La diverticulitis desde el punto de vista del endoscopista
La diverticulitis, una complicación inflamatoria o infecciosa de la diverticulosis, es una enfermedad de creciente relevancia en el campo de la gastroenterología. Desde la perspectiva del endoscopista, su abordaje incluye tanto la evaluación inicial como el manejo de las complicaciones a través de técnicas especializadas, aunque con limitaciones específicas en la fase aguda de la enfermedad.
El doctor Ramón de Cárdenas, endoscopista del Hospital HLA San Carlos de Dénia, explica que, “la función del endoscopista en el manejo de la diverticulitis varía según el estadio de la enfermedad. Aunque la colonoscopia no es el método de elección durante la fase aguda, desempeña un papel crucial en la evaluación de la diverticulosis subyacente, el diagnóstico diferencial y el seguimiento. En el diagnóstico diferencial, la diverticulitis aguda puede simular clínicamente otras afecciones, como neoplasias de colon, colitis isquémica o enfermedad inflamatoria intestinal. La colonoscopía, realizada una vez resuelta la fase aguda, permite descartar estas patologías”. “Específicamente el endoscopista”, continúa, “busca signos de malignidad, estenosis o cambios inflamatorios residuales. En la evaluación de diverticulosis, durante una colonoscopía programada, el endoscopista identifica y clasifica los divertículos. Su localización (generalmente en el colon sigmoide) y la cantidad son útiles para valorar el riesgo de futuros episodios de diverticulitis. Además, se pueden hallar complicaciones asociadas a esta enfermedad, como son la estenosis por secuelas de episodios previos de diverticulitis que causan obstrucciones o hemorragias asociadas a divertículos que requieren control del sangrado”.
En un cuadro de diverticulitis aguda, la colonoscopía está contraindicada debido al riesgo de perforación, ya que la pared intestinal está debilitada por la inflamación. Por ello, los estudios endoscópicos suelen diferirse hasta que el paciente esté clínicamente estable, normalmente entre 6 y 8 semanas después de la resolución del episodio.
En ciertos escenarios, el endoscopista puede usar procedimientos específicos para tratar las complicaciones de la diverticulitis. Dentro de estos procedimientos encontramos ejemplos como el manejo de las fístulas colónicas, tratadas mediante colocación de prótesis (stents) a través de la endoscopia, o el tratamiento de la hemorragia diverticular, donde el endoscopista puede aplicar técnicas como la ligadura con banda elástica, inyección de agentes hemostáticos o termocoagulación para detener el sangrado activo.
“El endoscopista juega un papel crucial en el seguimiento de los pacientes que han superado un episodio de diverticulitis aguda. Una colonoscopia de vigilancia tiene como objetivos principales confirmar la resolución de la inflamación e identificar lesiones subyacentes, que puedan haber sido enmascaradas por la inflamación aguda o evaluar la necesidad de cirugía profiláctica en casos de diverticulitis recurrente o complicada”, añade el Dr. Ramón de Cárdenas.
Desde el punto de vista del endoscopista, la diverticulitis es una condición multifacética que requiere un enfoque cuidadoso, especialmente en la elección del momento adecuado para intervenir. Aunque las técnicas endoscópicas no suelen emplearse en la fase aguda, son esenciales para la evaluación y el tratamiento de las complicaciones asociadas, así como para el diagnóstico diferencial. Este rol destaca la importancia de una colaboración multidisciplinaria en el manejo de la diverticulitis, con el objetivo de optimizar los resultados para el paciente.