Historias de mis libros (I)
En el último mes he presentado dos libros: uno en Xàbia titulado 'La administración municipal en el siglo XVIII. Xàvia 1760-1795' y otro en Valencia editado por el Consell Valencià de Cultura, Fontilles y el Instituto Médico Valenciano con el título de 'Mauro Guillén Comín. Dermatólogo y leprólogo. Director Médico de Fontilles. Valencia, 1876-1932'.
Alguien puede pensar que escribo los libros a pares y nada más lejos de la realidad; lo que ha ocurrido es que se han publicado los dos casi a la vez. Pero cada libro es como un hijo (no gemelos ni mellizos) que exige de un periodo de gestación más o menos largo, búsqueda de información, reflexión sobre la información (digestión) y análisis que culmina con la edición del trabajo y se da a conocer.
En mi época de formación realicé una tesina de licenciatura, una tesina para lograr la diplomatura en Psicología, una tesis doctoral y diversos trabajos que debía presentar en los concursos que se celebraban en la carrera docente. Estos trabajos los hice 'obligado' por las circunstancias en las que uno se mete y si se quiere ascender, uno de esos trabajos fue para lograr la condición de catedrático, por lo que a veces, esta obligatoriedad los hace poco satisfactorios aunque el galardón que te otorguen sea el máximo como es el caso del título de doctor; pero la verdad es que me siento más satisfecho de cada uno de los libros en que me he metido en cuerpo y alma para realizarlos que de la tesis que me llevó a obtener el título de doctor y en la que ocupé cinco años.
Cada libro, cuando se analizan desde una perspectiva lejana en el tiempo, ha tenido una historia distinta, pero en todos ha habido esfuerzo y trabajo. Pensamos a veces que los logros que se consiguen en la vida, son fáciles, sin pensar en el camino recorrido para alcanzarlos ni en los sacrificios realizados, ni en la ayuda conseguida ni en los dispendios económicos que se han tenido, ni las patadas que se han dado ni los sitios que se han recorrido ni el material acumulado del que sólo una pequeña parte sirve para el objetivo final.
Pero cada libro es una historia personal en mi caso. Si fuera profesor en la Universidad, los libros serían una expresión de la cátedra en la que uno está, porque además es una forma de lograr sexenios por investigación y también una forma de recibir plácemes o bofetadas de los compañeros de departamento. Si estuviera en un archivo o institución similar, los libros tendrían algo que ver con el trabajo desempeñado, pero en mi caso y en relación a los libros de los que voy a contar sus historias, me siento liberado de tales obligaciones y responden a mis gustos. Se trata de hijos deseados que han ido surgiendo de una forma casual, sin premeditación, pero sí realizados con plena consciencia de lo que hacía aunque en el primer momento no lo tuviera claro y tampoco como saldría el producto al final. Pero en los momentos actuales estoy dispuesto a ir dando a la luz todo aquello que voy realizando porque es un deber que tengo con la sociedad que me dio preparación para hacerlo.
Cada libro ha tenido su preparación y cocción. Luego ha de apetecer leerlo. Hoy hay muchos programas de cocina en los medios donde enseñan a cocinar. ¿Nos enseñan a escribir libros? o más fácil: ¿nos enseñan a escribir? o ¿nos preparan o preparamos para buscar y poner por escrito con claridad las ideas encontradas?