Escritos de verano (VI): el hombre cableado.
Siempre recordamos a aquella persona cuya imagen nos reflejan las películas de época y que conocimos en nuestra infancia, en la que con una maleta de cartón duro, que se cerraba atando sobre ellas unas cuerdas que la cruzaban en cuatro aunque a veces, si se disponía de bastante cuerda o correas, que no siempre, se hacían más cruces al objeto de hacer en la parte superior una a modo de asa para poder asirla con más facilidad y poder llevarla más cómodamente.
Luego el mozo del autobús la colocaba sobre la amplia vaca que cubría el techo del autobús y junto a otras, era cubierta por una lona, si se disponía de ella, y sujetada con otras cuerdas para evitar que en el viaje, en los continuos baches de la carretera, saltase de la vaca al camino. Así se viajó durante mucho tiempo.
Luego vinieron esas maletas de cuero pesadas. A mí en mis nupcias me regalaron un juego de tres maletas de duro cuero de diferentes tamaños que hoy conservo, pero que no se qué hacer de ellas. Pesan mucho y son muy difíciles de llevar. Hoy las hay con ruedas, con una cinta enrollable que como un perro te siguen cuando caminas hacia el andén de la estación. Otras las llevas por delante. Otras tienen un asa que se estira o se encoge. Las hay de tamaños adecuados para viajar en avión contigo sin tener que entregarlas en consigna. Y no digamos ya del interior. Desde aquellas en que se veían las costillas de madera, hasta las que tienen lechos sedosos, con muchos departamentos. ¡Cómo ha cambiado la vida del transporte! Habría que hacer la historia de la maleta porque es un útil que nos ha acompañado muchas veces a lo largo de la vida.
Pero también en esto, la vida se nos ha complicado sobremanera. Me ocurrió en un viaje en que llevé mi máquina de fotos digital. Cuando había hecho tres partes del viaje se acabó la pila. No pude hacer más fotos en todo el viaje. No podía re-cargar la dichosa pila y de aquella parte de viaje no conservo casi fotografías. Menos mal que en un momento determinado hice alguna foto con el móvil, pero para poder sacarlas tuve que ir a un establecimiento fotográfico para que pudieran extraer esas imágenes porque no se qué cosa le faltaba a mi móvil que era de una generación anterior. Aun diré alguna cosa más, porque antes me afeitaba aplicando la crema con la brocha y luego pasando la cuchilla, pero desde hace poco tiempo me afeito con máquina eléctrica.
Todo esto me ha llevado a la situación de estar cableado y he propuesto a los diseñadores crear una maleta para poder ir de viaje con todos los cables necesarios. La disposición en la citada maleta 'cablera' va del interior al exterior, colocando más cerca de la apertura los cables de utilización más frecuentes. También el largo de los cables hay que tenerlo en cuenta. El problema radica en que la citada maleta 'cablera' ha de ser un poco ancha ya que la mayoría de cables incorporan enchufes muy gruesos. Pero a la hora de utilizar los cables, propondría a los diseñadores de los mismos que los hicieran de colores para distinguirlos. Ahora ya no tengo problema porque cada vez cojo mi maleta 'cablera' y meto el cable para sacar las fotos de la cámara digital y pasarlas al portátil; el cable que me sirve para cargar la pila de la digital que lleva un elemento rectangular incorporado; el cable para recargar la máquina de afeitar que lleva un soporte para colocar la maquinilla eléctrica sin que esta sufra; el cable para re-cargar el móvil pero como mi esposa lo tiene de otra marca, he de llevar dos cables distintos; el cable que alimenta mi portátil; el cable de los auriculares de mi MP3; el cable... La maleta 'cablera' ha de ser extensible porque en el futuro deberé llevar más cables, pues la vida incorpora nuevas necesidades cableísticas.
Pero no solo eso, porque además en otra maleta debo meter la máquina digital, el móvil, el secador de pelo de mi esposa, el portátil (para esto ya hay incluso con ruedas) la máquina de afeitar, el cepillo eléctrico de los dientes (el cable para recargarlo iría en la otra maleta cablera). No sigo aunque el futro está negro como los cables.
Así que estoy muy, muy, pero que muy cableado.