Per Sant Joan bacores... i tomacat

Per Sant Joan bacores... i tomacat
  21/06/2020

“Tiene que ser con espinetes, como nos gusta comerlo aquí en Dénia, y si se acompaña con un hipo de uva esto ya es demasiada”

Si todo hubiera ido cómo se esperaba, centenares de personas se hubieron congregado el pasado viernes alrededor de la ermita de Sant Joan de Dénia, a cobijo del Montgó, para dar inicio en la fiesta. Las festeras habrían pasado la tarde preparando los entrepansde tomacat y, a boqueta noche, hubiera empezado, costereta arriba, el desfile de los vecinos del pueblo que todos los años llenan de charlas y risas esta noche tan señalada. Este año no ha estado posible. “Primero es la salud, habrá demasiado tiempo para hacer fiesta”, dice Vicent Crespo, presidente de la Asociación Ermita de Sant Joan. Porque a ellos, ganas de fiesta no les  faltan. Posiblemente, el año que viene por ahora recordarán como una pesadilla la interrupción de más de 45 años de celebraciones continuadas alrededor de la ermita. Pero también años de trabajo y dedicación para contagiarnos el aprecio por un espacio idíl•lic y de un alto valor patrimonial.

Las festeras y festeros de San Juan -ahora, unas sesenta personas- empezaron a hacer fiesta en los años 70 del siglo pasado. El reparto de tomacat se remonta en aquella época. Cómo aquel que no quiere la cosa, allá por el año 75 o 76 cogieron la costumbre de hacer una cena preparatoria de los días grandes de la fiesta al cual, despacio, fueron sumándose amigos y familiares. Muchas veces, las grandes ideas surgen alrededor de una buena mesa. Y en este caso fue alrededor de un buen tomacat. Conforme pasaban los años, la taulà fue tirando-se grande. Hasta que el reparto del tomacat, normalmente el viernes antes del día de Sant Joan, se convirtió en un clásico dentro del calendario de la fiesta. 

A estas alturas, se hacen 2.100 bocadillos de tomacat y se preparan 200 litros de sangria. Está claro que no faltan los cacaos y los altramuces y se posan otras bebidas y refrescos a disposición de la gente. Pero si hay algo que hace esa noche mágica -quizás haya más de una noche mágica de San Juan!-, es el bocadillo de tomacat. Tiene que ser con espinetas –“como nos gusta comerlo aquí en Dénia”, dice Crespo-, y si se acompaña con un hipo de uva y dos brevas muy dulces “esto ya es demasiadas”. 

Que por qué se escogió el tomacat? “Porque lo tomacat en verano es una cosa sagrada”, explica el presidente de la asociación. Nos habla del placer de cena al lado del mar una noche de verano con un buen tomacat. Y como que este año no hemos podido subir a la ermita, nos invita a hacer el tomacat a casa uno de estos días y comérnoslo con nuestros familiares y amigos. 

Los festeros de la ermita de Sant Joan de Dénia nos hablan de su tomacat.

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