Lo antinatural atrofia o mata
El récord de velocidad en la naturaleza está en las patas del guepardo, capaz de alcanzar los 115 kilómetros por hora y de 0 a 100 en 4 segundos.
Todo lo que pase de esas marcas es antinatural, el ser humano mal resiste el galope de un caballo sin embargo se enorgullece de montar sobre centenares de ellos metidos en cuatro cilindros.
Así se culpa a los guarda railes de carretera como responsables de accidentes de motos, cuando el que va en exceso de velocidad no es el guarda rail o al mal estado de las carreteras, cuando están quietecitas, si los conductores fuesen más despacio, otro gallo cantaría.
La velocidad de las nuevas tecnologías superó la del cerebro humano y lo atrofia en su loca carrera, sigue destrozando a la sociedad privándola de lo único que la diferencia de los animales, la capacidad de razonar.
Desde hace ya muchos años no sabemos multiplicar o dividir más allá del doble o la mitad siempre que sean cifras redondas y de dos dígitos como mucho, la calculadora se hizo cargo de este fenómeno.
Cada día es mayor la cantidad de disparates ortográficos que se cometen en todos los niveles, ya no vale decir que no tuvo oportunidad de estudiar, porque algunos universitarios salidos de periodismo, que no de administración de empresas, destrozan el idioma sin piedad.
Todo es por la velocidad de los mensajes cortos que perdonan las faltas en lugar de textos puros que obliguen a una perfecta escritura.
El progreso, la tecnología van tan rápido, nos llenan de tanta nueva información que no hay tiempo ni lugar para conservar la base sobre la que están construidas las ya ruinosas normas de una sociedad en decadencia debido a su propio progreso.
Si seguimos sin saber sumar o restar, sin saber escribir, si dejamos todo a las máquinas que ya aparcan solas, si perdonamos los errores porque somos humanos y no máquinas, su velocidad para resolver aquello que no somos capaces por nosotros mismos, les dará El Poder y El Mando.
Lo antinatural habrá ganado.