“Con quínoa” no significa que sea más sano
INÉS ROIG (*)
La quínoa está de moda. No tenemos más que echar un vistazo a la infinidad de productos que la están incorporando como ingrediente, destacando su presencia en el etiquetado, aunque muchas veces la cantidad en la que esté presente en el producto final sea ridícula.
Este pseudocereal es una opción más si queremos complementar nuestros platos de comida con una buena fuente de hidratos de carbono y algo más de proteínas que lo que nos aportaría una ración de arroz o cuscús integral. Pero no se trata de ningún súper alimento, como nos la suelen vender, con el poder de transformar un producto insano en algo saludable por arte de magia.
Los productos comestibles altamente procesados (ultraprocesados), con o sin quínoa, son elaborados principalmente con ingredientes industriales y poco saludables. El ultraprocesamiento no tiene como objetivo crear alimentos más nutritivos o sanos, sino elaborar productos que duren mucho, sean apetecibles y sobre todo rentables.
Muchos productos ultraprocesados se promueven y se ofrecen por mecanismos que son engañosos, pretendiendo imitar a los alimentos naturales o platos tradicionales, usando aditivos que reproducen aromas, sabores y colores. Por otra parte, a menudo estos productos se publicitan con imágenes y mensajes en la etiqueta o publicidad, para atraer consumidores, creando una falsa impresión de ser saludables, mediante la adición de vitaminas, minerales y otros compuestos, lo que permite a los fabricantes hacer “alegaciones de salud”, que son falsas.
¿Por qué nos podemos encontrar productos etiquetados “con quínoa” con cantidades ridículas de quínoa? Pues porque la legislación lo permite y porque poner “con quínoa” hace que el producto en cuestión parezca más saludable de lo que en realidad es.
Las declaraciones nutricionales son esos anuncios que suelen ir en la parte frontal de los productos, en los que los fabricantes nos resaltan alguna característica del producto, como por ejemplo “bajo en grasas” o “alto contenido en fibra”. Están autorizadas solo unas pocas declaraciones nutricionales, pero los fabricantes pueden anunciar que su producto contiene un determinado ingrediente, como en este caso la quínoa. Por este motivo, nos podemos encontrar desde chorizos hasta chocolatinas etiquetadas “con quínoa” independientemente de la cantidad que contengan.
El consumo de productos ultraprocesados como la bollería industrial, las galletas y los embutidos está directamente relacionado con la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades, junto con la obesidad y la diabetes, son las causantes del mayor número de muertes en la actualidad.
Es fundamental que las personas no solo sepan lo que tienen que comer en mayor o menor cantidad, sino que también conozcan que el grado de procesamiento (formación o transformación) que ha sufrido un producto puede disminuir su calidad nutricional y contribuir al desarrollo de enfermedades. Aunque nos lo anuncien como todo lo contrario.
(*) Farmacia Las Marinas.