Nos quitan parte de la tele
Los intereses de siempre, aquellos del poder y del dinero vuelven a recortarnos la vida cotidiana, esta vez por donde tanto nos duele...la tele.
Con este nuevo recorte ya no podremos ver siete veces a la semana el mismo capítulo de nuestra serie preferida, ese que habla de Zapatero como presidente cuando todos queremos olvidar un pasado tormentoso de nuestra historia reciente.
Tampoco podremos ver programas concurso grabados en la calle mostrando locales abiertos que ya han cerrado hace varios años.
Lo cierto es que haciendo un poco de zapping se hacía divertido ver el mismo anuncio en varios canales a la vez.
El bajo nivel de la audiencia, que no "de audiencia", permitió estos últimos años que la televisión se haga cada vez de peor manera, menos profesional que nunca, sin exigencias por parte del espectador la realización y emisión está siendo un verdadero derroche de mal hacer.
Quién no se ha quedado sin saber el final de cualquier programa que fue cortado en cualquier parte para iniciar el programa siguiente y no para anunciar el fin del mundo o la invasión del Planeta por extraterrestres.
De todos modos, como ya lo habíamos visto en su momento hace años atrás y repetido varias veces durante las últimas semanas, no nos perdimos nada.
Lo lamentable de la televisión actual es la cantidad de basura que emite, la cantidad de espectadores que están encantados con ella y la escandalosa actuación de famosos y famosas que se apuntan a programas de preguntas y respuestas dando auténticas pruebas de su ignorancia como resultado del cambio de estudios por pantalla.
Así las cosas, parece que no vamos a perder mucho, unos cuantos parados más que no han aprendido nada durante estos años pero aumentarán sus historiales de experiencia con los que engañar a alguien en un futuro no muy lejano y poco más.
Entre las líneas de este nuevo recorte se puede leer la falta de democracia que tenemos con este gobierno, en este caso, porque recorta de un plumazo un grupo de medios de comunicación poderosos que pueden dañar las campañas políticas próximas.
Alguien me quiere engañar, España no ha cambiado en cuarenta años.