Escritos de verano (XII): Los perjuicios de algunos aparatos
Ya no estamos en verano, sino en otoño, pero quiero hacer hoy esta reflexión como si estuviera en verano. No nos damos cuenta del daño que nos pueden hacer algunos aparatos que el mundo moderno, la cotidianeidad, el progreso o lo que se quiera decir, nos está imponiendo.
El uso continuado de la escritura de los mensajes en los móviles está perjudicando la ortografía con todos los signos y abreviaturas que se utilizan para este menester. También se dijo en algún momento que el hombre de mediados del siglo XXI tendrá desarrollados unos dedos más que otros (el pulgar sobre todo) por la utilización del mismo en la escritura de mensajes en el móvil. Ahora pienso que las huellas que sirven para identificar a las personas, que con tanto pasearlas por la pantallita táctil del teléfono inteligente a lo mejor desaparecen y en su lugar queda una piel lisa.
Estas cuestiones me las he planteado al ver un anuncio en una óptica en la que se indica que se pongan cristales de protección en las gafas para ver las pantallas de los dispositivos digitales por su luz nociva. ¿Os dais cuenta de que son muchas las personas que constantemente están mirando esos dispositivos digitales y recibiendo esa luz nociva sin percatarse de ello? A lo mejor, además de luz nociva, hay ondas negativas para el que está a su lado. Nos hemos quejado del humo del tabaco por ser nocivo para los que están al lado y no sabemos si las luz de los dispositivos digitales del que tenemos al lado nos puede perjudicar. A él, posiblemente sí, pero ¿y a los del lado?
Hace años se realizó una audiometría a los alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia y un elevado porcentaje tenía fallos en su audición hasta el punto de haber perdido una importante cantidad de la misma. Y eran todos alumnos universitarios y jóvenes. Se adujeron motivos como lo elevado del sonido de las discotecas a las que acostumbran a ir o la utilización de auriculares que al estar cerca de los tímpanos y con una música continuada perjudica a su auditor, porque además a su usuario le gusta la música a todo volumen. El ruido que impera por doquier nos está haciendo sordos y no nos percatamos de ello.
No nos damos cuenta de que el progreso nos está perjudicando. Tengo un hijo que diseñó un móvil para adolescentes como proyecto de fin de carrera y además obtuvo premio por dicho diseño. Un miembro del tribunal le preguntó sobre el peligro de utilizar el móvil los adolescentes, y esto era al comienzo de su utilización cuando aun no estaba extendido su uso como lo está hoy, a lo que mi hijo contestó que él siempre pensaba en la capacidad del usuario para utilizarlo de forma conveniente y adecuada, del llamado discernimiento... pero la verdad es que hoy se está usando continuamente y sin discernir nada.
Se utilizan los móviles para hacer fotos. Cuando voy por la calle voy mirando a todos lados por si alguien me hace alguna foto que luego pueda colgar en una red social. ¿Y lo llaman red social? Lo social no tiene que ver nada con esa intromisión en nuestras vidas de los que van buscando colgar fotos en la red sin nuestro permiso. Se invade el terreno privado con mucha facilidad o no se sabe distinguir lo público de lo privado. Hace poco debatíamos si se podía incluir una fotografía de una familia en el comedor de su casa sin su autorización en un libro aun cuando en ese libro se trataba de la biografía de la misma familia. Decían: el espacio del comedor es un lugar privado, luego no se puede, pero si esa foto se obtiene en las gradas de la plaza de toros (un lugar público), sí que se puede colocar. ¿Sucede lo mismo con la asistencia a una Eucaristía en el templo, cuando la práctica de la religión es algo privativo de la persona? Hace dos días iba por la calle y una cantidad de turistas, no sé si extranjeros, iban máquina en mano haciendo fotos a los edificios, a la calle, a mí... ¿Dónde estamos?
Ahora dicen que el móvil servirá para muchas cosas, pero no para llamar por teléfono. ¿Qué nos depararán los próximos descubrimientos?