Perros y playas

  02/02/2015

Guillermo_Ares_Opinion

Empezaré diciendo que mis perros disfrutan de de muchos días de playa en verano e invierno, sueltos, felices, echan carreras, hacen agujeros, buscan su presa, nadan a varias docenas de metros mar adentro y nunca hubo ningún incidente.

No diré en qué playas, baste saber que entre Alicante y Valencia son varios los puntos donde pasamos gran parte del día o damos kilométricos paseos de larga duración.

Como en otras tantas cosas, los Ayuntamientos deberían mojarse los pies, llenarse las nalgas de arena y averiguar qué y cuántas son las normativas a aplicar para que tanto esfuerzo no sea inútil.

Del mismo modo que, quienes dedican tiempo y esfuerzo en pedir, no se conforme con "un poco", porque ese poco después no ayuda a resolver las necesidades de nuestros perros.

En Gandia, por ejemplo, la Cani-Playa tiene horario de 9 a 21 en verano y no existe en invierno.

Sus cuidadores vigilan que se cumplan las más estúpidas normas que una playa para perros pueda tener.

Deben estar atados en la zona de arena, de la seca y húmeda, es decir, sólo pueden estar sueltos dentro del mar.

Así se resuelven otros posibles problemas, a mi entender, sólo habría que cambiarle el nombre por "playa para perros atados".

En Moraira, este sábado 31 de enero se inaugura un parque para perros, zona vallada dentro de otro gran parque, fuente de agua, papeleras y bancos para humanos.

En este acto se informa a los asistentes, por parte de profesionales de la educación canina, sobre algunas medidas a tomar para que ese espacio sea de disfrute y no un problema.

Las playas son igualmente áreas que si no se utilizan con responsabilidad por parte de los propietarios de mascotas, pueden surgir situaciones comprometidas entre los animales ya que cualquier inesperada reacción puede desencadenar una pelea entre los perros más tranquilos.

Son trucos sencillos como mantener la zona activa, es decir que los perros no tengan tiempo de estar quietos mirándose entre ellos, mientras corretean, huelen o buscan no se centran en discusiones.

Otros aspectos a cuidar es el modo de entrar en estos espacios que en playas disminuye el riesgo al no estar vallados.

Sugiero a quienes quieren playas, que no reclamen sino que soliciten, que no den palos de ciego sino que se sienten en el despacho que corresponda con argumentos inteligentes y voluntad de acuerdos.

A quienes tienen el despacho, que bajen a la calle, que piensen en que "campaña" hay que hacer durante toda la legislatura, fundamentalmente y, por una vez en la vida, busquen el asesoramiento de buenos profesionales independientes de verdad que quieran realmente el bien de los perros y no efímeras medallas o facturar un trabajo.

Una playa para perros no es un tema de urbanistas, arquitectos, técnicos varios o políticos, "hay que saber de perros y sus necesidades".

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