Juntos y revueltos, son humanos
Ya a la hora de elegir, buscan eso que llaman "ambiente", lugares llenos de gente, si es posible, cuanto más a rebosar, mejor.
Así salen a la misma hora que todos para encontrarse en los atascos más mayúsculos del año.
Una hora o dos de diferencia en la salida y asunto arreglado, pero se perderían el "ambientillo", que en realidad no es otra cosa que el temor a la soledad.
Una vez en la zona de playa, un iluso elige la mejor parcela de arena donde nadie le moleste, planta su sombrilla y dos horas después no sabe cuál es la suya entre un millar de ellas concentradas en unos pocos metros de arena.
Lo curioso es que 7.500 kilómetros de costa con más de 3.000 playas de todo tipo no afectan para que el personal se amontone en 300 metros despreciando los 12 kilómetros que tiene un poco a la derecha o izquierda.
En cualquier parking con sólo tres coches y 200 plazas, estarán muy juntos, tanto que al abrir las puertas tocarán al otro coche y si llegan nuevos, harán mil maniobras para aparcar junto a los anteriores, estoy en condiciones de asegurar que no es por organización.
Hace muchos veranos, al despertar abrí una ventana de mi caravana topando con una tienda de campaña que una parejita había plantado tan cerca que una de sus estacas estaba debajo de mi vehículo. Pregunté si era necesario ponerse "tan" cerca, respondieron que ellos plantaban su tienda en ese sitio todos los años.
Supongo que dos metros "más allá" y se hubieran plantado en mi techo.
Las colas en las cajas, el súper, cine o banco se hacen más largas cuando generalmente hay una más corta muy cerca.
Los surtidores en las gasolineras, los burger's, restaurantes y todos aquellos sitios donde más gente hay parecen imanes para más gente.
Mejor, mucho mejor, porque todavía quedamos unos pocos, por suerte muy pocos, que preferimos andar unos metros más para disfrutar de lugares idénticos pero tranquilos.