bien los temporales con la piragua como con el mamógrafo?

R: Cuando estás trabajando de cara al público te enfrentas a situaciones complicadas. Pero, en general, si empatizas con las mujeres, las escuchas y les explicas todo lo necesario, llega la calma. Lo importante es trabajar en equipo, y tengo el placer de contar con unos compañeros que remamos en el mismo sentido.

P: Además organizan fiestas de disfraces.

R: ¡Somos el equipo de festejos del centro! Amenizamos las cenas de Navidad, las jubilaciones…  Divertirse también es necesario para tener un buen ambiente de trabajo.

P: Pascual Martí ha sido la cabeza visible del Centro de Salud Pública durante muchos años.

R: Hemos podido hablar siempre con él de tú a tú, cualquier problema, cualquier situación difícil te ha escuchado y te ha ayudado siempre que ha podido.

P: ¿Qué le dice el nombre de Dulce Chordá?

R: Fue mi primera radióloga. Me involucró tanto en la unidad de mama que consiguió que todavía me gustase más mi trabajo. Cuando veíamos las imágenes, me enseñaba qué era lo que ella necesitaba ver. Me hizo ver la importancia de mi trabajo. Yo soy la que tiene que obtener las imágenes que den la mayor cantidad de información a la hora de diagnosticar. En ese sentido, es muy importante la relación técnico-radiólogo. Ella me ayudó muchísimo.

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