La Caridad de Domingo Llorens, una obra para acercarse a la figura de un pintor ignorado

La Caridad de Domingo Llorens, una obra para acercarse a la figura de un pintor ignorado
  11/09/2021

 

Domingo Llorens Cervera fue el pintor de la burguesía dianense del siglo XIX pero también un discípulo aventajado del valenciano Vicente López, pintor de Fernando VII y autor de retratos de personajes de la corte y la nobleza. Sus cuadros, al igual que su biografía, están bastante dispersos. Pintor poco conocido pero con una obra magnífica, como la ha definido el historiador del arte Jaume Sau Moncho, en torno a él y su obra giran un buen número de interrogantes. ¿Por qué volvió el pintor a Dénia tras formarse en el taller de López, estar en contacto con las colecciones de El Prado y adquirir bagaje? ¿Por qué se apartó de los circuitos artísticos? ¿Cómo se explica el vacío documental que hay en referencia a él y su obra entre 1856 y 1867, el año en que gana la medalla de plata en la Exposición Regional de Valencia? ¿Quiso el pintor dianense en algún momento volver a Madrid?

            El análisis de La caridad, la obra que preside una de las paredes del salón de plenos del Ayuntamiento de Dénia fue aprovechado el miércoles por Jaume Sau para plantear estas y otras cuestiones en torno al pintor al que se atribuyen dos retratos de Alfonso XII y XIII que colgaban también de las paredes de la casa consistorial y que presuntamente fueron quemados el 14 de abril de 1931. El cuadro objeto de la charla, organizada por el Instituto de Cultural Juan Gil-Albert, fue el que ganó el premio en la Exposición de Valencia de 1867, recuperado en una subasta por la Fundació Dénia con la voluntad de que pasara a engrosar los fondos del Museo Etnológico.

            Sau Moncho remarcó el tratamiento que da Domingo Llorens al color, el cuidado de los detalles, la caracterización psicológica y el porte de los personajes que aparecen en sus obras y el carácter costumbrista y a veces folclórico de algunas escenas. Al margen de los retratos y las pinturas religiosas, en cuadros como el que el historiador del arte presentaba esa tarde, se aprecia un metalenguaje y un intento de marcar distancias sin dejar de lado la iconografía clásica, en este caso de otras ‘Caridades’ muy conocidas.

            La Caridad de Llorens es una obra con un claro calado social y religioso - no hay más que fijarse en la mujer de clase alta dando limosna a la puerta de la iglesia o en el cuadro pintado dentro del cuadro con el purgatorio en llamas y el rótulo ‘hoy se saca alma’- que puede recordar a otras escenas o autores por la composición, las caras o los elementos arquitectónicos que hay en el lienzo. La suya, precisó Sau, “es una escena amigable, edulcorada” en la que aparecen tres mujeres (una de ellas prácticamente imperceptible) y cuatro niños. Destacó el contraste de claroscuros, los detalles de la figura central, la mirada de los personajes al espectador en un intento de meterlo en la escena, una composición triangular compleja y una mirada al pasado con los detalles arquitectónicos.

            Llegados a este punto resaltó que, en La Caridad, Domingo Llorens deja el “estilo relamido” de Vicente López, fallecido en 1850, y apreció cierto “refinamiento isabelino” que recuerda a la saga de los Madrazo. Dos cuestiones estas que le llevan a plantear si hubo un acercamiento por parte del pintor dianense al estilo de Federico Madrazo, el gran rival de su maestro en la corte de Madrid. ¿Trataba de apuntarse al carro de los Madrazo, entonces de moda? ¿Deseaba realmente quedarse en Dénia o quería volver a Madrid?

            Quedan muchos interrogantes por resolver en relación a un pintor local capaz de realizar cuadros de gran formato, formado en la Academia de San Fernando y que trabajó en el taller de uno de los grandes como fue Vicente López. Ignorado muchas veces, Jaume Sau, que sigue investigando y reuniendo información sobre él, reivindicó la figura de Domingo Llorens Cervera y la organización de una exposición monográfica sobre su obra. Aunque quedan muchos cuadros repartidos en colecciones privadas, a los que el museo de Dénia sigue la pista, considera suficientes las obras de las que se dispone para acercar su pintura al gran público y sacar del olvido su memoria.

            Hubo ya una exposición antológica en 1958, auspiciada entre otros por Arturo Vicens, que reunió en el Hotel Fornos 52 obras de colecciones particulares cedidas para la ocasión. Transcurridos más de sesenta años desde entonces, sería un buen momento para rendir tributo a quien retrató a comerciantes, burgueses y políticos de la Dénia del siglo XIX y participó, dicen, durante su época de aprendiz en la pintura del cuadro del General Narváez atribuido a Vicente López.

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