El personal anda despistado

Hace unos meses yo mismo proponía cerrar fronteras, volver a la peseta y sobrevivir de nuestros productos propios.

Esta semana he recibido un correo proponiendo no consumir productos extranjeros, en un intento de equilibrar la balanza de la economía global europea.

Comentando estas cosas con mi vecina llegamos a pensar que nuestra generación ya no tiene remedio, sin esperanza de ver mejoría alguna, suponiendo que algún día la haya, sólo nos queda el camino de la adaptación y vivir de los recuerdos, pero...

Siempre hay un pero, ¿qué pasará con nuestros hijos y nietos?

Las generaciones jóvenes lo van a pasar muy mal, entonces surgió espontáneamente y al tiempo, una idea común: que se vayan como hicimos nosotros.

Mi vecina, quince años en Alemania, su marido, dieciocho años, yo mismo casi cuarenta lejos de mi país y una larga lista de conocidos emigrantes casi por obligación.

Es posible que estemos en tiempos de hacer la mochila y el último que apague la luz del aeropuerto.

Todo depende de la idea de cada uno, salvarse o salvar...nos, sólo tres letras para toda una diferencia.

Es evidente que hasta aquí nos trajo el ánimo de salvarse de unos pocos, si los humanos somos así, huyamos todos, algunos lo haremos por salvarnos de los otros, los otros lo harán porque no hay solución para todos.

De los políticos, me propuse no volver a hablar ni escribir, ahora es el momento del ciudadano, incluso difundiendo la descabellada idea de concentrarse alrededor de Congreso para pedir el cese pleno del gobierno, reformar la Constitución y votar por una nueva lista que no sé muy bien de dónde saldría, ya que lo que menos se ve es a gente con madera de político gobernante.