La Navidad dispara las jaquecas
INÉS ROIG (*)
Cada año, durante estas fechas, nos enfrentamos a un sinfín de preocupaciones y compromisos que pueden causarnos algo más que hartazgo. Las corales familiares de villancicos, las tardes eternas (y agobiantes) de compras, las luces navideñas, el exceso de comida y bebida… Todo eso puede producirnos dolor de cabeza…, en sentido literal. A continuación analizamos algunas cosas que desencadenan las temibles migrañas y las formas de protegerse de ellas para disfrutar plenamente de estas fiestas.
El estrés: De vacaciones, nada. Es tiempo de responsabilidades extra: comprar regalos, preparar cenas y comidas, llevar la vida social de un diplomático... No se sorprenda si al final de la jornada siente que la cabeza le va a estallar. Contra eso, nada mejor que intentar relajarse. Lo básico es aceptar que no tenemos superpoderes y que siempre habrá cosas que nos quedarán atrás.
Las comilonas: Comer ligero en Navidad es algo que, probablemente, ni pueda ni quiera hacer. Sin embargo, alimentos como el queso curado, el marisco, la carne de cerdo, el chocolate y bebidas como las alcohólicas y el café se encuentran entre las desencadenantes más comunes de migrañas. El magnesio, contribuye a aliviarlas. Alimentos ricos en magnesio: espinacas, almendras, nueces, avellanas, aceite de oliva y pipas de girasol.
Las luces: Algunas llevan encendidas desde noviembre, anticipando la que se nos viene encima. Lo cual no es lo más recomendable para aquellos que sufren de migrañas. Para muchos de los que padecen estos dolores la sensibilidad a la luz está íntimamente relacionada con su problema. De hecho, la luz brillante puede contribuir a desencadenar un ataque de migraña. Si es su caso, evite en la medida de lo posible admirar obnubilado la decoración luminosa de calles y escaparates.
La resaca: Después de una noche bebiendo cerveza, vino, champán y licores, se despertará con la sensación de que alguien le taladra el cerebro. No hay soluciones mágicas, más allá de mantenerse hidratado bebiendo mucha agua. Para los fuertes dolores de cabeza, mejor ibuprofeno que paracetamol.
Saltarse la rutina: Aunque la rutina sea la causante de algunos males modernos, tener un cierto control sobre las actividades diarias es beneficioso. Algunas personas encuentran que los cambios en sus rutinas contribuyen a padecer migraña. Por ejemplo, cambios en sus patrones de sueño o causados por largos viajes pueden preceder un ataque. Incluso cambios placenteros como unas vacaciones pueden influir. Lo mejor es marcarse un mínimo de horas de sueño al día e intentar cumplirlo. Si no puede hacerlo durante la noche, intente distribuir las horas a lo largo del día echándose alguna siesta.
Enero: Cuando ya se haya acostumbrado a lidiar con las complicaciones navideñas, tendrá que enfrentarse con la abrupta reincorporación a la vida cotidiana. Enero es el mes en el que se producen más ataques de migraña, mientras que agosto es el mes con menor índice. Y cabe recordar que durante la primera semana de enero aún estamos en fiestas. Si al término de estas se siente más cansado que antes de las vacaciones, es normal: la ciencia le confirma que su cuerpo necesita otras vacaciones.
(*) Farmacia Las Marinas.