Verónica Monsonís (*)
Sois muchos los que me habéis hecho llegar vuestras consultas sobre “como pasar las Navidades sin vuestros seres queridos”, así que a continuación os hablo un poco a cerca del tema.
A pesar de saber que la muerte es un hecho inevitable, en la mayoría de las ocasiones nunca estamos lo suficientemente preparados como para poder afrontar, y luego superar, la muerte de un ser querido; En especial porque no solo perdemos a esa persona físicamente, sino todo lo que nos unía a esa persona, el papel que ocupábamos en su vida y el que, sobretodo, ella desempeñaba en la nuestra.
En Psicología hablamos de una serie de fases en el duelo por las que suelen pasar la mayoría de las personas. Se pasa de la negación a la culpabilidad, de la aceptación a la identificación propia con la persona que ha fallecido, y lo que nunca podremos evitar es sentirnos vacíos y tristes porque ese ser querido ya no se encuentra con nosotros.
Son sentimientos que se acentúan aún mucho más en Navidades, ya que se trata de una época familiar que desde la antigüedad ha sido defendida como una celebración religiosa y espiritual en la que todos debemos ser felices y mantenernos unidos. Tenemos que tener en cuenta que es normal sentir algo de tristeza y melancolía en estas fiestas, porque en momentos pasados las vivimos con aquellos familiares o seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros. Sentimos que la Navidad ya no es la misma porque esas personas ya no están, pero no hay que olvidar que podemos seguir viviendo la Navidad con alegría y con felicidad, si la tomamos como otro momento más en nuestras vidas, como otra época más del año, en la que nos reunimos con la familia y en la que hacemos regalos.
Durante el proceso del duelo, se recomienda que una de las mejores maneras de intentar afrontar y superar la muerte de un ser querido es la de aceptar que esa persona ya no se encuentra físicamente a nuestro lado, pero eso no impide que espiritualmente sí siga presente, en nuestro corazón, en nuestro pensamiento, y en nuestros quehaceres cotidianos.
Seguro que tenemos muchos motivos por lo que sonreír cada día, y seguro que no tenemos por qué pasar solos las Navidades: familia, amigos, compañeros... Todos ellos nos ayudarán sin duda en esos momentos que creemos difíciles y en especial nos ayudarán a mostrar la mejor de nuestras sonrisas.
¡FELIZ NAVIDAD¡
(*) Psicóloga. Master en Psicología Clínica.