GUILLERMO ARES / Ni pedir perdón ni devolver lo robado

GUILLERMO ARES / Ni pedir perdón ni devolver lo robado
  19/06/2017

 

Desde tiempos inmemoriales, muchos, no todos, aunque demasiados y casi todos aquellos que alcanzaron las distintas plataformas del poder, se han enriquecido metiendo sus manos en las arcas de las riquezas de otros, especialmente de las públicas.

            Para los más jóvenes, recordaré que los joyeros de la España de Franco tenían una especie de seguro en cooperativa para cuando la señora “collares” (así apodaban a la esposa del dictador) pasaba por alguna joyería a “comprar” alguna joyita millonaria en las pesetas de la época.

            Como era impensable cobrarle, sencillamente pasaban parte de la visita y el valor de lo arrasado para que aquel fondo común repusiera el daño económico.

            En nuestra historia más reciente los poderosos de pacotilla se han buscado la vida para enriquecerse a base de pelotazos, porque trabajando pocos lo han conseguido.

            Como resultado de la corrupción que asoló a este país en los últimos cuarenta años, tenemos a una ciudadanía inocente que aún cree en la magia del arrepentimiento y mucho más en la de la devolución de lo robado.

            Que un partido político pida semejante disparate es una muestra de dos posibles cosas, son muy ingenuos por tanto nada preparados para hacer política representando al pueblo o bien es toda una estrategia para seguir engañando a la ciudadanía que pareciera ser más ingenua aún.

            En el Planeta hay miles de historias de fraudes piramidales que arruinaron a otros miles o millones de inversores enriqueciendo a unos pocos que manejaban los hilos desde el vértice.

            Cuando los chorizos invierten en bienes, generalmente nunca puestos a sus nombres, hay alguna posibilidad de recuperar mediante el embargo algún pellizco de lo robado, bloquear algunas cuentas bancarias es otra posibilidad, pero aquello que han “quemado” durante el período en que se cocinaban los chorizos, jamás podrá recuperarse siendo, curiosamente, una parte mayoritaria de lo robado.

            Ahora bien, quien haya sido capaz de semejante atraco, sólo se arrepiente de haberse dejado pillar, cuando pide perdón, escasos casos, lo hace con la boca pequeña para reducir condenas.

            El verdadero sentimiento de quienes se han enriquecido de ese modo, no pasa por el remordimiento.

            Lo malo es que muchos apenas han conseguido cambiar de coche o pagar la hipoteca de una sola vez, esos tal vez se arrepientan algún día.

            Mis queridos ingenuos, los que proponen y los que se lo creen, nadie pedirá perdón de corazón, nadie devolverá el dinero que se ha gastado o el que no le han encontrado.

            Son casos sin solución.

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