Ser padres
Verónica Monsonís (*)
Ardua y difícil labor... SER PADRES.
Los bebés no llegan con manual de instrucciones, ni tampoco existe ninguna escuela que enseñe este precioso “oficio”, quizás el más complicado de cuantos existen actualmente. Ser padres se convierte en toda una aventura, una vez que, tras el hospital, se llega a casa.
Cada bebé es único y, aún teniendo todos necesidades iguales, la forma de satisfacerlas no va a ser la misma. Todos tienen que comer y dormir, pero no todos tienen el mismo patrón de sueño, ni el mismo horario de comidas...
Del mismo modo, todos los padres pensamos que nuestros hijos son los más listos, los que primero “dicen”, los que primero “hacen”... Da igual que sea el primero que el último, lo importante es que se encuentre dentro del intervalo normal marcado por los pediatras; nadie mejor que ellos va a sabernos guiar en este camino de la crianza. Lo importante es que nosotros, como padres, seamos capaces de enseñar a nuestros bebés a estimular su autonomía, a crecer en el respeto mutuo, establecer normas o límites comprensibles y coherentes para ellos; todo desde el amor, la paciencia y la tolerancia; es un desafío diario que vale la pena afrontar.
Ya durante el transcurso del embarazo, nos hacemos la idea de cómo será nuestro bebé cuando nazca, e incluso a qué colegio lo llevaremos cuando tenga 3 años (¡!); también solemos plantearnos cómo será nuestra vida con él... nos ponemos la meta de ser “padres modelos”, sin tener en cuenta que ¡el padre ideal no existe! ... y es sano que así sea. Los padres debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y capacidades, sabiendo buscar día a día nuevas formas para educar, lo que va a suponer, también para nosotros, un proceso de adaptación y crecimiento.
Nuestro objetivo tiene que ir encaminado a comunicarnos con ellos; da igual que sean bebés, que niños más adultos, todos tienen su manera de comunicarse... El bebé se comunica a través del llanto, agitando el cuerpo, balbuceando, etc., por eso es importante hablarles, mostrarles nuestro afecto, reforzarles positivamente... Los niños y adolescentes se comunican de muchas maneras, de ahí que sea imprescindible establecer un diálogo con ellos, y comunicarnos; no hablarles a los hijos, sino hablar con los hijos. ¡Qué importante es saber qué cosas les están pasando en su cabeza y en su corazón, lo que hablan en los recreos del colegio, lo que hacen el fin de semana, qué piensan y opinan sobre “esto o aquello”...
Recuerda que debemos darles el espacio para equivocarse y aprender de sus errores, pudiendo generar así conocimientos adquiridos por ellos mismos. Nuestra tarea no es sencilla y consiste en poder transmitirles de la forma más amorosa posible cuáles son las normas y los valores a tener en cuenta para el desarrollo de su propia vida. Para todo ello, con el fin de ayudar a los padres a aumentar sus habilidades y recursos para educar, se han creado actualmente Las Escuelas de Padres, una buena alternativa a la angustia que sienten algunos padres por pensar que las cosas no las están haciendo bien y que, por ello, no son unos buenos padres...¿Estáis seguros?
No olvides que los padres perfectos no existen, pero sí aquellos volcados en una correcta educación para sus hijos.
(*) Psicóloga.