JOSÉ CHULVI/ ¿Por qué lo haces? (*)

  • JOSÉ CHULVI/ ¿Por qué lo haces? (*)
  • JOSÉ CHULVI/ ¿Por qué lo haces? (*)
  01/12/2017

 

Si no vas a cobrar ¿por qué lo haces? Si puede ser peligroso ¿por qué lo haces? Si no conoces a esa gente ¿por qué lo haces?

Hoy es un buen día para plantear algunas preguntas. Algunos no sabrán que contestar; otros, sin embargo, encontrarán la respuesta en su propia naturaleza.

Los medios y el mercado nos educan para recelar y ser egoístas: ir de casa al trabajo y del trabajo a casa sin levantar la vista, no sea que nos compliquemos la vida; para consumir ocios estáticos e individuales que se socializan idealizados a través de las redes. Para resignarnos y aceptar el malestar.

Repetimos consignas buenrolleras y ya nos vale – ¡Un like por los bosques quemados! ¡Comparte si te indigna! ¡100.000 retuits para X! - Ejecutamos pequeños ritos tecnológicos y apaciguamos lo que queda de nuestro sentido de la justicia; copiamos cuatro líneas de Bertolt Brecht (a quien no tenemos ninguna intención de leer) y posamos de perfil como héroes al óleo. Luego, tranquilamente, volvemos a casa, ponemos un capítulo en HBO y hasta mañana.

De acuerdo, puede que sea una exageración, pero sirve para reivindicar con más fuerza a los distintos, a quienes sienten que vivir ha de ser algo más; a las personas que se dan porque es lo correcto. Los hombres y mujeres que forman los cuerpos de voluntarios encarnan el espíritu que nos ha permitido progresar y protegernos mutuamente desde el frío del primera cueva hasta hoy. Son un asidero fiables de cierto sentido de la comunidad que se pierde empujado por la cultura inmediata y pequeña del yo.

Como alcalde de Xàbia he tenido ocasión de verlos de cerca muchas veces: Protección Civil, Cruz Roja, Bomberos Voluntarios… aparecen antes de que los llames y se quedan cuando los demás se han ido. Ellos y ellas saben cuántas horas, cuánto esfuerzo y cuantas renuncias implica su trabajo, pero también cuántas satisfacciones profundas y cuánto cariño y respeto despiertan a su alrededor. Esa gente, sin darse importancia, nos hace mejores a los demás y al lugar en que vivimos. He hablado de Xàbia, pero a lo largo del mundo tienen muchas caras: quienes luchan por el medio ambiente, por las personas solas, los vulnerables, los enfermos, las víctimas y los Nadie; por la justicia, la paz y la libertad; por unas condiciones de vida amables para el día a día en sus pueblos y ciudades.

Estas personas extraordinarias no solo se merecen nuestra ayuda sino que todos, y los políticos en primer lugar, adoptemos su espíritu de entrega en nuestro cometido. En el Día del Voluntariado hagamos juntos el ejercicio mental de ponernos en su piel aunque sea solo un momento. Puede que así encontremos la respuesta a por qué lo hacen.

(*) Alcalde de Xàbia.

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