INÉS ROIG (*)
Ahora que los españoles se han unido en la tarea de aplanar la curva de la pandemia de coronavirus, a base de distanciarse, es responsabilidad de cada uno vigilar sus propios síntomas.
Esto puede suscitar dudas porque algunas de las señales de la infección pueden originarse a consecuencia de los resfriados, las gripes y la alergia, que también se dan en esta época del año. La prudencia manda extremar las precauciones ante la menor sospecha, ya que es la manera más efectiva de frenar la expansión del virus, pero vale la pena conocer los síntomas más comunes con la mayor profundidad posible.
Entre ellos está la tos, que, en general, puede ser seca o productiva. Lo importante es que solo la seca, típica de las infecciones virales, se cita como síntoma común del nuevo coronavirus. Saber diferenciar este tipo de tos no debería considerarse suficiente para hacer un diagnóstico a no ser que uno sea un profesional sanitario, pero la información puede tranquilizar. Y mantener la calma también es necesario en el contexto de cuarentena actual.
La característica que más claramente se aprecia en la tos seca, la que está relacionada con el nuevo coronavirus, es que no produce expectoración, no llega acompañada de moco y a menudo provoca dolor en la garganta o en el pecho, además de la molesta irritación. La tos seca puede estar causada por la infección de un virus o de una bacteria, y también por agentes externos como el humo de los cigarrillos. De hecho, es común en los fumadores.
Una de las consecuencias de la tos seca es que hace que descansar por la noche sea bastante difícil. Eso provoca un cansancio generalizado, que, junto a la fiebre, también es un síntoma común de las infecciones del nuevo coronavirus. También puede ser la señal de un caso de gripe. Según la evolución de la infección, la tos de la gripe puede pasar de seca a productiva. La tos productiva es la otra gran clasificación a tener en cuenta para valorar este síntoma.
La característica más clara de la tos productiva, que es típica de infecciones como la que provoca el resfriado, es que sí arroja moco.
En general, la expulsión súbita de aire que produce la tos alcanza la sorprendente velocidad de 160 kilómetros por hora. Esta cualidad es un mecanismo muy eficaz para despejar los conductos respiratorios, pero también es determinante en la expansión de los patógenos que infectan a través del sistema respiratorio, como el nuevo virus. Las gotas que el organismo expulsa contienen patógenos que pueden acabar reproduciéndose en otras personas. Por eso es fundamental usar las mascarillas adecuadas ante la más mínima sospecha de infección, y tapar la boca con la parte interior del codo en lugar de usar las manos, que también son vehículos de transmisión eficaces.
(*) Farmacia Las Marinas.