Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP): una perspectiva desde la ginecología
Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP): una perspectiva desde la ginecología
El Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) es la patología hormonal más frecuente en adolescentes y mujeres en edad reproductiva, afectando a un 15% de éstas. Se caracteriza por alteraciones menstruales, hiperandrogenismo y presencia de múltiples folículos en los ovarios (lo que les confiere el aspecto de poliquísticos). No sólo afecta su salud reproductiva, sino que también tiene implicaciones metabólicas y psicológicas.
La Dra. Eugenia Romaguera, ginecóloga del hospital HLA San Carlos, explica que “para llevar a cabo el diagnóstico del Síndrome de Ovarios Poliquísticos nos basamos en los Criterios de Rotterdam, que requieren la presencia de dos de los siguientes tres criterios: irregularidades menstruales (ovulación menos frecuente de lo habitual o ausente), hiperandrogenismo clínico (acné y vello excesivo en cara y/o cuerpo) o analítico (elevación de andrógenos en sangre) y el hallazgo en la ecografía de 12 o más folículos en uno de los dos ovarios”. Es importante descartar otras causas de hiperandrogenismo o disfunción ovulatoria antes de confirmar el diagnóstico de Síndrome de Ovario Poliquístico.
Aunque la causa no está clara, parecen estar implicados factores genéticos y ambientales. Se asocia a un exceso de producción de andrógenos y resistencia a la insulina.
Los síntomas o manifestaciones del SOP varían ampliamente entre las pacientes, pero las más comunes incluyen irregularidades menstruales, hiperandrogenismo, infertilidad u obesidad.
Las pacientes con SOP tienen mayor riesgo de padecer: diabetes tipo 2, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, enfermedades cardiovasculares, cáncer de útero e infertilidad.
El tratamiento del Síndrome de Ovario Poliquístico debe ser multidisciplinar y personalizado según los síntomas predominantes de la paciente y sus objetivos reproductivos. Los principales tratamientos incluyen modificaciones en el estilo de vida como pérdida de peso y hacer ejercicio; el uso de anticonceptivos hormonales combinados en pacientes con irregularidades menstruales; y/o fármacos inductores de la ovulación en mujeres que desean concebir. “También es muy importante el apoyo psicológico para tratar problemas emocionales asociados”, comenta la Dra. Romaguera.
La identificación temprana, el tratamiento personalizado y la prevención de complicaciones metabólicas son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las mujeres que padecen este síndrome. La investigación continua es necesaria para entender mejor su etiología y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas.