La era de la comodidad

  26/09/2016

Guillermo_Ares_Opinion

Desde que sabemos, o creemos saber de los orígenes de la humanidad, los habitantes de este planeta han buscado progresar en beneficio de su comodidad.

Así se inventaron la rueda que sirvió para mover cosas pesadas, la cama que terminó con los dolores mañaneros o la bicicleta que fue inventada por alguien que quería caminar sentado.

El carro de caballos, el tren, el coche, el avión, el barco, la calculadora y un infinito listado de cosas que hacen la vida diaria más fácil y cómoda.

Muchas de ellas han sido de gran utilidad, por qué no decir que todas, pero también es cierto que muchas, por no decir que todas, han contribuido a que el ser humano (¿cómo decir "la ser humana" y quepamos todos?) se haga un poco más vago, más cómodo y mucho menos instruido.

Las habilidades van mermando, poco a poco perdemos la capacidad de multiplicar o dividir grandes cifras mentalmente, ya podemos ignorar la gramática y ortografía, un subrayado en rojo corrige nuestra ignorancia igual que la calculadora.

Algunos inventos, como la rueda, la cama o la lijadora eléctrica han sido de gran utilidad, más allá de la comodidad han otorgado una mejor calidad de vida a los humanos (y humanas).

Muchos otros nos reducen la inteligencia con la excusa de poder ir más rápido y con menos posibilidades de error.

Así se está llegando al coche inteligente, ese que aparca solo o frena ante un obstáculo que su conductor no ha visto o sus reflejos no reaccionaron a tiempo.

Toda una maravilla de la ciencia, que seguramente una vez más, no tendrá en cuenta las consecuencias del progreso en una sociedad cada vez más atrofiada gracias a no necesitar de habilidades como pensar, deducir y tomar decisiones.

No parece que se haya medido y por tanto tomado medidas para recolocar a tantos trabajadores que dejarán de serlo sin posibilidad alguna de reciclaje cuando ya no necesitemos conductores de autobuses, taxis, camiones, furgonetas...

Estamos a una década de empezar a utilizar coches sin conductor, cabinas que nos llevarán de un sitio a otro sin necesidad de carné de conducir.

Cuando una máquina reemplaza a un ser humano, millones de personas se quedan sin trabajo, en este caso no solamente quienes viven de conducir sino toda la industria auxiliar que le rodea.

¿Qué va a ser de las autoescuelas? ¿Y los fabricantes de volantes y pedales? ¿Cómo discutiremos y a quién pitaremos si no arranca en un semáforo?

Lo que más me preocupa es, cómo será la Fórmula Uno sin pilotos.

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