Excursionando por la comarca (XXI): Castell de Castells

  30/08/2014

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Hemos dejado Murla, pero no debemos olvidar que esta tierra es pródiga en pelotaris y el nombre de Nel está en nuestra mente, aquel pelotari, casi leyenda ya, que permanece en el panteón colectivo de los entendidos en este deporte popular y es que Murla puede ser considerada como la cuna de la pelota de donde han salido numerosos artistas de este deporte, donde arte y fuerza se conjugan por igual.

La carretera hasta Castell de Castells es ahora más ancha que antaño y con un recorrido paralelo al Gorgos, nos va acercando a los lugares en los que el río Gorgos nace. Pero el nacimiento del río es la suma de dos pequeños barrancos que aparecen al pie de la Sierra de Alfaro de 1.165 metros: el de Malafí y el del Pla de Petracos.

Pero volvemos a decir que nuestro objetivo es Castell de Castells y tras recorrer la distancia que media desde Murla a esta población abierta y hospitalaria, llegamos a ella. Toda la historia de la población cuyos antecedentes se encuentran en el neolítico y sus primeros pobladores fueron los que hicieron esas muestras de arte macroesquemático levantino unos 6.000 años antes de Cristo, podemos apreciarla en los dos museos (un solo edificio) que tiene la población: el de arte macro-esquemático y el etnológico.

Nos sirvió de anfitriona en la visita a los museos, su responsable, Trini, que nos marcó la mejor ruta para comprender la vida cotidiana (del pasado reciente y del más antiguo) de los pobladores de Castell de Castells. En el museo etnológico, ubicado en la planta inferior de una antigua casa que perteneció a una destacada familia, pudimos ver el desarrollo de la vida cotidiana de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Era la visión del pasado reciente.

En el de arte macroesquemático, instalado en las plantas superiores pudimos apreciar una reproducción del 'santuario de arte rupestre del Pla de Petracos' también llamada 'la capilla sixtina del arte neolítico'. Una proyección audiovisual con efectos especiales, como un gran teatro donde las sombras, la tecnología audiovisual y cinematográfica nos aproximó a los tiempos prehistóricos donde cuatro palabras resumían su vida: sol, familia, cultivos y ganado. Se me hizo patente en ese momento el mito de la Caverna de que nos habla Platón, porque el mundo de sombras confluyendo con distintos registros de imágenes que actúan de forma simultánea, genera múltiples canales de información por la interacción del visitante, la imagen y el sonido. Allí pudimos contemplar el caso del Orante, figura antropomorfa con los brazos extendidos, con la cabeza adornada con una especie de rayos que hacen pensar en el culto al sol.

Cuando salimos, el sol del mediodía nos cegó y la cercanía del restaurante hizo que nuestras papilas gustativas se relamieran en busca de ese cous-cous (del blat picat con el que nos relamíamos al salir de Murla, pasamos a este plato incorporado en esta zona a consecuencia de la emigración de las mujeres a Argelia a final del XIX y comienzos del XX) que se ha incorporado a la gastronomía de la población.

La alcaldesa Rosa Pérez Gadea, autora del folleto que es una guía imprescindible para conocer la población así como las rutas de senderismo que en ella existen, fue nuestra anfitriona a la hora de comer.

La visita a Castell de Castells es obligada para quien quiera conocer in situ virtual, al menos, las pinturas rupestres y si las quiere reales, solo tiene que desviarse antes de llegar a la población y acceder al Pla de Petracos.

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