Posidonia: no es un alga sino una planta

Posidonia: no es un alga sino una planta
  08/02/2025
Por Mar Cabrera Vengut, bióloga

Cuando pensamos en los tesoros del Mediterráneo, nos vienen a la mente sus aguas cristalinas, sus playas doradas y su exquisita gastronomía. Sin embargo, pocos conocen uno de sus mayores secretos, oculto bajo la superficie: la Posidonia oceánica. Esta planta marina, endémica de este mar, es mucho más que un simple elemento del paisaje submarino. Su existencia es crucial para el equilibrio del ecosistema, pero, a pesar de su importancia, sigue siendo una gran desconocida.

            Aunque muchos la confunden con un alga, la posidonia es una planta con raíces, tallos, hojas, flores e incluso frutos. Sus praderas submarinas pueden vivir miles de años, extendiéndose lentamente y formando auténticos bosques bajo el agua. Estos bosques no solo oxigenan el mar sino que también sirven de refugio para una gran diversidad de especies marinas. Entre sus hojas encuentran cobijo peces, moluscos y crustáceos, cuya presencia es esencial para el equilibrio del Mediterráneo. Sin posidonia, gran parte de la vida marina que conocemos desaparecería.

            Su importancia no termina ahí. Esta planta juega un papel clave en la conservación de la pureza del agua. Sus hojas actúan como un filtro natural, atrapando partículas en suspensión y favoreciendo la transparencia del mar. Al mismo tiempo, sus raíces estabilizan los sedimentos del fondo marino, impidiendo que sean arrastrados por las corrientes y ayudando a mantener la estructura de los ecosistemas costeros. Gracias a este mecanismo, la posidonia no solo protege la biodiversidad, sino que también contribuye a la belleza y calidad del Mediterráneo tal como lo conocemos.

            Pero su influencia no se limita al mar. También protege las playas, aunque pocas personas sean conscientes de ello. Las hojas que se desprenden y llegan a la orilla, lejos de ser un estorbo, crean barreras naturales que frenan la erosión provocada por el oleaje y el viento. Retirarlas sin control deja la arena expuesta y acelera la degradación de la costa. Sin posidonia, la desaparición de muchas playas sería solo cuestión de tiempo.

            A pesar de su inmenso valor, esta planta se encuentra en peligro. La contaminación, los vertidos, la destrucción de hábitats por la urbanización y el fondeo incontrolado de embarcaciones están arrasando sus praderas. Cada metro cuadrado que desaparece supone un daño irreparable no solo para el ecosistema marino sino también para el turismo, la pesca y la economía local.

            Es momento de abrir los ojos y valorar lo que tenemos. No basta con admirar el Mediterráneo desde la orilla; debemos comprender que su equilibrio depende de esta planta milenaria. La próxima vez que veas restos de posidonia en la playa no los confundas con basura: son la prueba de un ecosistema que sigue resistiendo. Si protegemos nuestro arte y nuestra cultura, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestra riqueza natural? La Posidonia oceánica es un legado vivo, tan valioso como cualquier obra maestra, y preservarla es el primer paso para garantizar el futuro del Mediterráneo que tanto amamos.

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