Casa Meua és Casa Teua hace parada en Jesús Pobre

Casa Meua és Casa Teua hace parada en Jesús Pobre
  19/02/2022

Poco queda de aquel Casino del Ferrer que abría sus puertas allá por el año 1918 en el Carrer Major de Jesús Pobre. O tal vez más de lo que nos imaginamos. Porque Casa Rosita, nombre con el que ahora se conoce aquel establecimiento que montó Francisco Puig a principios del siglo pasado, sigue siendo un referente en la población. El negocio ha pasado de generación en generación y el próximo jueves, con más de 100 años de historia e historias a sus espaldas, será el protagonista de la cena de Casa Meua és Casa Teua, el progra-ma con el que Els Magazinos y Cervezas Turia homenajean a los restaurantes que han puesto a la gastronomía de la Marina Alta y de Dénia en el punto de mira. 

Luis y Rosita Pons Puig, los biz-nietos de aquel hombre que abrió el casino de Jesús Pobre, están al frente de un local que ha hecho una fi rme apuesta por la tradición y el producto fresco. Su carta, además, ha sabido adaptarse a las nuevas exigencias del mercado sin perder autenticidad. Conserva platos y tapas clásicos, los de toda la vida, y ha ido incorporando otros que han conquistado los paladares de los asiduos al restaurante. El mejor ejemplo, la paella de ceba, magre i sépia, una creación de su padre que se ha convertido en reclamo y seña de identidad. 

El Casino del Ferrer era el punto de encuentro de Jesús Pobre, el lugar a donde ir a tomar el vermut y también donde se hacía el baile. 

Ocupaba solo una parte del local actual, la de la entrada, y “no era un bar como los de ahora, era un lugar de reunión donde además del vermut y los cacahuetes se servía poco más”, explica Rosita. El ne-gocio fue regentado por Francisco Puig Costa, uno de los tres hijos del fundador, y su esposa, Salva-dora Costa. Más tarde, en 1964, tomaría las riendas el matrimonio formado por la hija de estos, Rosita Puig Costa, y Luis Pons. 

Ellos, tercera generación, fueron quienes le pusieron el nombre de Bar Rosita y también quienes incorporaron la cocina. Eligieron una carta sencilla, pero con mucha personalidad: embutido, chuletas de cordero, alcachofas, anchoas, pan tostado con allioli casero y vino del terreno. Platos muy “de la terreta” que se convirtieron en icono del restaurante y de Jesús Pobre en los años en que empezó a despuntar el turismo y cuando apenas había restaurantes que pudieran satisfacer su demanda.

En el año 1987, tomó el relevo la cuarta generación, los herma-nos Luis y Rosita Pons Puig, ella jefa de cocina y él al frente del servicio. “De la escuela vinimos aquí”, indica Luis, “toda la vida detrás de la barra”. El suyo es un negocio familiar que ha sabido mantener el cuño que imprimieron sus padres y al que también están vinculadas sus parejas, Mª Rosa y Jaume. Dicen que las crisis hay que verlas como oportunidades, y eso fue lo que ellos hicieron en el 2008. 

Introdujeron algunos cambios en la carta, muchas tapas, postres caseros. “Las cosas cambian y evolucionan, como ha ocurrido en toda la hostelería”, señalan. 

Quienes gozan de la cocina mediterránea encuentran hoy en Casa Rosita buenos menús de lu-nes a viernes, platos tradicionales, como el puchero, l’arròs a banda o l’arròs amb fesols, un buen surtido de tapas, carne y pescado frescos y los ya mencionados postres caseros. ¡Ah, importante! 

Y la garantía de que los productos son de proximidad y de temporada, muchas veces procedentes dela huerta familiar. La chimenea con-f i ere al local un ambiente cálido y agradable en invierno y el patio interior es perfecto para el verano, aunque ahora la demanda está casi igualada en una estación que en otra. Como dice Luis, “desde que llegó la pandemia el frío se ha terminado”, bromea.

Su clientela se nutre de vecinos de la zona, de la Marina Alta, tam-bién de valencianos y madrileños -sobre todo en las vacaciones de verano, Semana Santa o Navidad- y algunos residentes extranjeros. 

“Quien viene sabe a lo que viene”, y sabe que en Casa Rosita encon-trará la comida de siempre y alguna novedad. Como el fl an de cassalla, que junto a la tarta de calabaza de la casa rematarán el menú del jueves 24. Se servirá a partir de las 21 horas y estará compuesto por pan con allioli, escombros, pelota de puchero, ensalada de tomate con cebolla y samorra, embutido, capellà a la llama con tomate seco, alcachofas asadas y chuletas de cordero. Una buena propuesta para reencontrarse con Casa Rosita, un clásico que no deja de estar de moda. Las plazas son limitadas y las reservas se pueden hacer al teléfono 96 575 64 08.

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