Preparados para la defensa por mar

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  19/09/2021

 

Una reciente investigación documenta 18 nidos de ametralladoras en el litoral de Dénia

 

La existencia de búnkeres o nidos de ametralladoras en la costa de Dénia no ha pasado desapercibida para quienes han jugado y paseado por sus playas durante la segunda mitad del siglo pasado. Algunos son ya un recuerdo: fueron dinamitados y sus restos pasan desapercibidos o han sido engullidos por el mar o la arena. Otros, los de Les Deveses y Santa Anna, son más fáciles de reconocer. Los testimonios orales, las fotografías antiguas y un reciente trabajo de campo realizado este mismo mes de septiembre han permitido documentar la existencia de 18 casamatas o nidos de ametralladoras de la Guerra Civil a lo largo de la costa de Les Rotes y Les Marines. Se abren así nuevas puertas a una investigación que nos permitirá conocer cómo ser organizó la defensa para proteger a la protección civil de los ataques por mar.

            El arqueólogo Toni Vergel, autor del trabajo de investigación, dio a conocer el jueves en una conferencia los avances que se han hecho en este campo. Centró su intervención en los nidos de ametralladoras que había en la costa entre Gandia y Dénia. Hasta el Molinell, todos están situados a una distancia estratégica de entre 700 y 800 metros para que la defensa esté cubierta entre uno y otro. Los búnkeres documentados en el término de Dénia, tal vez por falta aún de información, no permiten asegurar que la distancia entre uno y otro fuese la misma. No obstante, las características y la función eran las mismas.

            Durante su ponencia, incluida en el ciclo de conferencias y visitas La Defensa en Temps de Guerra organizadas por el Museo Arqueológico, Toni Vergel desveló que posiblemente los nidos de ametralladoras de esta parte del litoral -al menos los oficiales- se construyesen antes que los de la Safor. Así lo recoge Emilio Sanz de Bremond en su libro sobre la guerra, donde indica que a comienzos de 1937 los ingenieros militares trazaron un plan para la defensa de la costa de Dénia que incluía varias de estas construcciones. Entre ellas, los nidos de ametralladoras de las escolleras norte y sur, hoy desaparecidos y cuyos restos se han utilizado para reforzar los espigones, como se ha podido documentar.

            La casamata no es un elemento defensivo nuevo, como dijo el arqueólogo. En la Guerra del 36 jugó un importante papel como muralla defensiva, ya que la distancia que separaba una de otra permitía cubrir todo el frente marítimo sin dejar opción de paso al enemigo. Ahora bien, su función no era destruir los grandes cruceros sino más bien proteger a la población civil de sus ataques y evitar desembarcos, además de facilitar información. Entre otras cosas, porque había más nidos que ametralladoras. Estas últimas estaban además anticuadas y procedían en muchos casos de la Primera Guerra Mundial, por lo que se utilizaban más que nada explosivos y fusiles.

            Los nidos de ametralladoras se construían con hormigón armado, utilizando varillas de hierro y con la técnica del encofrado. Tenían una o varias troneras y pasadizos en el interior y un lugar destinado a guardar la munición en la parte de atrás, donde estaba el acceso y por donde era más fácil huir en caso de necesidad. De apariencia circular desde el exterior, el techo era plano y estaba cubierto con arena para camuflarlo. El coste de cada una de estas estructuras defensivas era bastante elevado para la época y podía rondar las 15.000 pesetas.

Toni Vergel explicó que debían tener cerca un pozo para el abastecimiento de agua y un camino de acceso que, en caso de no existir, se habilitaba expresamente. Habló también de su posible relación con las casas de carabineros y, en el caso de Dénia, destacó que su nivel de conservación era mejor que el de los nidos de ametralladoras de Oliva, que han quedado prácticamente sepultados y que, en buena parte, se han podido documentar por la cartografía y las fuentes orales.

En Dénia, donde solo se tenía conocimiento oficial de los restos de dos nidos de ametralladoras, las fuentes orales -como las que recogía Rosa Seser en su libro sobre la guerra- apuntaban a la existencia de una batería más amplia. El trabajo de Vergel ha permitido constatar la existencia de 18 construcciones defensivas de este tipo. Es importante ahora, como indicó, estudiar nuevas fuentes cartográficas y documentales, avanzar en la recopilación de fuentes orales. La investigación sigue en curso y, como él dijo, “lo mejor está por venir”.

 

El ciclo de conferencias La Defensa en Temps de Guerra, incluido en un proyecto más amplio sobre La República y la Guerra, financiado por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, se abrió el domingo pasado con el análisis de la defensa de la costa valenciano realizado por Edelmir Galdón, artífice durante su paso por la Conselleria de Cultura de que el patrimonio de la Guerra Civil gozase de protección. El historiador Eladi Mainar hablará hoy de los bombardeos entre Gandia y Dénia (castillo 10.30 h.) y José María Azcárraga aportará el domingo que viene nueva información sobre la batería costera de obuses de Les Rotes (10.30 h. carretera Dénia-Xàbia).

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