La entrevista: María Llobell / “Las protagonistas del 25N no tienen voz porque están muertas”

La entrevista: María Llobell / “Las protagonistas del 25N no tienen voz porque están muertas”
  25/11/2024

DÍDAC VENGUT

 

María Llobell estuvo presente en la primera manifestación feminista en Madrid en 1977, que se dice pronto. Su referente es Lidia Falcón y en 2002 fue una de las fundadoras de la Xarxa de Dones Teulada Moraira, entidad de la que hoy es presidenta y voz cantante. El lunes se celebra el 25N, el Día Internacional Contra la Violencia de Género. Una fecha, a su entender, marcada en rojo en el calendario pero con una utilidad prácticamente nula porque está totalmente institucionalizada. La condena y la denuncia pública por casos de violencia de género tienen que estar mucho más presentes en la sociedad porque nos atañe a todos. Hay que salir a la calle y alzar la voz pero no sólo el 25N. La esperanza para acabar con esta lacra es una mayor concienciación y educar no solo en las escuelas e institutos sino también en las asociaciones y en la misma sociedad.

 

PREGUNTA: ¿Quién es María Llobell?

RESPUESTA: Una mujer de Teulada de 70 años, jubilada y feminista.

P: ¿Cómo define el feminismo?

R: Como una filosofía o una forma de vida basada en una consciencia social de una igualdad para todos. Pero no me vale sólo con que esté en la Constitución sino que tiene que ser una igualdad real.

P: ¿Qué significa para usted el Día Internacional Contra la Violencia de Género?

R: En el 25N, por desgracia, no tienen voz las protagonistas porque están muertas. Las que quedamos, saldremos a la calle. Este año hay ya 83 mujeres asesinadas y 10 menores por violencia vicaria. Hay que dar visibilidad a cada una de ellas, pero no solo un día sino todos.

P: ¿Qué actividades ha preparado la Xarxa de Dones de Teulada-Moraira?

R: Vamos a colgar una pancarta grande con los nombres de todas las mujeres asesinadas. Además, su nombre pasará también por todos los plenos mensuales, según una propuesta que nos ha hecho llegar la Concejalía de la Mujer. Esto es muy fuerte porque ya pensamos en futuro y sabemos que habrá muchas más. Este año se han hecho más de 100.000 denuncias y sólo el 0,1% son falsas, para que quede bien claro.

P: Son muchos años ya luchando para dar visibilidad a las mujeres, ¿no es cierto?

R: Sí, tantos como años tengo. La asociación local se forma en el 2002 poco después de la constitución de la Xarxa de Dones Marina Alta. Yo ya venía del feminismo y hablé con otra gente. La Xarxa la fundé yo con otras compañeras como Inma Llobell, Araceli, Pilar Dalmau, Rosa Ivars, Rosa Moll, etc.

P: ¿Qué importancia le da usted al 25N?

R: Nada y mucho. Por un lado, me de la sensación de que no es más que un “paripé” y, por otro, es un recuerdo a todas las mujeres asesinadas. Me gustaría que el 25 fuera dos, tres, cinco o siete días a la semana y no es así. Habría que salir a la calle cada vez que hay un caso de violencia de género. El lunes saldremos, pero ¿dónde están los familiares de las víctimas? Muchos de ellos tienen vergüenza porque es muy duro manifestar que tu hija, tu hermana o tu madre han pasado por un auténtico calvario, sobre todo para la gente mayor. Y lo peor de todo es que, muchas veces, no han hecho nada.

P: ¿Cómo ha evolucionado la percepción de la violencia de género en nuestra sociedad en los últimos años?

R. Muy poco en proporción a la escala de asesinatos. La Asociación Matria sale a la calle cada vez que hay una mujer asesinada. Pero siempre son las mismas, 10, 12, 14… y no más. Parece que a la gente joven esto no le interesa.

P: ¿Por qué, según su opinión?

R: Nosotros no trabajamos con menores de edad pero sabemos que la violencia entre jóvenes ha subido, y mucho. Y no solo eso, sino que también es grande el nivel de aceptación que tienen. Aquello de que si tiene celos, es porque me quiere. O, si la ha matado, algo haría. No va con ellos, hablando a nivel general, aunque seguro que hay grupos que están más concienciados. Si se programa alguna charla en el instituto, llaman a sus padres para que vayan a recogerlos. Por eso, ahora no se anuncia de antemano para evitar que ocurra esto.

P: ¿Qué impacto cree que tiene este día en la sensibilización pública?

R: No me lo he planteado nunca. Hace un par de meses programamos una Noche Violeta y no vinieron ni los políticos. El 25N está institucionalizado y no pasa de ser una mera etiqueta.

P: Las muertes de mujeres -y a veces sus hijos- no cesan. Pero hay que denunciar y hacerse oír, ¿cierto?

R: En Valencia se organiza un concurso literario sobre el 25N y resulta que uno de los ganadores era un tal Flores, un hombre condenado. Luego dijeron que había recapacitado. El problema radica en el hecho que normalizamos el maltrato, lo justificamos. No todos, claro. Pero hay que levantar la voz y más cuando vemos casos en los que no se atreven a condenar. Asesinar a una mujer por el hecho de haber nacido mujer, eso es muy fuerte.

P: ¿Podría compartir algún momento o experiencia significativa que ha vivido en su trayectoria?

R: Sí. En el año 1977 estaba en la librería Dona de Valencia y fui a la primera manifestación feminista. Pero duramos tres minutos porque vino la policía. No dio tiempo a nada. Lo que más me ha impactado, fue la primera vez que vi a una mujer que había sido maltratada. Me descolocó. Y lo último, hace un par de años, el caso de una mujer que estaba en su casa con su hijo y escuchaba los pasos de su maltratador en el piso de arriba. Hay casos que te impresionan mucho, la verdad.

P: ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las víctimas al intentar salir de una relación violenta?

R: Un millón. Ella debe asumir que lo que le pasa no es normal. Algunas quieren justificar que no lo pueden dejar porque es el padre de sus hijos o si le pega es porque ella lo provoca. Esto te lo dicen ellas porque no ven o no quieren ver lo que les pasa. No se lo creen. Muchas dependen económicamente de ellos, se meten con su forma de vestir, etc.

P: ¿Cómo influyen los estereotipos de género en la perpetuación de estas violencias?

R: Es lo peor que soportamos. Un político no puede decir que cree en la igualdad. Lo que tiene que hacer es cumplir con la ley. Luego nos tachan de intolerantes cuando denunciamos la imposición machista que obliga a ciertas mujeres a ir tapadas. O la mutilación genital femenina, que tengo muy claro que no es cultura.

P: ¿Qué papel juega la educación en la prevención de la violencia?

R: Todo. Si yo soy intolerante, mis hijos también lo serán. La educación es fundamental y no solo en las escuelas, también en casa y en la misma sociedad. Hoy en día, como padres, impedimos que la sociedad eduque.

P: ¿Cree que las campañas de prevención son efectivas?  

R: Sí, claro. Todo lo que se haga merecerá la pena, seguro. Lo que pasa es que, muchas veces, estas campañas no llegan a la gente como deberían.

P: ¿Cómo pueden las familias, las escuelas y las comunidades contribuir a erradicar la violencia de género?

P: Lo más importante es denunciar desde los medios de comunicación, las asociaciones y desde la misma sociedad. Tal vez, y sé que soy muy radical, las penas o las condenas no son lo suficientemente largas. Vamos marcha atrás, fuimos a Madrid y tumbamos la ley Gallardón y ahora vemos que vuelven otra vez con la misma cantinela. Llevamos con la ley del aborto 400 años… Si en vez de ser 10 fuésemos 10.010, las cosas serían diferentes.

P: ¿Cómo valora las medidas y políticas actuales para combatir la violencia de género?

R: Totalmente insuficientes, sin duda alguna.

P: ¿Qué recursos considera esenciales para que las víctimas puedan reconstruir sus vidas?

R: Primero que nada, atención y respaldo en todo momento. Atenderlas como se merecen, acompañarlas al juzgado y lo que haga falta. Muchas veces deben abandonar su casa y huir a un centro de acogida mientras que “él” se queda allí y la busca para pegarle dos tiros. ¿Qué perspectiva damos a estas mujeres? Faltan muchos recursos.

P: ¿Qué mensaje le gustaría dar a las personas que puedan estar sufriendo violencia de género en este momento?

R: Salir, se sale. Que pida ayuda porque hay gente que está a su lado. No es fácil, lo sé. Y, si puede, que corte de raíz con el pasado.

 

MUY PERSONAL

 

            P: ¿Hay alguna esperanza para acabar con esta lacra?

            R: Yo creo que sí, pienso que hay esperanza en acabar con la violencia de género. Acabamos con la peste que mataba personas todos los días. La pregunta sería si hay voluntad para acabar con ella.

            P: ¿Echa a faltar alguna cosa a nivel social o político?

            R: Implicarnos más. No es tener pena sino implicarse de verdad y salir a la calle a denunciarlo. Condenar y demostrar a las familias que estamos a su lado.

            P: Si estuviera en su mano, ¿qué haría?

            R: No lo sé, la verdad. Es muy complicado.

            P: ¿Milita en otra asociación social?

            R: Sí, en Alerta Feminista y en el Grupo Abolicionista.

            P: ¿Tiene algún referente que la inspire?

            R: Sí, Lidia Falcón.

            P: ¿Por qué?

            R: Porque es una mujer que pasó por muchas cosas, estuvo incluso en la cárcel. Fue la fundadora de la revista Reivindicación Feminista y tiene un bagaje muy importante como luchadora por los derechos humanos. Sé que hay gente que intenta denostarla pero yo soy una fiel seguidora.

            P: A nivel comarcal, hay nombres como Pepa Guardiola o Júlia González

            R: Sí, las conozco bien a las dos y tengo contacto con ambas. Pero creo que todas las mujeres que salimos a la calle somos referentes. Las que crearon la Xarxa de Dones y nombres como Rosa Sala de Benissa, el Grup Cabal de Pego, etc. Para mí, un referente es esa mujer con la que, casi sin poder caminar, nos fuimos a Madrid al Tren de la Libertad.

 

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