Historias de mis libros (XV). Los cuentos

  21/07/2014

juan_bta_codina_bas

Y ya que he hablado de dos textos inéditos y fracasados, hablaré de un tercer texto que en este caso fue un cuento de unas diez páginas. Si la novela necesita de un conflicto para prender la atención del lector, el cuento necesita de una sorpresa final que rompa la lógica y que sorprenda con algo inesperado al lector. Cuando leí en aquella ocasión varios cuentos observé que el desarrollo de los acontecimientos que se suceden puede tener una relación causa- efecto, pero si vemos ese hilo conductor, al final se rompe con algo inesperado.

Pues bien, el cuento versó sobre el mundo de las palomas mensajeras y su objetivo era establecer algo así como hoy hacen las redes sociales, comunicar con todo el mundo para conseguir una declaración universal de paz. Esto lo escribí en 1991-1992 y lo presenté en el concurso de Premios de Literatura Breve Vila de Mislata y también, revisado y ampliado en los Premios de Otoño de la Villa de Chiva en 1992. En ninguno de los dos certámenes obtuvo premio ni mención, de lo que concluí que si como novelista no era bueno, como cuentista peor. Pero eso me dio experiencia aunque no me sirvió de mucho al menos en esta faceta de presentar mi obra a concursos y premios.

Aun hice otra prueba presentando un trabajo a los Juegos Florales de Cheste convocados por Los Clavarios de las Fiestas en honor a la Virgen de la Soledad, que basé en una encuesta para lo que aproveché a ciertos estudiantes de esa población valenciana para que hicieran unas preguntas a sus habitantes prometiéndoles que participarían del premio (económico) en función de su contribución y número de respuestas conseguidas. Tras presentar el trabajo obtuvimos el premio (5.000 pesetas) y el reparto del importe económico se hizo de forma que la mitad de dicho importe fue para quien esto escribe como autor principal y la otra mitad se prorrateó entre los alumnos que habían participado en función de su aportación y trabajo realizado.

Son experiencias que como persona que escribe le proporcionan cierto conocimiento del mundo de los premios, con una visión desde fuera. Al no disponer de experiencia como miembro de un jurado no puedo valorar la actuación de un jurado ni conocer las directrices que desde la organización del premio se señalan a los miembros del jurado. Si que señalaré que cuando obtuve el premio de ensayo de la Generalitat Valenciana en 2007 hubo un miembro al que le pregunté cual era el valor que había visto en mi trabajo y su contestación fue que lo consideraron adecuado, porque –me señalaba- que algunos que se presentaban eran partes de una tesis y no tenían cierta consistencia. Era como si de paso que hacían la tesis aprovechaban ese trabajo o una parte de él para presentarlo a un concurso.

En esta actividad de escribidor (no me considero plenamente escritor, como dicen algunos que lo son, sino más bien escribidor con más deficiencias que virtudes), las experiencias siempre son gratificantes, aunque a veces se vean como fracasos. Y aun diré que en ocasiones uno hace un trabajo que presenta y luego no ve la luz, porque la organización o la redacción ha decidido no publicarlo. Así me sucedió con el trabajo que presenté al Primer Congrés d'Estudis Comarcals y al segundo, si bien en este caso se explica porque las actas del II Congreso no se publicaron. Pero siempre se aprende algo de todas estas experiencias, aunque se puedan sentir como fracasos. Son pequeñas piedras que surgen y te hacen caer, pero también te endurecen y sirven como vacunas que alivian a la persona.

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