Los aviones oficiales

  03/02/2014

Guillermo_Ares_Opinion

Mi amigo Matías decidió hacer una visita a su primo Eleuterio que vive en Hamburgo, por razones que no vienen al caso hizo el viaje en coche.

Tanta fue la mala suerte de Matías que cuando se decidió a volver, el coche tuvo una avería mecánica que desencadenó una serie de despropósitos que aquí les describo:

Matías llamó a su hermano en España para avisarle que estaba en problemas que retrasarían su regreso, el coche no va.

Iría a buscarte con mi coche, dijo el hermano de Matías, pero nuestro padre lo necesita para ir a Portugal.

Pasaba el padre por ahí, oyó la conversación y, un padre siempre es un padre, vete a buscar a tu hermano que yo le pido a tu primo de París que me preste su coche para ir a Portugal.

La madre de Matías no puede evitar oír semejante desatino y con los brazos en jarra se para ante la puerta y dice:

Aquí no se mueve nadie, Matías que alquile un coche en Hamburgo y su mujer que espere para traer el coche reparado, tu padre se va a Portugal en tu coche, cómo va a hacer venir al primo desde París, así nos ahorramos tu viaje de ida y vuelta a Hamburgo y el de París a España más la vuelta a París, además de no deber favores por muy primo que sea.

Ahora, llevemos esto a la insólita decisión de los lumbreras que organizaron la logística del rescate de Felipe.

Miles de litros de combustible, docenas de personal demás, dietas, hoteles, desgaste de máquinas...

¿Nadie tiene una madre que se ponga con los brazos en jarra para que ponga un poco de orden en estos desatinos insólitos?

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