Desperdicio 0, algo más que una moda
R.R.F.
Marta es una joven de 25 años que acostumbra a hacer uso de una conocida aplicación para “pillar” alguna de sus bolsas sorpresa. “Son alimentos que están buenos, a punto de perecer, pero todavía aptos para su consumo”, comenta. En los últimos años, se han puesto muchas iniciativas en marcha para luchar contra el desperdicio alimentario. Varias apps ofrecen productos a mejor precio antes de que caduquen, nos brindan la posibilidad de hacer intercambios o, como en este caso, hacer la reserva del paquete sin saber cuál será su contenido pero a un precio muy por debajo del habitual. Un estudio del Banco de Alimentos de Madrid estima que en España se desechan cerca de 8 millones de toneladas de comida valoradas en 12.000 millones de euros, lo que nos coloca en el séptimo país europeo con mayores pérdidas. El gobierno prepara una ley de pérdidas y desperdicio alimentario y se ha comprometido a reducir este último al 50% con miras al año 2030. ¿Y nosotros? ¿Cuál es nuestro compromiso?
Como Marta, son muchas las personas que hacen uso de la app Too Good to Go. Algunas por convicción, por militancia, por un compromiso ético y medioambiental, por aquello de que hay que evitar que la comida se tire a la basura cuando hay millones de personas en el mundo que mueren de hambre. Otros encuentran en estas apps una oportunidad de obtener comida barata, reducir el gasto en alimentación y además potenciar el ahorro. Incluso hay quienes recurren a ella por ese componente divertido que le otorga el factor sorpresa, el no saber qué te pondrán hoy en el paquete.
En La Nau d’Orozco llevan más de un año aportando paquetes sorpresa a la aplicación. “Se utiliza mucho, más de lo que la gente se cree”, advierte Silvia Orozco. De entrada, La Nau pone a diario disposición de la clientela dos cajas de frutas y verduras a través de ella. En verano o si ve que hay mayor disposición de alimentos de corta duración, aumenta el número de cajas. “A veces aún no has puesto las cajas para el día siguiente y ya las han reservado”, señala. Como ella dice, “no son alimentos que estén en mal estado, tal vez tomates maduros, lechugas pequeñas que sabes que no van a tener salida mañana, alcachofas que empiezan a ponerse un poco negritas… pero nada con moho ni podrido, todo que sea bueno y se pueda comer”, explica. La recogida siempre es a la misma hora y el precio de sus packs no varía: 2,99 euros para unos productos que costarían 9.90 euros. O eso es lo que indica la app, “porque siempre pones de más, sabes que de otro modo acabarás tirándolo, así que llenas la caja un poco más -añade- y la gente se va supercontenta”.
¿Dónde está el negocio? “No hay negocio”, responde Silvia, “la aplicación gana más que yo”. “Evitas que la fruta y la verdura se vayan a la basura, al final del día no tiras nada y sabes que otro lo aprovecha”, puntualiza.
Eso fue lo que la convenció cuando le plantearon la posibilidad de incluir el negocio en una aplicación que presume de declarar la guerra al desperdicio y en la que también figura el puesto del Mercat Municipal de Dénia, Frutas y Verduras Orozco, que regenta la familia. Por su experiencia en ambos negocios, sostiene que los usuarios de este método de compra no responden a una tipología concreta. “Viene todo tipo de gente, sobre todo valencianos y madrileños que tienen casa aquí”, señala, “pero cada vez hay más usuarios de Dénia, sobre todo jóvenes, parejas recién casadas o con hijos”. No son precisamente personas con pocos recursos, sino que “hay también gente con alto poder adquisitivo”.
En Herbolario Navarro, que lleva más de dos años en la app, los primeros clientes fueron extranjeros. “Sobre todo franceses que conocían la aplicación en su país”, dice Irene Cardona. Poco a poco, se ha ido notando como cada vez son más los locales quienes hacen uso de ella. Asegura que “en general el cliente sabe lo que está comprando, está concienciado de que hay que evitar desperdicios y sabe que con esta fórmula puede seguir comprando calidad y más barato”.
El 50% de usuarios que reservan su pack son clientes fijos del establecimiento, “que nos conocen y saben lo que tenemos” y que compran “más por conciencia que por necesidad”. El número de paquetes diarios que sacan oscila entre 1 y 4 y, como en el caso anterior, nada más se hace pública la oferta en la app “vuelan”. Suelen llevar producto fresco con fecha corta de consumo recomendado, de uno o dos días. Entre los usuarios, los hay que realizan varios pedidos al día en establecimientos distintos -explica Irene- para que no se tire nada, como una manera de aprovechar o reciclar. “Incluso hay quienes luego nos devuelven las cajas para que las reutilicemos”, indica. Con paquetes a 3,99 sobre un precio de venta de 12 euros, sostiene que “nosotros no lo hacemos para ganar nada sino para evitar que se desperdicie, y ellos en realidad no están comprando sino salvando”.
También panaderías, restaurantes, supermercados y grandes superficies se han sumado a una iniciativa que es algo más que una moda. Los supermercados masymas se adhirieron al Too Goog to Go en septiembre de 2020. En julio realizaron una prueba piloto en algunos supermercados y, vista la buena acogida que tuvo -relata Noelia Fornés-, la expandieron al resto: 120 supermercados en la Comunitat Valenciana y la región de Murcia. En su caso, no es que se tire mucho. “Nuestra forma de trabajar es ajustar al máximo la oferta a la demanda para ofrecer en todo momento nuestros productos con la máxima calidad y con una fecha de caducidad lo más larga posible”, explica la directora de Marketing y Relaciones Externas de la empresa. En el pack no solo entran productos con fecha de consumo preferente próximo, sino también otros con defectos en el embalaje. Sumarse a la iniciativa es para masymas algo más que una moda. “Unirnos a esta iniciativa refuerza nuestro compromiso con la sostenibilidad”, señala Noelia, “luchamos por el desperdicio alimentario y además reducimos el impacto medioambiental que supone”. Los resultados no pueden ser mejores: en poco más de un año han conseguido salvar 100.000 packs y han recibido la felicitación de muchos clientes por ofrecer este servicio en todos sus supermercados. La acogida ha sido similar entre unos y otros, sin grandes diferencias, y el perfil del comprador se ajusta a personas de entre 35 y 55 años, a quienes agradece sus apoyo “a una iniciativa en pro de la sostenibilidad”.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en los hogares españoles se tiran anualmente a la basura 1.364 millones de kilos de alimentos, una media de 31 kilos por persona en 2020. Salvar comida ayuda a reducir el desperdicio alimentario y las emisiones de CO₂. Y podemos hacerlo de muchas formas. También desde nuestras casas. ¿Cómo? Comprando de forma responsable, ajustando las elaboraciones al número de comensales, conservando bien los alimentos y reutilizando las sobras para otros platos u otras recetas.